martes, 30 de octubre de 2007

El poder femenino y la coquetería instantánea

La coquetería femenina es, también, un arma de la mercadotecnia política. Debe ser, sin embargo, coquetería cuidadosamente calculada. Coquetería que, en caso de ser denunciada como manifestación de frivolidad, tenga siempre la respuesta, también de indignación fingida y calculada, del feminismo políticamente correcto.

Una estupenda fotografía de la agencia Notimex muestra a Cristina Fernández de Kirchner haciendo un coqueto gesto de sorpresa – abriendo inmensos los ojos perfectamente maquillados, mientras su cuidado cuerpo se curva hacia delante- al momento de emitir su voto el domingo pasado. Coquetería instantánea o instantánea de la coquetería del poder. Recuérdese que "instantánea", como sustantivo, es, dice el diccionario, la "fotografía así obtenida".

Inevitablemente peronista, argentina de nacimiento y biográficamente "progresista", Cristina y su parafernalia política son cursis. Faltó añadir que también están ella, y el aparato de propaganda que la rodea, inmersos en la coquetería, en el cuidado casi obsesivo del cuerpo y de la imagen que proyecta.

El 20 de julio pasado, la editora de modas del diario The Washington Post, Robin Givhan, criticó a Hillary Clinton por lucir un escote demasiado pronunciado durante una audiencia en el Senado. "Exponer un escote en un marco que no tiene que ver con cocktails y hors de ouvres – escribió- es una provocación".

Mas reveladora que la crítica – y que el escote- fue la indignada respuesta de Ann Lewis, una de las principales asesoras de Hillary: "Francamente ocuparse del cuerpo de las mujeres en vez de prestar atención a sus ideas es insultante". ¿Qué revela tal respuesta? Un fingido feminismo puritano - ¿las políticas son incorpóreas?- y, tal vez, revela también que la senadora Clinton necesita recurrir, a veces, a un escote para no mostrar - ¡horror!- ideas que le resten votos.

En este sentido, la futura presidenta argentina es menos pacata: Se cuida mucho porque se gusta y se gusta mucho – encantada de conocerse en el espejo, como casi todos los políticos- porque se cuida. Detestaría volverse incorpórea o tan poco coqueta como la primer ministro de Alemania, Ángela Merkel, o su vecina chilena, Michelle Bachelet. Detrás de cada lente fotográfico o de cámara de televisión está, para Cristina, un espejo.

Después de todo, señora Lewis, un escote es un escote, y cuando distrae de las ideas (si las hay) está fuera de lugar.

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lunes, 29 de octubre de 2007

La receta africana

Para variar ya no nos fijemos en lo que hicieron las economías desarrolladas para serlo, invirtamos la fórmula: Veamos qué ha hecho África para retroceder y…hagamos todo lo contrario.

Una patera es una embarcación pequeña de fondo plano, sin quilla. Cada año miles de africanos intentan llegar a España o a Italia hacinados en esas precarias embarcaciones. ¿Por qué? Porque huyen de la miseria; se arrojan al mar en las pateras para alejarse, aunque sea un pequeño escalón, del infierno.

El economista español Juan Velarde Fuentes resumió ayer en unas cuantas líneas en el periódico ABC las causas de la miseria de un continente que, teniendo una riqueza envidiable en materias primas y recursos naturales, retrocede en lugar de avanzar. La emancipación, la independencia de regímenes coloniales, de forma absurda se han traducido en mayores penalidades, ¿por qué?

Aprovecho algunas ideas de Velarde para dar mi propia versión de la receta africana, infalible para lograr la miseria creciente y perpetua:

1. Por regla general los países africanos padecen gobiernos profunda y extensamente intervencionistas; súmese a ello que sus burocracias no sólo son proverbialmente incompetentes y autoritarias, sino corruptas.

2. Campea en la mayor parte de África una inseguridad jurídica espantosa; los poderes judiciales distan de ser independientes y se puede esperar cualquier cosa de ellos menos la aplicación lisa y llana de la ley.

3. Dos principios más o menos generalizados en el llamado mundo occidental están ausentes en la mayor parte de África, más aún, son profundamente repudiados: A. El respeto a los derechos de propiedad y B. Los rudimentos de una democracia liberal.

4. La cereza en el pastel es la ayuda paternalista – y no pocas veces hipócrita- que recibe África de los países desarrollados y de organismos como las Naciones Unidas: Ha servido para enriquecer a gobiernos corruptos y despóticos, casi nunca promueve las iniciativas individuales, no gubernamentales, de los africanos (porque desconfía de ellas) y, además, le da el pretexto perfecto a los políticos locales – ávidos de poder y riqueza personal- para culpar de todos los males de África a los malvados de occidente; en este sentido, la mala conciencia de los filántropos paternalistas fabrica el perfecto chivo expiatorio.

Cualquier semejanza con América Latina NO es casualidad.

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domingo, 28 de octubre de 2007

La peligrosa cursilería “progresista”

Cristina Fernández de Kirchner según todos los indicios será presidenta de Argentina. ¿Qué le añadirá a la gestión de su marido? Un poco más de cursilería, el sello de la casa “progresista” en América Latina. A este paso también perderemos el siglo XXI.


Ojalá mañana lunes, después de las elecciones en Argentina, aún permanezca la página oficial en la red de la candidata Cristina Fernández de Kirchner (CFK). Es un monumento “kitsch” de mercadotencia política – que de suyo tiene una tendencia irrefrenable a lo “kitsch” como advirtió Milán Kundera- que abreva en los charcos del “progresismo” sentimentaloide de los años 70 del siglo pasado.

La “biografía” de la candidata es una secuencia de fotografías que muestran a Cristina en distintas etapas de su vida, como los videos que algún artista aficionado realiza en honor de la festejada en las celebraciones de quince años. Las imágenes de Cristina se van desgranando – han de perdonar los lectores el verbo; la cursilería es contagiosa- mientras se escucha la voz de Mercedes Sosa, con un bonito acompañamiento de guitarra, cantando “La canción es urgente” de Teresa Parodi: “…quiero darte la hora, con las ganas que tengo, con el nombre de todos los que no se rindieron…que si vamos cantando no podrán detenernos… que es la hora del pueblo, que es la hora del grito, que es la hora del pueblo… que tu voz la levante…y que suene a victoria cuando rompa el silencio…”.

Que eso sea lo más memorable del sitio en Internet de CFK ya es toda una definición. Unos gramos más de emotividad y CFK tendrá que copiar la consigna del Plan de Desarrollo Económico y Social de Hugo Chávez en Venezuela, cuya meta es lograr “la suprema felicidad social”.

¿Cuánto cuesta sostener estas ilusiones? En los últimos cuatro años en Argentina ha costado un incremento de más de 220 por ciento en el gasto público, financiado por los altos precios del trigo, de la soya y del petróleo, entre otros bienes primarios exportables. Ha costado falisificar el índice de precios, prohibir las exportaciones de carne, repudiar gran parte de la deuda, incumplir con el suministro de gas a Chile, truquear las cifras del balance fiscal...(ver "171,000 millones de razones para votar" de José Luis Espert aquí).

¿Cuánto va a durar la ilusión? Nadie lo sabe, pero no es eterna. ¿Si vamos cantando no podrán deternos? ¡Qué lindo!

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jueves, 25 de octubre de 2007

Los dólares buenos y los dólares malos

A ver si entendí bien: ¿Si los dólares vienen de Estados Unidos, sin intermediarios, para combatir el narcotráfico son dólares malos, pero si los dólares vienen también de Estados Unidos, pero a través del gobierno de Chávez, para “fortalecer movimientos alternativos” son buenos porque sirven para crear un nuevo polo de poder en el continente?

Son muy chistosos los políticos. Les brotan ronchas patrioteras apenas oyen hablar de una posible colaboración, en efectivo, del gobierno de Estados Unidos para combatir el narcotráfico en México – un negocio que no existiría sin un apetito notable por el consumo de drogas en el mismo Estados Unidos-, pero en sus narices otro gobierno extranjero, el de Venezuela, propone explícitamente financiar en México “movimientos alternativos” de carácter político y no sólo se quedan impávidos sino que algunos, tal vez, hasta se benefician, para sus propósitos de cerril oposición, de dicho financiamiento extranjero.

También es chistoso el gobierno de Estados Unidos porque, tal vez sin advertirlo, financia los propósitos de Hugo Chávez en su contra comprándole petróleo a raudales. Allá ellos y sus apetitos.

El asunto que nos debe interesar es la indiferencia y pasividad de la clase política mexicana frente a los propósitos imperialistas de Chávez en los cuales México aparece como un peón más de la “geoestrategia política”. Porque no sólo son propósitos retóricos que se colaron, entre otros disparates, en el plan de desarrollo económico y social del gobierno de Chávez para el periodo 2007-2013, sino que son objetivos generosamente financiados a través de la fachada de falsas organizaciones no gubernamentales – allá en Venezuela, y aquí en México- mediante donaciones que acaban en grupos políticos enquistados en algunas universidades, sindicatos y hasta probablemente organizaciones terroristas.

Varios destacados miembros del PRD, así como dirigentes de sindicatos “combativos” y militantes de grupúsculos estridentes, como los que adornaron el año pasado el Zócalo de la ciudad de México con los retratos de Lenin, Stalin y Marx, han manifestado abiertamente sus vínculos con grupos venezolanos similares que financia a trasmano el gobierno de Chávez con los millones de dólares que le dejan las ventas de petróleo a Estados Unidos.

Pero de eso no se habla, no es noticioso, es irrelevante…En cambio, ¡qué bonito se ve envolverse en la bandera, como Paulina Rubio tapando su poco apetecible desnudez, si se trata de los dólares “malos”!

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martes, 23 de octubre de 2007

Intromisión de Chávez y nosotros tan campantes

Habiendo tantos defensores vehementes de la soberanía de México me pregunto por qué nadie ha dicho una palabra respecto del propósito explícito del gobierno de Hugo Chávez – plasmado en su plan de desarrollo 2007-2013- de: "Fortalecer los movimientos alternativos en Centroamérica y México en la búsqueda del desprendimiento del dominio imperial".

Aquí, en China o en Venezuela eso se llama injerencia. Y hasta donde me quedé la Constitución y las leyes mexicanas son enfáticas: Condenamos y no permitimos la intromisión de gobiernos extranjeros en nuestra política interna. Pero nadie dice nada, nadie hace nada…estamos muy ocupados – envueltos en la bandera nacional- buscando cómo prohíbimos la inversión extranjera en telefonía fija, cómo controlamos los contenidos políticos en los medios de comunicación, cómo evitamos la entrada de maíz extranjero más barato, cómo protegemos a industrias y productores ineficientes y abusivos de la "perniciosa" competencia y de los "peligros" de la globalización, cómo ideamos trabas a la apertura comercial…

Lo leí la semana pasada en la columna de Andrés Oppenheimer y no lo podía creer. Pero es cierto: Es un documento oficial del gobierno de la república bolivariana de Venezuela. Es el equivalente venezolano al Plan Nacional de Desarrollo de México. Se llama "Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013" y puede leerse en el sitio oficial del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, está fechado en Caracas, septiembre de 2007, y está firmado por el "Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías". Se divide en siete grandes "directrices":
1. Nueva Ética Socialista,
2. La Suprema Felicidad Social,
3. Democracia Protagónica y Revolucionaria,
4. Modelo Productivo Socialista,
5. Nueva Geopolítica Nacional,
6. Venezuela, Potencia Energética Mundial y
7. Nueva Geopolítica Internacional.

En esa última directriz, que se propone crear "nuevos polos de poder que representen el quiebre de la hegemonía unipolar", entran los buenos propósitos de Hugo Chávez para México (punto 4 del apartado "Áreas de Interés Geoestratégicas") y dice así: "Fortalecer los movimientos alternativos en Centroamérica y México en la búsqueda del desprendimiento del dominio imperial".

¿Qué parte de ese propósito imperialista e injerencista no entendieron nuestros vehementes defensores de la soberanía para que se las explique?

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A todo esto, ¿Keynes era keynesiano?

Tal vez junto con Milton Friedman, el británico John Maynard Keynes fue el economista más influyente del siglo pasado; pero, a diferencia de Friedman, es casi imposible saber cuál era la posición de Keynes respecto de muchos de los asuntos para los que se le invoca, sea para elogiarlo, sea para criticarlo.

En el debate entre economistas el adjetivo "keynesiano" evoca básicamente dos creencias o afinidades: 1. Estar a favor de una política fiscal activa como remedio para la recesión o, dicho coloquialmente, promover el gasto público como motor del crecimiento y como generador de empleos y 2. Creer que el libre mercado tiene sus límites y que el gobierno debe corregir los frecuentes excesos y fallas del mercado. En otras palabras: Ser "keynesiano" suele entenderse como sinónimo de "atinada izquierda".

Sin embargo, acudiendo a la fuente original, la obra de Lord Keynes, es difícil encontrar una postura única y definida sobre asuntos cruciales de la ciencia económica. Hace ya muchos años, en diciembre de 1992, así lo hizo notar un divertido artículo del semanario "The Economist" que proporcionaba, entre otros, los siguientes ejemplos:

A favor del libre comercio . Keynes escribió que el argumento de que las barreras al libre comercio contribuyen a proteger el empleo "esconde la falacia proteccionista más grosera y cruda"; también escribió: "Creo en el libre comercio porque es (…) la única política técnicamente sólida e intelectualmente correcta".

A favor del proteccionismo : "Simpatizo más con aquello que puede disminuir más que maximizar la maraña de la economía entre las naciones. Las ideas, el arte, la hospitalidad, los viajes – ésas son cosas que por su naturaleza deben ser internacionales. Pero dejemos que los bienes sean hechos en casa en la medida de lo razonable o de lo convenientemente posible; y, sobre todo, financiemos primordialmente lo nacional".

A favor de los trabajadores (con motivo de la huelga general de 1926 en el Reino Unido): "Mis sentimientos, distintos de mis juicios, están con la clase trabajadora".

A favor de la burguesía y la aristocracia : "Creo que hombre por hombre la clase media y aún la clase alta son mucho muy superiores a la clase de los trabajadores".

Así que, después de todo, ¿qué es "ser keynesiano"?

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Gobierno: El padre no deseado

¿Habrá manera de educar a "papá-gobierno", para que no sea un padrastro irresponsable, dispendioso, voluble, entrometido en la vida privada de sus presuntos hijos?, ¿no sería mejor que de una vez por todas le digamos al gobierno, a cualquier gobierno, que preferimos la orfandad a padecer un padre postizo e incorregible?

En muchos países el peor negocio durante el siglo XX fue haber sido "redimido" por algún movimiento revolucionario. No sólo fue el caso de millones de seres humanos que padecieron – o aún padecen como los cubanos – atroces dictaduras, también es el caso de millones de habitantes de países más o menos "libres" a quienes alguna revolución o algunas ideas de ingeniería social nos "beneficiaron" con el "bienestar social obligatorio".

Muchos gobiernos y políticos manifiestan una proclividad tenaz a erigirse como padres postizos y sobre-protectores de los ciudadanos. Cuidan que sus hijos adoptados – es decir: nosotros, eternos menores de edad con escasa inteligencia- no hagan tonterías, como no ahorrar para su retiro o para una casa, descuidar su salud o comprar productos perniciosos.

Lo extraño es que la historia ha resultado al revés de lo que se preveía: El padre postizo y protector fue, a lo largo de los años, un sujeto irresponsable, caprichoso, dispendioso, errático, que dilapidó lo poco o lo mucho que le sustrajo a sus "hijitos queridos" amparado en la tierna retórica de "lo hago por tu bien".

Así, el padrastro gobierno protegió a sus hijos campesinos convirtiéndoles en ejidatarios, prohibiéndoles - ¡por su bien, desde luego!- el pernicioso derecho a poseer la tierra que trabajaban…y los condenó a la pobreza y a la dependencia perpetuas.

También nos protegió – este padrastro no solicitado- de que usásemos mal una porción considerable de los ingresos que recibíamos por nuestro trabajo y nos hizo ahorrar a fuerzas para que todos tuviésemos salud, un retiro venturoso, casa y un sin fin de beneficios. Pero a la vuelta de los años nos está avisando que el Seguro Social está virtualmente quebrado o que quienes aportaron al Infonavit entre los años 1972 y 1997 perdieron su dinero o sufragaron involuntariamente, en el mejor de los casos, algunas casitas para miembros de sindicatos de la CTM y nada más.

Con razón Ronald Reagan llegó a decir que una de las frases más atemorizantes es la siguiente: "Soy del gobierno y estoy aquí para ayudarle".

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domingo, 21 de octubre de 2007

¿Creen que somos idiotas?

“El sepulturero no iba al dentista porque el dentista no le había comprado nada (aún) al sepulturero”: Ramón Mier, ridiculizando el “argumento” idiota de Telmex sobre la reciprocidad en inversión extranjera.

Uno de los hábitos más irritantes que tienen los monopolios, gubernamentales o privados, es tratar a los consumidores no sólo como rehenes, sino como retrasados mentales.
Hoy día en México sólo pueden ofrecer el servicio de telefonía fija empresas con capital mayoritariamente mexicano, lo cual significa que ése sigue siendo un territorio de caza prácticamente exclusivo de un gran predador. Hubo quien, con toda sensatez, propuso en el Congreso que se levantara esa restricción absurda que perjudica a los consumidores, inhibe le competencia y obstaculiza la productividad del país. De inmediato, la poderosa maquinaria de propaganda y cabildeo de Telmex se puso en marcha para evitar dicha apertura echando mano – a falta de otra cosa- de un “argumento” para retrasados mentales: La falta de reciprocidad en algunos países que tampoco permitirían – dicen- la inversión extranjera mayoritaria en telefonía fija.
El viernes pasado Telmex decidió dejar de utilizar tan sólo voceros indirectos – políticos, presuntos periodistas con información privilegiada, notas a modo en alguna televisora- y nada menos que el director de Alianzas Estratégicas, Comunicación y Relaciones Institucionales de la empresa, Arturo Elías Ayub, salió a repetir el mismo argumento para oligofrénicos: que están de acuerdo con la apertura siempre y cuando exista una cláusula de reciprocidad porque “no hemos podido entrar a Italia, no nos dejan entrar a España”. Y se quedó tan campante, confiando en que los consumidores mexicanos somos tan tontos que vamos a aceptar gozosos que nos digan: “Mira, como los italianos o los españoles no pueden contratar telefonía fija de Telmex, tú consumidor mexicano tampoco debes tener derecho a elegir a otros proveedores”.
En su bitácora en la red Alejandro Hope desmenuza la idiotez del argumento de Telmex y, en un agudo comentario, el empresario Ramón Mier relata la parodia del sepulturero que no iba al dentista por “falta de reciprocidad”.
¿Qué se supone que tenemos que hacer, entonces, los consumidores mexicanos? Fastidiarnos y proponer un pequeño cambio al escudo nacional: El águila ya no devorará a la serpiente sino que hablará por teléfono y ostentará en el pecho, orgullosa, el logotipo de Telmex.
¿Además de esquilmados, idiotizados?

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jueves, 18 de octubre de 2007

61 años de perseguir una entelequia

Desacreditado en el mundo intelectual, el señuelo del “pleno empleo” sigue haciendo las delicias de los políticos. Es porque detrás del señuelo hay una apetecible presa: “Más recursos públicos”.

Quizá cometo una imprudencia al recordar aquí que en 1946 se aprobó en Estados Unidos “The Employment Act” – que originalmente, un año antes, había nacido como “Ley del Pleno Empleo” – y que en 1978 se “perfeccionó” con la “Full Employment and Balanced Growth Act”, también conocida como la Humprey-Hawkins Act.

¿Por qué esto podría ser una imprudencia? Porque tal vez algún político curioso fuera de los Estados Unidos “descubra” que hoy para su propio país una “Ley del Pleno Empleo” inspirada en esos dos monumentos del voluntarismo político dispendioso e ineficaz, sería un “hitazo” de mercadotecnia política. Eso, desde luego, a pesar del palpable fracaso, en el mundo real, de dichas iniciativas de estirpe keynesiana.

Prometer que el gobierno generará, por vías directas o indirectas, tantos millones de empleos - ¡y que una “ley visionaria” le obligará a hacerlo!- es una estrategia que nunca falla en términos de rentabilidad político-electoral. En estos tiempos, pues, el peligro de que alguien desempolve esas viejas ocurrencias es altamente probable.

Eso, aunque el postulado de que el gobierno puede lograr esa entelequia, el pleno empleo, mediante crecientes inyecciones de gasto público está ampliamente desprestigiado entre los economistas serios.

El acta de 1946 decía que “es la política sostenida y la responsabilidad del gobierno federal usar todos los medios practicables consistentes para…promover el máximo empleo, la producción y el poder de compra”. La de 1978 precisaba – a la vista de que el desempleo cero había resultado inalcanzable- que se consideraría que el gobierno federal había cumplido con dicha acta cuando el desempleo no sobrepasase el 4 por ciento y la inflación no superase el 3 por ciento; eso, a partir del año de 1983. No se ha logrado esa meta de empleo, ni con alta ni con baja inflación.
Cada año en esta época, cuando se discute el presupuesto de egresos, hablar de empleos promovidos mediante paletadas de gasto gubernamental les llena la boca a los políticos. Todos juran que buscan el máximo de empleos y todos tienen la misma receta: ¡Más recursos!

Y el colmo: si uno les dice que esa receta ya falló, nos corrigen: “No es que haya fallado, es que faltaron ¡más recursos!”.

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miércoles, 17 de octubre de 2007

El negocio de la suspicacia

Hubo un tiempo remoto en el que se pensaba que el buen periodista debería ser escéptico; hoy el buen periodista está pletórico de “certezas” fundadas en la suspicacia. De Descartes a Otelo.

Para un grupo de periodistas mexicanos los lectores debemos creer a píe juntillas que el cardenal Norberto Rivera encubrió a un sacerdote que abusó sexualmente de varios menores.

¿Por qué debemos creerlo? Por varias razones: 1. Porque ellos, emisores cotidianos de condenas y absoluciones, así lo creen, 2. Porque ellos, y este es un valor sobreentendido, disponen de más elementos de juicio que nosotros (simples lectores distraídos), 3. Porque ellos, y ¡ay de aquél que lo dude!, siempre defienden las causas justas y condenan, desde su tribuna beatífica, a los villanos, aun cuando las leyes – imperfectas- no siempre acierten a dar un merecido castigo a los culpables.

Un periodista con oficio, Ciro Gómez Leyva, sentenció ayer desde su columna: “El cardenal será sospechoso por los siglos de los siglos, amén”. Ése fue el enunciado central del alegato en el que comentaba el hecho de que un tribunal de Los Ángeles “resolvió no enjuiciar al cardenal como presunto responsable (…) porque el supuesto delito se habría cometido en México y contra un mexicano”.

Más adelante, Ciro emite su inapelable sentencia: el cardenal “no conseguirá la absolución de una sociedad que tiene sobradas razones para pensar que la jerarquía católica mexicana reprodujo el patrón estadounidense y europeo de abusar de los menores y proteger a los abusadores”. ¡Ah!, ya entendí. De lo que se trata es que toda la jerarquía católica de todo un continente y de al menos dos países de otro ha sido, por axioma, abusadora y encubridora. Silogismo: “Todos los jerarcas católicos estadounidenses, europeos y mexicanos son o abusadores o encubridores o ambas. Norberto Rivera es jerarca católico en México. Luego: Norberto Rivera es culpable”. Implacable “razonamiento”. Sería formalmente impecable si aceptamos como axioma el prejuicio de la primera premisa.

Y, además, nos advierte el periodista: No lo digo yo, lo dice “la sociedad”. ¿Y cómo sabemos que ése y no otro es el juicio de la sociedad? Pues, obvio: Porque lo dice Ciro y otro axioma es que Ciro siempre sabe lo que piensa la sociedad y siempre lo dice. “No puede engañarse ni engañarnos”. Como Dios.

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martes, 16 de octubre de 2007

El “modelo” es el mercado

¿Cuál es la manera más eficiente de asignar los recursos escasos cuando no existe un mercado libre y competitivo que se encargue de ello?, ¿por ejemplo: en la dotación de ciertos bienes públicos? Imitando al mercado, diseñando mecanismos que sean lo más similares a los del mercado libre.

Se otorgó el premio Nóbel de Economía de 2007 a tres economistas que sentaron las bases de la teoría del diseño de mecanismos que permiten una mejor asignación de recursos ahí donde, por diversas razones, no existe un mercado libre con vendedores y compradores bien informados. Un ejemplo típico sería: Cómo determinar el precio óptimo de un bien público que ofrece un monopolio del Estado.

En realidad, quien habló por primera vez del diseño de mecanismos fue Leonid Hurwicz en 1960, quien definió un “mecanismo” como un sistema de comunicación en el cual los participantes se envían mensajes unos a otros y/o a un “centro de mensajes” y en donde conforme a una regla preestablecida se obtiene un resultado – una asignación de bienes y servicios – para cada grupo de mensajes recibidos. Más tarde, el propio Hurwicz y los economistas Eric Maskin y Roger Myerson perfeccionaron la teoría añadiendo otro elemento clave al de la información compartida: la compatibilidad del mecanismo con los incentivos que mueven a los participantes (el propio interés de cada cual).

Independientemente de su importancia no sólo para la economía sino para la ciencia política, y de que ha permitido un desarrollo avanzado de la teoría de juegos, uno de los aspectos más fascinantes de esta teoría es que confirma lo que ya en 1945 había señalado F. A. Hayek: Los mercados son el mecanismo más eficiente para que la información privada de cada participante se difunda. Dicha información está expresada en los precios.

Si partimos de esta realidad sería interesante que en la asignación de recursos públicos que se hace, por ejemplo, en los presupuestos de egresos se introdujesen más mecanismos que imiten a los mercados libres y que reconozcan los incentivos que mueven a los participantes en dichos mercados. Esto le daría mayor eficacia al gasto público y nos alejaría de la romántica y falsa retórica de que los funcionarios públicos y los políticos no actúan como seres humanos en busca de su interés, sino como ángeles llenos de altruismo.

Referencias: 1. Peter Boettke, de la George Mason University, escribe sobre este "Nobel al mercado" en The Wall Street Journal, aquí.
2. Leonid Hurwicz escribe sobre Teoría de Juegos y Comportamiento Económico - a raíz de un libro clásico de Von Neuman y Morgenstern- en este sitio (versión en español).
3. Ver aquí el "Scientific Background" de la Real Academia Sueca de Ciencias sobre este Premio Nóbel de Economía 2007.

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lunes, 15 de octubre de 2007

La apertura disminuyó la desigualdad

De 1996 a 2006 los ingresos del 20% de los mexicanos más ricos crecieron 16.6%, mientras que los ingresos del 20% más pobre de la población crecieron 33.3%. ¿Se cerró la brecha entre ricos y pobres? Sí, pero esa realidad terca NO puede contra la terquedad de las creencias ideológicas.

Muchas veces, a diario, los periódicos dicen mentiras. Involuntarias o deliberadas, pero mentiras. Lo raro es cuando un periódico dice una mentira y nos ofrece todos los elementos para percatarnos de que están diciendo una mentira del tamaño de una catedral. Eso hizo el diario "Excelsior" el miércoles 10 de octubre.

Ese día en su titular principal anunciaba: "La apertura comercial sí afectó": FMI. La nota, firmada por la reportera Nancy Díaz, hablaba de un reporte del Fondo Monetario Internacional en el que se dice que se ha registrado un descenso en la desigualdad en Brasil, México y Rusia, mientras que la desigualdad ha crecido en China y en casi todas las economías desarrolladas, excepto en Francia.

La reportera Díaz leyó al revés: Que la desigualdad se ha incrementado en México. No contenta con eso consignó las cifras del estudio, sobre distribución del ingreso, como demostración palmaria de su creencia, ¡aunque las cifras dicen exactamente lo contrario!

Alejandro Hope, "politólogo de profesión y economista por ósmosis", detectó este monumental embuste y lo reseñó en su bitácora en la Internet "México Libertad", donde explica: "A ver, vamos a hacer una operación sencilla: según la nota, en 1996, el ingreso anual promedio del quintil más rico era de 18,000 dólares, mientras que el del quintil más pobre era de apenas 1,500 dólares. Ello implica (18,000 / 1,500) que el ingreso promedio del 20% más rico era 12 veces mayor al del 20% más pobre. En 2006, siguiendo con la información proporcionada, los "ricos" tenían un ingreso promedio anual de 21,000 dólares y los pobres recibían 2,000 dólares; en consecuencia (21,000/2,000), los "ricos" tenían 10.5 veces más ingreso que los pobres. ¿De donde saca entonces la señorita Nancy Díaz que aumentó la desigualdad? De dónde yo vengo, 10.5 es un número menor a 12".

Por supuesto ni los dueños, ni los directores del diario, ni mucho menos la sagaz reportera ofrecerán a los lectores una disculpa por publicar embustes monumentales. ¿Para qué?

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sábado, 13 de octubre de 2007

Perímetros y otras barbaridades

¿Qué hacen estos personajes cuando comen?, ¿depositan los alimentos en el perímetro de sus boquitas?, ¿disfrutan el perímetro de una tortilla? ¿Duermen en el perímetro de sus habitaciones?, ¿se suenan las narices con el perímetro de sus pañuelos?

Me cuentan, no pude verlo, que el viernes fue una maravilla en varias calles del centro de la ciudad de México, como Correo Mayor, Corregidora, Moneda. Hasta antes de este desalojo rodear a pie el Palacio Nacional – por esas tres calles- tomaba 45 minutos de arriesgada aventura entre empujones, sudores, mentadas de madre e insistentes reclamos mercantiles. Si el milagro del tránsito libre aún persiste el 15 de febrero, el señor Marcelo Ebrard merecerá un sobrio elogio.

Alrededor de esta noticia (en su perímetro) locutores, periodistas y redactores se regocijaron repitiendo un arraigado barbarismo: Anunciaron que del perímetro del centro histórico de la ciudad habían sido desalojados los vendedores ambulantes; los más sesudos nos ofrecieron más señas: el desalojo fue en el perímetro A. No tienen remedio, su desprecio por el lenguaje es abrumador; su incultura es omnímoda; su desparpajo para repetir disparates, inconmovible. Con decir que hasta un colega que antaño fue redactor de enciclopedias escribió, él también, ese despropósito que significaría nada menos que el centro de la ciudad no es tal, sino puro perímetro ¿rodeando qué?, ¿la punta del asta bandera en la plaza principal?

El colmo fue este titular secundario en una nota de la edición en línea del periódico “Reforma” – viernes 12 de octubre, 16:30 horas- que proclamaba:
“El Gobierno del DF señaló que vigilará la periferia del perímetro A del Centro, para evitar que se dé el llamado ‘efecto cucaracha’”

¿Cómo es el contorno de un contorno?, ¿el límite de un límite?, ¿los alrededores de un alrededor?, ¿las orillas de una orilla?, ¿la periferia de un perímetro? Sospecho que los vigilantes pasarán muchos apuros para cumplir su misión…

Bueno, tal vez todo esto sólo sea otra manifestación de que “México es diferente”. Aquí, por razones que se resisten a ser razonables, todo es perímetro, alrededor, periferia, orillas, límite.

Tal vez por eso México es un país extasiado en la contemplación del propio ombligo: Un centro inexistente, un punto que es puro perímetro rodeado de periferia, un centro ignoto, pero imaginado, donde se acumulan excrecencias en las que nos extasiamos

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viernes, 12 de octubre de 2007

¿De veras "hay que salvar al IMSS"?

Un bonito ejemplo del mito del "Estado de Bienestar".

Cualquier joven mexicano medianamente informado que se incorpora al mundo laboral ¿qué preferiría si le dieran a elegir?:

A. Las tradicionales "prestaciones sociales": Seguro Social, ahorro forzoso para vivienda y para el retiro.

B. Integrar en el salario neto – pagando los impuestos correspondientes- cualquier prestación, es decir "monetizarlas" para que sea él mismo quien decida en qué emplear esos recursos.

Sospecho que la mayoría de los jóvenes, puestos a elegir, optarían por la segunda. Yo lo haría, si se pudiese elegir, porque maximiza la libertad personal y su concomitante responsabilidad y no hace depender mi bienestar presente y futuro del buen o mal criterio de elección de alguien más, sino de mis decisiones, de mis actos y de mis omisiones.

Todo esto, lo entiendo, va en contra de la sabiduría convencional (el Estado niñera) y de lo que a diario leemos, oímos y vemos en los medios de comunicación. Tomemos el ejemplo más cercano y actual: Un gran "tema" en los medios es la negociación anual del contrato colectivo entre los líderes del sindicato del Seguro Social y las autoridades de ese Instituto (IMSS). Todo mundo sabe, aunque los líderes sindicales vociferen lo contrario con singular violencia verbal, que el IMSS está quebrado (basta comparar lo que necesitaría para cumplir satisfactoriamente con todos sus afiliados y sus recursos financieros propios) en buena medida por las exorbitantes prestaciones que reciben los trabajadores sindicalizados del mismo instituto. La situación es insostenible pero los líderes sindicales siguen estirando la cuerda.

Así las cosas, si usted fuese un joven que apenas ingresa al mundo laboral, ¿le haría gracia que le descontaran de los ingresos que merece por su trabajo un porcentaje para seguir manteniendo con vida a un instituto quebrado en el que lo importante son los empleados del instituto y no los clientes, como usted, que son los que pagan?, ¿no preferiría que le monetizaran esas cuotas y destinarlas a comprar, o no, que cada cual decida, un seguro de gastos médicos mayores elegido entre una variedad de opciones?

Pero esto no hay que decirlo. Es incorrecto porque "salvar al IMSS" es una "prioridad nacional". Otro caso más en el que las grandiosas "prioridades nacionales" nada tienen que ver con la vida real de la gente de carne y hueso.

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miércoles, 10 de octubre de 2007

¿Le gustaría que el gobierno cumpliera con su deber?

Uno de los signos más claros de que un gobierno está fallando miserablemente es que recurra a las encuestas para ver si, acaso, a los ciudadanos les complacería que el propio gobierno cumpliera con la ley y garantizase los derechos imprescriptibles de los ciudadanos. Patético.

Como una persona que desarrolla parte de sus actividades productivas en el llamado "centro histórico" de la ciudad de México respondí ayer una encuesta de la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno local, en la que se hacen diversas preguntas acerca de la conveniencia o no de retirar a los vendedores ambulantes que se han adueñado de calles, banquetas y otros espacios públicos de esa zona de la ciudad.

De entrada, y así lo comenté en mi respuesta por escrito a la encuesta, me parece lamentable que un gobierno – el que sea- tenga que recurrir a sondeos de opinión (quién sabe cuán rigurosos o cuán manipulados) para saber si debe o no cumplir con sus obligaciones elementales.

Por si esto fuese poco, hay preguntas específicas en el cuestionario – que se responde por correo electrónico a una dirección no-oficial del gobierno capitalino que es: pmchdf@yahoo.com.mx – que resultaría inconcebible que una autoridad legítima y democrática formulase en una sociedad civilizada, como la siguiente: "¿Cuál sería la sanción que usted aplicaría a las personas que comercien en la vía pública dentro del Centro Histórico?". No, no se trata de lo que a mí o a Juan o a Mónica les gustaría, sino de lo que dice la Ley, con mayúscula, empezando por la Constitución: Nadie puede obstruir el libre tránsito de los demás, nadie puede apropiarse de espacios públicos. Ojo, el delito en sí NO es comerciar, sino obstruir derechos de los demás y apropiarse de lo que NO les pertenece. Libertad y derechos de propiedad, ¿hasta cuándo entenderán los gobiernos que de eso se trata? No me pregunten si me gustaría que se aplicase la ley así o asado, ¡aplíquenla!

Nada justifica esa constante violación de los derechos al libre tránsito de todos los ciudadanos. Nada justifica la expropiación facciosa de espacios públicos. Nada justifica – ni un millón de encuestitas – que un gobierno, cualquier gobierno, titubeé para cumplir la Ley que está para limitar y normar al gobierno, no para que los ciudadanos nos volvamos siervos.

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martes, 9 de octubre de 2007

Hillary: el pragmatismo podría funcionar

La débil esperanza es que, así sea por pragmatismo y por la prudente asesoría de economistas competentes, Hillary como presidenta ayudase a que pierda terreno el populismo ramplón que hoy seduce a muchos estadounidenses y que les lleva a oponerse al libre comercio y a la libre migración.

Si uno revisa el historial de los votos de Hillary Clinton en el Senado en asuntos cruciales como finanzas públicas, libre comercio, libre migración, derechos civiles, seguridad nacional y política exterior la mejor conclusión que obtiene es que la senadora Clinton ha votado siempre a favor de…Hillary Clinton y lo que pueda favorecer su carrera política.

Un día (septiembre de 2006) vota a favor de la construcción de un muro en la frontera con México – porque hacia allá soplan los vientos de las encuestas- y meses después (junio de 2007) vota en contra de la propuesta chauvinista de proclamar al Inglés como la única lengua oficial del gobierno de los Estados Unidos, tal vez porque "eso" – prohibir el uso de otras lenguas en todo el gobierno – ya sería "demasiado".

Lo mismo sucede en asuntos de libre comercio, déficit fiscal y demás. La senadora Clinton no quiere disgustar a ningún grupo relevante de electores y apuesta siempre por lo que se considera "políticamente correcto". No es feminista recalcitrante, sino moderada. No es una campeona del libre comercio, sino tibia defensora del mismo (votó a favor del tratado de libre comercio con Chile en julio de 2003, pero en contra del tratado de libre comercio con América Central en octubre de 2005), no detesta a los inmigrantes y los culpa de todos los males, pero tampoco es una defensora a ultranza de la libre migración.

La única convicción inamovible que se le conoce es que es cien por ciento Pro-Hillary.

Por decepcionante que resulte, este pragmatismo podría resultar relativamente bueno, ante el ominoso renacimiento del proteccionismo comercial (dos tercios de los electores republicanos creen que el libre comercio es dañino para Estados Unidos) y de los prejuicios contra la libre migración que están creciendo en ese país. Una no- fanática en la Presidencia, buscando la reelección, puede atemperar el fanatismo que pulula en el ambiente. Ojalá. Por lo pronto sus asesores económicos son competentes y experimentados.

Yo preferiría mil veces al senador por Arizona, republicano, John McCain…, pero sus probabilidades son pocas.

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lunes, 8 de octubre de 2007

Hillary, ¡prepárense!

Hay muchas razones para detestarla, pero es una profesional de la política y por eso va directo, hasta ahora, a la presidencia de los Estados Unidos. Su principal patrocinador lo es muy a su pesar y se llama George W. Bush. ¿Será bueno para el mundo, será bueno para México que por primera vez una mujer encabece el poder ejecutivo en los Estados Unidos?

Para bien o para mal en la política electoral las percepciones son realidad. Y si hay una percepción firme en la voluble opinión pública en los Estados Unidos es que George W. Bush ha sido la encarnación de la incompetencia. Esto conduce a que uno de los principales valores que buscarán los electores estadounidenses en las elecciones de noviembre de 2008 será que en la Casa Blanca despache alguien que sea, ante todo, un político competente.

Sea cierto o no, la percepción popular es que los más competentes de los políticos en liza por la candidatura a la presidencia se llaman Hillary Rodham Clinton, demócrata, y Rudolph Guliani, republicano.

Guliani tiene en contra ser republicano – gracias a George W. Bush hoy ser republicano es equivalente a ser incompetente, conservador recalcitrante, fundamentalista religioso, chauvinista y enemigo velado del libre comerio y de la libre migración- ser un italiano aficionado a las trucos, ser voluble, ser un divorciado reincidente y haberse colgado al pecho muchas más medallas ajenas de las que el buen sentido aconsejaría.

Por supuesto, Hillary también acumula muchos puntos negativos a los ojos del elector medio: ser mujer, haber despachado con más cálculo que dignidad el escabroso asunto de los devaneos de su marido con Monica Lewinsky, ser demasiado ambiciosa, haber fracasado estrepitosamente en sus desorbitados y dispendiosos planes para reformar la seguridad social. De hecho tiene un 45% de opiniones negativas entre los hombres, contra un 36% de opiniones positivas, y un 45% de opinones positivas contra un 31% de opiniones negativas entre las mujeres.

Pero Hillary se está esforzando, con mayor fortuna que sus competidores, en limar asperezas con el electorado conservador – el sur y el medio oeste- de los Estados Unidos.

Detesto admitirlo, pero Hillary está llevando bien su carrera hacia la Casa Blanca y tiene altas probabilidades de conseguir su propósito. Y eso, pese a todo, no parece ser tan malo. Mañana trataré de explicar por qué.

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domingo, 7 de octubre de 2007

Milagro en el Metro

¡Gloria a Dios en las alturas!, recogieron las basuras en el Metro, ayer a oscuras y hoy sembrado de bombillas…, desparecieron los ambulantes y surgieron pulcros y trajeados los empleados del servicio, le sacaron brillo a pisos y muros…El milagro lo consumó una efímera y propagandística visita de Marcelo Ebrard y su marabunta.


Escribí hace días que una de las ventajas de viajar en el Metro de la ciudad de México es la bajísima probabilidad de toparse en uno de los atestados vagones con Marcelo Ebrard. Pues bien, me equivoqué. El jueves pasado poco después de las nueve de la mañana los desprevenidos pasajeros salíamos apresurados del vagón en la estación "Zócalo" cuando nos dimos de frente con una marabunta (conjunto de gente alborotada y tumultuosa) no de hormigas sino de malencarados guardaespaldas, fotógrafos, camarógrafos, reporteros, funcionarios con cara de embobamiento y, en medio de la turba, como figura estelar de la farándula, Marcelo Ebrard, el mismo que está encantado de conocerse desde que se llama: "La Ciudad", con mayúscula mayestática por favor.

Lamento que por todo saludo a mi amigo Arturo Tornell, de Televisión Azteca, yo le espetara una irritada queja: "Oye, yo tomo el Metro en serio como medio de transporte, no con fines de propaganda" y haber huido del sitio como alma que ha visto al demonio…

Ni un solo vendedor ambulante en andenes, pasillos y escaleras de salida. Relucientes los pisos, pulcros y elegantes – de traje- unos empleados del Metro que salieron de quién sabe dónde (a lo mejor los tienen guardados en un almacén y los sacan los días de fiesta) y hasta la estación de radio del Metro – pletórica de amables y serviciales consejos para los usuarios- se escuchaba prístina por los altavoces (normalmente se escuchan intermitentes y crípticos llamados como: "Rigoberto Godinez, reportarse a su permanencia para un H-17").

Más tarde me enteré de que el inmerecido honor de la visita se debió a que el señor Ebrard daría fe de la instalación de unos dispositivos que retardan la velocidad de las escaleras eléctricas en alguna estación del Metro, con el fin de ahorrar energía en las horas de menor afluencia de pasajeros, ¡guau!, ¡gran logro!...supongo que después de eso vendrá la entrega por parte de alguna ONG de algunos bonos de carbono por combatir con tanto fervor el calentamiento global…

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jueves, 4 de octubre de 2007

Los “tiempos oficiales” sí los pago yo

¿Quién paga los honorarios del guionista del mensaje de propaganda del Senado?, ¡el contribuyente! ¿Quién paga los costos de producción del mensaje en los medios?, ¡el contribuyente! ¿Quién paga los salarios de la burocracia encargada de administrar los “tiempos oficiales”?, ¡el contribuyente! ¿Y quién padece los embustes reiterados de esta propaganda política?, ¡el contribuyente!

La reciente “reforma electoral” fue, en realidad, un reacomodo tramposo entre grupos minoritarios que se benefician sin empacho de los recursos públicos. Ni hacen más barata nuestra democracia – la que haya, si la hay-, ni promueven una mayor “calidad” en las contiendas.

La historia puede resumirse así: Había una vez dos grupos cerrados que se repartían alegremente cuantiosos recursos públicos etiquetados como “prerrogativas electorales”, el grupo A (partidos políticos y sus camarillas) se granjeaba la benevolencia y la complicidad del grupo B (oligopolio de los medios de comunicación electrónica) destinando cuantiosos recursos públicos a la contratación de “tiempos comerciales” en la radio y la televisión con pretexto de las contiendas electorales. Un día el grupo A se percató de que su socio, el grupo B, se llevaba la tajada del león en el reparto de esos recursos extraídos a los ciudadanos, entonces el grupo A cooptó a un puñado de “especialistas” (pertinaces aspirantes a convertirse en junta notable de “guardianes de la democracia” pagados por el erario) para que le confeccionase una “reforma electoral” que justificase un reacomodo en el reparto de rentas y consumó la toma hostil del negocio sancionándola con modificaciones legales y constitucionales. Negocio resuelto.

Los del grupo B manifiestan su irritación – se sienten traicionados por sus antiguos compadres- en contra de los “perversos políticos” (que en otros tiempos eran presentados casi como “los padres de la patria”), mientras que los del grupo A estrenan su nueva condición de dueños de la caja difundiendo embustes en los medios, como ése de que la propaganda política ahora no nos cuesta a los contribuyentes porque se hace en “tiempos oficiales”. Mentira monumental: además de todos los costos de producción y gastos administrativos, nosotros pagamos también los costos de oportunidad que encarecen tiempos y espacios en los medios.

Ni a quien irle en este arreglo mafioso. Como saldo, además, se restringió más la libertad de expresión de los ciudadanos comunes.

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¿Los consumidores debemos esperar?

¿A quién se castiga exigiendo "reciprocidad" en la apertura a las inversiones extranjeras como requisito para aceptar la libre competencia en México?, ¿a otros países? ¡No!, a los consumidores mexicanos.

La inversión extranjera directa (IED) contribuye significativamente a mejorar la distribución del ingreso. Esto se ha demostrado con acuciosidad y precisión en una muy pertinente investigación de Nathan M. Jensen y Guillermo Rosas (ver Foreign Direct Investment and Income Inequality in Mexico, 1990-2000, publicada en International Organization, Summer 2007, pp.467-87), (a los interesados puedo enviarles una copia de la investigación a su correo electrónico).

Aun sin necesidad de realizar una investigación científica exhaustiva como ésa, es claro que una mayor IED permite una mayor competencia en los mercados y, en esa misma medida, genera beneficios a los consumidores, ya sea disminuyendo los precios, incrementando las opciones disponibles y/o mejorando la calidad de los productos y servicios.

Aun para la arcaica mentalidad proteccionista y tontamente nacionalista que ha caracterizado a las leyes y regulaciones mexicanas en la materia, empieza a ganar terreno la opinión de que es importante – y hasta urgente para incrementar la competitividad y la productividad en beneficio de los consumidores- garantizar y fomentar condiciones de plena y libre competencia en todos los mercados.

Por desgracia esta incipiente "apertura mental" de muchos de nuestros legisladores, empresarios y funcionarios públicos es más retórica que efectiva. Una cosa es predicar la libre competencia en abstracto y otra, muy distinta, garantizarla efectivamente en actividades clave para la productividad del país, por ejemplo en las telecomunicaciones.

Ante la mera posibilidad de que se modifique la ley de IED en México en un sentido liberal, y específicamente en materia de telecomunicaciones, de inmediato los poderosos intereses monopolísticos han emprendido una campaña proclamando que la apertura es buena, siempre y cuando en el país de origen de la inversión extranjera exista "reciprocidad", es decir existan iguales condiciones de apertura. Restricción cuyo único efecto es fastidiar, ¡otra vez!, a los consumidores mexicanos.

Es una tomada de pelo patriotera – el patriotismo como el último refugio de un canalla, como decía Samuel Johnson- que demuestra que los consumidores seguimos estando al final de la fila en los intereses de políticos metidos a gestores de los intereses de poderosos cazadores de rentas monopolísticas.

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miércoles, 3 de octubre de 2007

¿Inflación o una escalada de sandeces?

Un amigo mío decía que él abandonaba de inmediato cualquier reunión de trabajo apenas el medidor de estupideces amenazaba con ponerse al rojo vivo. De haber sido diputado o senador jamás habría permanecido en la sala.


Debo agradecer al diputado Juan Nicasio Guerra, del PRD, haberme incitado a investigar la reciente evolución de los precios al consumidor en México: La apretada colección de disparates que dijo ayer en la Cámara sobre el asunto (calculo que decía tres mentiras gordas, dos despropósitos y una majadería por cada frase) fueron una invitación irresistible a buscar algo de verdad tras haber escuchado tantos embustes.

Bien, demos las gracias al diputado Guerra y vayamos a las cosas serias que no entiende o no quiere entender ese tribuno.

1. ¿Sabe usted cuál precio creció más en México durante los primeros quince días de septiembre? El del jitomate, casi 32% en tan sólo quince días. ¿Qué horror? No, comparado con su precio de un año antes el precio actual del jitomate es casi el mismo. ¿La causa? Estacionalidad de las cosechas. Cayó la oferta en septiembre.

2. ¿Sabe usted que solamente los aumentos de precios de frutas y verduras (0.246 puntos porcentuales) sumados a los aumentos en las colegiaturas ( 0.202 puntos porcentuales) explican el 72% de toda la "inflación de la primera quincena de septiembre" (0.622 puntos porcentuales) que reportó el Banco de México?, ¿la causa? Otra vez, estacionalidad por las cosechas y por el inicio del ciclo escolar.

3. ¿Sabía usted que mientras en México la "inflación anual en el rubro de alimentos", agosto de 2007 contra agosto de 2006, fue de 7.1 por ciento, en Uruguay fue de 20.3 por ciento, en China de 18.2 por ciento, en Chile de 13 por ciento y en Argentina – donde miden con trampa la inflación- dicen que fue de 12.3 por ciento?, ¿escalada de precios en México? No, escalada de sandeces con las que hacen propaganda los políticos.

La inflación – que NO es lo mismo que el alza fuerte de un precio- es un fenómeno de origen monetario. Esquemáticamente: si hay mucho dinero y pocos bienes, los precios suben y el poder adquisitivo (valor) del dinero baja.

La inflación de sandeces funciona parecido: Cuando hay mucha ambición política y pocas neuronas para darle servicio a la ambición se produce una escalada de estupideces.

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martes, 2 de octubre de 2007

El reparto de culpas como teoría económica

Muchos políticos tienen una manera fantástica de abordar la economía: La entienden como si fuese una rama de la teología moral en la cual todo el chiste es definir qué pecado de Fulano ocasionó la miseria de Perengano.

El otro día escuché a dos señoras conversando afuera de una iglesia: “Es que este día la Misa no tuvo homilia” (así, como palabra grave, sin acento ortográfico, cuando en realidad es homilía, palabra aguda). Pensé dos cosas: 1. A lo mejor la ausencia de sermón fue algo bueno, considerando la tendencia de algunos sacerdotes a glosar el periódico “La Jornada” desde el púlpito y 2. Si las señoras estuviesen saliendo de la Cámara de Senadores o de la de Diputados no podrían quejarse: Habrían escuchado no una, sino varias homilías, sentidas prédicas morales de nuestros tribunos.

Ejemplo: “Todos sabemos que un incremento en el precio de la gasolina ocasiona una escalada de precios en los alimentos dada la voracidad de los comerciantes”. Es una bonita visión moralista del mundo, poblado de muchos buenazos (los pobres) siempre torturados y amenazados por un puñado de malvados (los ricos voraces) y Cantinflas – es decir el político, como en el mural del esposo de Frida en la fachada del Teatro de los Insurgentes- quitándole a los malos para darle a los buenos.

El problema es que ese cuento edificante nada tiene que ver con el mundo real.

En vano uno tratará de explicar al predicador-político que cuando hay condiciones de competencia en los mercados resulta imposible – y hasta suicida para quien lo intenta- trasladar mecánicamente al precio de los cacahuates en forma de cinco pesos un alza que aún no se verifica de dos centavos en el precio de la gasolina.

En vano uno tratará de hacerle entender al predicador-político que no es un asunto de buenos y malos, sino de escasez relativa de unos bienes o de otros (oferta) ante necesidades y apetencias de los consumidores (demanda) que pueden variar en magnitud. Y que los precios, cuando se les deja ser e informar de las condiciones de oferta y demanda (es decir, cuando no son precios mentirosos) modelan la conducta de proveedores y consumidores en beneficio de ambos.

Por una vez, al menos, nuestros políticos podrían abandonar el púlpito y dejar que la misa transcurra sin intromisiones. Funciona mejor.

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