miércoles, 30 de julio de 2008

Burbuja que, pese a todo, se desinfla

En 25 días el precio del petróleo ha caído 13 por ciento. Otra burbuja que empieza a desinflarse, a pesar de las torpezas de los políticos.

El pasado 8 de julio me aventuré a señalar que la burbuja petrolera empezaba a desinflarse. Escribí que el precio de 131 dólares por barril (3 de julio) para la mezcla mexicana de petróleo probablemente sería el más alto que veríamos en una burbuja, la de los precios del petróleo, que hizo salivar de gusto en México sólo a los devoradores de recursos públicos – legisladores, dirigentes de partidos, gobernadores y demás- que hacen cuentas de mal abarrotero: sólo ven los ingresos brutos y desdeñan el crecimiento de costos y gastos de ventas.

Hasta ahora el mes de julio ha marcado el principio del fin de esa burbuja, alentada por una demanda más que vigorosa que se sostuvo por una larga temporada de dinero fácil (promovida por una política monetaria laxa de la Reserva Federal de Estados Unidos). Ayer, martes 29, el precio del petróleo mexicano ya cayó 13% respecto de esa marca y se cotizó en 114.09 dólares por barril.

Una tendencia similar a la baja han experimentado los precios del WTI y del Brent, al grado de que la incipiente recuperación de la confianza de los consumidores (el índice del Conference Board subió, 51.9 en julio, respecto de su punto más bajo en 16 años: 51.0 en junio) se atribuye a la percepción de que, ¡por fin!, los precios del petróleo están reaccionando ante una menor demanda.

El proceso apenas comienza. Al final de los juegos olímpicos (25 de agosto) el gobierno de China apretará más sus políticas fiscal y monetaria para enfriar la demanda y después de las elecciones del 4 de noviembre la Reserva Federal tendrá que abandonar su política complaciente – típica de las temporadas electorales- e iniciar un prolongado proceso de alza en las tasas de interés.

Los precios, pese a las triquiñuelas de los políticos, han funcionado. Ante los precios altos, la demanda cae. Es doloroso – desinflarse es el momento más crítico de las burbujas especulativas-, pero es el inicio de la recuperación. ¿Cuánto se prolongará el proceso? Eso dependerá de que los políticos del mundo dejen funcionar a los mercados. Es decir: será largo y sinuoso.

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martes, 29 de julio de 2008

Los barriles vienen más flacos

En México, el petróleo ya no es lo que era. Los precios internacionales por las nubes, perfecto, pero nosotros producimos cada vez menos y consumimos cada vez más. Nuestra "vaca" petrolera da cada día menos "leche" y cuesta cada vez más mantenerla.


El anuncio de que el gobierno federal compraba 8,000 millones de dólares de las reservas para anticipar compromisos relativamente próximos y que, a consecuencia de ello, la Comisión de Cambios acordaba por unanimidad suspender indefinidamente las subastas programadas de dólares de las reservas (que iban a ser, ya no serán, de 40 millones diarios en el trimestre agosto-octubre), fue "leído" de inmediato por muchos, me incluyo, erróneamente. Pensamos a bote pronto que se trataba de una argucia maliciosa para detener la apreciación del peso. Doble error:

1. El gobierno no compra ni vende sus dólares en el mercado abierto, que es el que determina la cotización del dólar, sino que le vende sus dólares – abrumadoramente los que recibe por exportaciones de petróleo- a las reservas del Banco de México y recibe los pesos correspondientes (a la cotización que no determinan ni el gobierno ni el banco central, sino el mercado abierto); y cuando necesita dólares, para importar gasolina por ejemplo, se los compra a las reservas del banco central, por lo tanto la compra de los 8,000 millones es irrelevante para la cotización del dólar. (Otra cosa es cierto efecto psicológico en la paridad por la percepción errónea; pero la intuición a bote pronto no da para mucho). Tampoco debe preocupar la irrupción de esos pesos (los erogados para comprar los dólares) en términos de presiones inflacionarias, porque el banco central los esterilizará mediante la colocación de bonos.

2. Si en vez de hacer interpretaciones instantáneas hubiésemos visto la evolución de la balanza comercial de hidrocarburos – la leche (petróleo) que exportamos y alimenta a las reservas de divisas y el queso (combustibles) que importamos y que enflaca a las reservas de divisas- entenderíamos que en buena medida la decisión de comprar los dólares por anticipado obedece a que los barriles de petróleo cada vez vienen más flacos. La vaca da menos leche y come cada vez más queso y más caro.

Ante esto, la farsa que promovió Marcelo Ebrard (entre otros) con nuestro dinero no sólo fue vana, sino estúpida.

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viernes, 25 de julio de 2008

"Fannie Mae" tiene algo que decirnos

Los híbridos "público-privados" en el sector financiero, como el estadounidense banco hipotecario de segundo piso "Fannie Mae", son una bomba de tiempo para los contribuyentes que, tarde o temprano, acaban pagando los costos de la confusión: ¿Una filantropía disfrazada de negocio o un negocio disfrazado de filantropía?


No es fácil entender, si uno parte del mito de que la economía de los Estados Unidos es el paradigma del capitalismo, lo que es una institución como "Fannie Mae", que hoy es objeto de un rescate multimillonario que de forma inexorable pagarán los contribuyentes.

Fundada en 1938, a instancias de ese acelerado socialista que fue Franklin D. Roosevelt, "Fannie Mae" busca que los estadounidenses de bajos ingresos puedan hacerse de una vivienda propia, mediante hipotecas amables que, "se supone", siempre podrán ser cubiertas a pesar de los avatares en los mercados financieros. Nació como una agencia gubernamental aunque más tarde, en 1968, fue transformada en un ente privado conservando, sin embargo, su objetivo filantrópico: abaratar las hipotecas.

Para ponerlo en un contexto accesible para México "Fannie Mae" es lo más parecido a un gigantesco banco de desarrollo que actúa en el mercado secundario de las hipotecas para abaratarlas y dar liquidez al mercado. Al igual que la banca de desarrollo, de la que se dice que "su negocio es no hacer negocio" sino perseguir fines altruistas, "Fannie Mae" puede ofrecer tasas y condiciones más "blandas" que las tasas y las condiciones de las instituciones de veras privadas, porque existe un aval gubernamental implícito.

Los créditos "blandos" son la expresión de una política fiscal igualmente "blanda" que, más temprano que tarde, pagan los contribuyentes.

Un aviso a tiempo: Desde hace un par de años en México el llamado déficit de intermediación financiera – que expresa la carga fiscal implícita en las operaciones de la banca de desarrollo – ha vuelto por sus fueros. Es un déficit que no salta a la vista y que no genera preocupación ya que "se supone", como se supone que sucedía con "Fannie Mae", que se trata de operaciones auto-sustentables que generarán a largo plazo los ingresos para cubrirlas, que los acreditados honrarán sus deudas y que no habrá que disponer de recursos públicos para rescatarlas.

¿Llegará un día en el que nos demos cuenta de que algunos o todos ésos "supuestos" fueron infundados?

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jueves, 24 de julio de 2008

¿México es una economía abierta? Ja, ja, ja…

Otro gran mito nacional: México es una de las economías más abiertas al mundo en términos de comercio exterior.


A finales de los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado México emprendió un notable proceso de apertura comercial hacia el exterior; notable, respecto de la cerrazón que prevalecía. Tal parece que ese proceso nos dejó exhaustos. Después retrocedimos. Nos abrumó tanto tal apertura – para una nación caracterizada por su afición a contemplarse el ombligo y desdeñar al mundo externo- que la convertimos en mito.

México firmó numerosos tratados de libre comercio pero al mismo tiempo aumentó de 5 a 14 sus rangos de tasas arancelarias. Obligado por los tratados comerciales México disminuyó – para sus nuevos socios- las tasas aplicables a las importaciones, pero impuso tasas exorbitantes en lo que se conoce como aranceles MFN o de nación más favorecida. En una reciente clasificación del Banco Mundial, México es uno de los países más proteccionistas del orbe respecto de las importaciones procedentes de países con los que no tiene tratados de libre comercio. Ocupa el lugar 107 de 125 países.

En Singapur, número uno en apertura comercial junto con Hong Kong, los días promedio que requiere una importación son tres; en México importar algo toma 23 días en promedio. En Singapur, el costo de un contenedor para importaciones es de 367 dólares, en México es de 2,411 dólares (557% más caro). El arancel MFN de Singapur es cero, el de México en promedio es 12.9 por ciento, con picos de más de 300 por ciento.

En Estados Unidos los días que requiere una importación son cinco y el costo de un contenedor para importaciones es de $1,160 dólares (52% más barato que en México). Su arancel MFN es en promedio de 2.4 por ciento. En China el arancel MFN es 5.3% y el costo promedio de un contenedor con importaciones es de 430 dólares. Cierto, en China procesar una importación toma en promedio un día más que en México (24 días contra 23 días), pero exportar significa en China siete días de proceso y en México diez días más.

Sí, ¿cómo no? México es una economía abierta, es el ombligo del mundo y también es cierto que los elefantes vuelan y que nuestra bandera es la más bonita.

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miércoles, 23 de julio de 2008

Temeridad y exceso de liquidez

De una manera simplista se dice que condiciones monetarias laxas, que generan un exceso de liquidez en los mercados, alimentan el optimismo. Error: No es el optimismo el que crece, sino la temeridad inconsciente y la mala asignación de recursos.


¿El exceso de liquidez disminuye la aversión al riesgo? No exactamente, el exceso de liquidez distorsiona la percepción de los riesgos. Nuestra aversión a sufrir pérdidas permanece más o menos constante a lo largo de la historia, lo que cambia con el dinero fácil – generalmente auspiciado por bancos centrales puestos al servicio de la política, o por gobiernos irresponsables- es nuestra percepción de lo que es riesgoso y de lo que no lo es. Y cambia, desde luego, para mal.

Así, nos volvemos temerarios sin saber siquiera que lo estamos siendo.

Por eso, dos condiciones imprescindibles para el ideal funcionamiento de un sistema democrático es que las políticas monetaria y fiscal sean inmunes a las solicitaciones de la política electoral. He dicho "ideal" porque salta a la vista que muy pocos países, si acaso alguno, disfrutan de instituciones monetarias y fiscales totalmente ajenas a las presiones de los políticos.

Si nos vamos al extremo contrario al "ideal" tenemos a la mano varios ejemplos de cómo gobiernos venales promueven deliberadamente percepciones distorsionadas mediante el mal uso de los recursos públicos.

Un caso particularmente indignante es el montaje que ha hecho el gobierno del Distrito Federal para satisfacer el capricho de algún aspirante a dictador con la mal llamada "consulta energética". Estas aberraciones – desperdiciar los recursos públicos para engañar a la sociedad y rendirle pleitesía a un farsante- sólo son posibles cuando la política fiscal – en este caso, el uso del presupuesto del gobierno de la ciudad de México- se ha pervertido de raíz.

Alejándonos de ese ejemplo aldeano (que sólo merece atención por el monumental cinismo de quienes ejecutan y promueven la farsa) pensemos en la multitud de percepciones distorsionadas que ocasiona la política monetaria relajada que ha llevado a cabo la Reserva Federal de Estados Unidos desde 2001. Tales percepciones falsas – esquemáticamente: "no ver el riesgo escondido tras la falsa abundancia de un exceso de liquidez"- condujeron a cientos de decisiones erróneas, temeridades inconscientes que hoy está pagando la economía mundial. Las malas políticas fiscales y monetarias tienden, así, a privatizar los beneficios y socializar los daños.

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Cinco factores de turbulencia

Hoy día la economía de las familias, de las empresas y de los países se ve afectada, en todo el mundo, por cinco "choques" que han alterado las condiciones de precios y de producción. Conviene conocer estos cinco factores de turbulencia y las respuestas previsibles que adoptará la economía mundial para enfrentarlos.


Los economistas suelen definir un "choque" como un evento inesperado que afecta, en términos micro, a las familias y a las empresas y, en términos macro, a la inflación y al crecimiento económico.

Hoy día coinciden en el horizonte de la economía mundial cinco "choques" que son otros tantos factores de turbulencia (para la exposición de estos "choques" sigo el esquema de una presentación del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda; sin embargo el análisis de las causas últimas detrás de estos cinco factores es responsabilidad mía, no del RBNZ).

1. El alza en los precios del petróleo.
2. El más generalizado "boom" de los precios de alimentos y de otras materias primas.
3. El "boom" global y sincronizado del mercado de vivienda en el mundo.
4. Una caída del ahorro y un aumento del consumo de los hogares en las economías desarrolladas, y
5. Los esfuerzos globales para mitigar los efectos del cambio climático.


Cada uno de estos factores genera sus propios efectos a la vez que influyen en los otros cuatro. Y en cada uno de ellos ha jugado un papel decisivo, aunque no exclusivo, un periodo de extraordinaria liquidez mundial – alentado por una política monetaria relajada -, así como el extraordinario crecimiento económico de China y, en menor medida, de la India y de otras economías en desarrollo.

En el futuro inmediato son previsibles varias respuestas ante estos factores de turbulencia; respuestas que incidirán en la economía de los hogares, de las empresas y de las naciones. Por ejemplo: Disminución de la demanda de hidrocarburos; endurecimiento de la política monetaria; caída del valor de activos inmobiliarios; retracción del crecimiento económico mundial; regreso a las tasas de interés positivas en dólares; corrección forzosa de la caída del ahorro de los hogares en economías desarrolladas; revisión de postulados – y esquemas- del llamado "estado de bienestar" y énfasis en la productividad a través del cambio tecnológico y de la inversión en capital humano (educación y salud).

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lunes, 21 de julio de 2008

Descripción precisa de un “operativo”

Cuando la sociedad adopta sin empacho el pésimo lenguaje de los policías o, aún peor, la jerga de los delincuentes, estamos en serios problemas.


¿Por qué hemos adoptado con tanta naturalidad el lenguaje sórdido y equívoco de policías y delincuentes?

Si a una brutal redada de la policía le llamamos “operativo”, significa que lo anómalo – la constante convivencia con la inseguridad pública- se ha convertido en algo tan cotidiano que aceptamos que nuestros profesores de semántica sean los gendarmes semianalfabetos, sus jefes más o menos atrabiliarios o hasta los mandamases de la delincuencia que han hecho del salvajismo un modo de vida. Hay periódicos que describen con el inocente verbo “levantar” el crimen atroz de secuestrar seres humanos, adoptando un barato eufemismo, inventado por los delincuentes para trivializar sus crímenes.

En estas cavilaciones andaba cuando releí un párrafo de Jorge Ibargüengoitia en su novela “Maten al león” (1969) que resume lo esencial de eso que hoy se llama “operativo” policial y que sólo es una sórdida redada realizada por gendarmes prepotentes y corruptos. Lo copio:

“La toma de la casa de doña Faustina, la de San Cristóbal número 3, el burdel más caro de Puerto Alegre formará, en adelante, parte de la mitología arepana. Los policías entraron por la puerta principal, por la lateral, por la trasera, y por las ventanas del segundo piso, usando la escalera de los bomberos. Juntaron a veinte putas histéricas en la sala morisca, les metieron mano, y les quitaron el dinero que habían ganado con tanto trabajo, aquella noche de quincena; después las metieron en el furgón de los presos, y las hicieron pasar la noche en chirona, en donde tres de ellas pescaron resfriado, y un sargento carcelero, gonorrea. Los clientes (…) fueron fichados, extorsionados y puestos en libertad. De nada sirvió que doña Faustina, la dueña, amenazara al coronel Jiménez con hablarle por teléfono al Mariscal”.


Podemos conjeturar, no lo contó Ibargüengoitia, que al día siguiente la prensa oficialista de la imaginaria isla de Arepa consignaría: “Realiza policía local exitoso operativo en casa de mala nota; detienen a sexo servidoras”.

Lo que sí contó Ibargüengoitia es que en realidad lo que los gendarmes tenían instrucciones de buscar (¿o “sembrar”?) en el burdel era un sombrero del candidato de la oposición, recién asesinado, para desprestigiarlo en forma póstuma.

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viernes, 18 de julio de 2008

¿Por qué suben las tasas de interés?

El banco central sigue al mercado y el mercado está anticipando, con acierto, que debemos decirle adiós a la larga temporada de dinero barato en todo el mundo. Es probable que en las próximas semanas veamos una o dos alzas más.

Hoy a las 9 de la mañana se confirmó una nueva alza, de un cuarto de punto porcentual, en la tasa de referencia que establece la junta de gobierno del Banco de México. El alza estaba cantada desde la subasta de Cetes del martes cuando la tasa primaria a 28 días subió 22 puntos base. Lo que nos están diciendo las alzas en las tasas de interés en prácticamente todo el mundo – salvo en Estados Unidos, donde la Reserva Federal parece políticamente maniatada hasta las elecciones- es que la inflación es la más grave amenaza que se cierne sobre la economía mundial.

Dejemos de lado, por ahora, la discusión de si se trata de alzas de precios en alimentos y energéticos dictadas exclusivamente por choques de oferta (oferta insuficiente) o si se trata, también, de una oleada inflacionaria alimentada desde 2001 por una larga temporada de política monetaria complaciente, impulsada sobre todo, aunque no exclusivamente, por la Reserva Federal.

Sea cual fuese la causa, la manera inmediata de enfrentar esta oleada de alzas y evitar que se propaguen es endurecer la política monetaria o, para ser exactos, abandonar la complacencia del dinero barato y las tasas de interés negativas.

Es evidente que se trata de una receta antipática para los políticos que han prometido generar empleos e impulsar el crecimiento. Tampoco es una receta que genere simpatías entre empresas y deudores. Pero es una receta de aplicación indispensable. Si el dinero se vuelve escaso más nos vale atraerlo y retenerlo con rendimientos atractivos (reales).

No se trata de que los "perversos monetaristas" conspiren contra el crecimiento. Nada más desacreditado por la experiencia que ese falso dilema entre inflación y crecimiento, entre inflación y empleo.

Se trata de que cualquier crecimiento será falaz y terminará en una profunda depresión si dejamos suelto al demonio inflacionario. Recordemos la terrible perturbación en los precios relativos que provoca la inflación y, con ella, la tremenda sensación de injusticia por la desastrosa asignación de recursos que genera ese desquiciamiento de los precios relativos.

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jueves, 17 de julio de 2008

Pedagogía de la irresponsabilidad

Cada vez hay más semejanzas entre la actual crisis financiera en Estados Unidos y la crisis de México que se incubó durante 1994: Los contribuyentes terminarán pagando billones de dólares para premiar la incompetencia de los reguladores, la laxitud del banco central, la venalidad de los intermediarios financieros y la irresponsabilidad de los deudores.


Sólo pasa en el mundo de la política: Si el regulador falló miserablemente, los legisladores lo premian dándole más atribuciones reguladoras – que inhiben los correctivos que imponen los mercados- así como si alguna entidad gubernamental no ha cumplido su trabajo, la “solución” es aventarle más carretadas de dinero de los contribuyentes.

En inglés se le conoce como “moral hazard” y se suele traducir al español como “riesgo moral”. En realidad se trata de aquellas conductas irresponsables que las autoridades estimulan al rescatar una y otra vez a quienes han incurrido en pérdidas derivadas de su propio desempeño incompetente, inmoral, incluso fraudulento.

Durante sus 95 años de existencia, como escribía ayer en las páginas de The Wall Street Journal Allan Meltzer, la Reserva Federal de Estados Unidos ha acumulado un desastroso historial como regulador financiero. Falló, recuerda Meltzer (autor de la más completa historia de la Reserva Federal), con la crisis de las “punto com”, falló con la crisis de las hipotecas de baja calidad, por sólo mencionar dos de los yerros más recientes. Como “premio” a ese historial ahora se propone que la Reserva Federal también regule a los bancos de inversión.

Esas nuevas facultades reguladoras entorpecerán el funcionamiento de los bancos de inversión pero son, además, un claro aviso: En caso de incompetencia, irresponsabilidad o fraude, también los bancos de inversión acabarán siendo rescatados.

Rescatar es un verbo que hace salivar de gusto a los políticos, especialmente si son legisladores, porque los políticos viven de vestirse de superhéroes al rescate de los atribulados. Se alimentan de problemas y provocan más problemas por si acaso faltasen. Nada mejor para estimular conductas que terminarán en tribulaciones que la pedagogía de la irresponsabilidad: “No te preocupes, actúa irresponsablemente, aquí está el Estado como asegurador y regulador universal”.

Al igual que México pagó una dura penitencia en 1995-1996, la salida de la crisis financiera para Estados Unidos inevitablemente se pagará con menor crecimiento, pérdida de empleos, restricción crediticia y aceptación de pérdidas. Mientras más se tarden en corregir, más doloroso será el remedio.

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miércoles, 16 de julio de 2008

Los balbuceos de la Reserva Federal

Las declaraciones de ayer del presidente de la Reserva Federal podrían traducirse así: "La crisis ya me rebasó, no sé qué hacer y recen para que las cosas no se pongan peor antes de las elecciones".



Ben Bernanke debe estar pidiendo al cielo un milagro inusitado: Que el mundo se paralice por completo desde hoy hasta el miércoles 5 de noviembre. Lo que sea con tal de no afrontar, en plena campaña electoral, la que debería ser la tarea prioritaria de un banco central ante la inflación: Aplicar una política monetaria restrictiva.

Debe ser muy triste para un presidente de la Reserva Federal verse obligado a formular perogrulladas insustanciales como lo hizo Bernanke ayer ante la comisión de bancos del Senado:

"Evaluar exactamente y equilibrar adecuadamente los riesgos al panorama del crecimiento y la inflación es un desafío significativo para los responsables de la política monetaria"

Se antoja preguntar al atribulado banquero central: ¿Y cómo para cuándo, señor Bernanke, terminarán usted y sus colegas de la Fed con ese "significativo desafío" de evaluar y equilibrar riesgos y harán su tarea?

A los dos verbos – evaluar y equilibrar – Bernanke los reprende con dos adverbios "exactamente" y "adecuadamente". Es una antiquísima fórmula para hablar mucho sin decir nada.

El desastre detrás de estos balbuceos tiene su origen en el esquizofrénico mandato que los políticos le endilgaron a la Reserva Federal, ya que el banco central estadounidense se supone que tiene al mismo tiempo que combatir la inflación y propagarla mediante políticas monetarias laxas.

Hace casi 101 años, en 1907, Estados Unidos superó un terrible pánico financiero, con sus secuelas de corridas bancarias y demás, sin intervención alguna de la Reserva Federal, ya que la Reserva Federal no existía. Y la economía cumplió su penitencia: Hubo una caída del crecimiento en 1908, pero la economía se recuperó - más sana y un poquito más sabia- para 1909.

Años después, en 1913, los políticos crearon la Reserva Federal invocando la crisis de 1907. Así es la lógica de los políticos: si el mercado pudo resolver solo sus problemas es el momento de impedírselo, creando una instancia gubernamental que cause problemas.

Hoy, ante los balbuceos de la Fed tal vez algún sarcástico pregunte: Aparte de para complacer a los políticos y generar crisis con la expansión voluntariosa del crédito, ¿para qué sirve la Reserva Federal?

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martes, 15 de julio de 2008

Hacia un país de dueños, no de siervos

Para que más de 20 millones de propietarios mexicanos se sientan y actúen como tales: Garantizar en la Constitución la invulnerabilidad de los derechos de propiedad de cada cual sobre su cuenta individual de retiro.


Hoy día las Afores administran más de 80 mil millones de dólares, el 9.1% del PIB, en 38.9 millones de cuentas individuales de pensiones. Como se sabe, el número de cuentas no corresponde al mismo número de ahorradores individuales; existen múltiples duplicaciones y/o cuentas abandonadas por los beneficiarios, sea porque los dueños de esos recursos no saben que los tienen o, peor todavía: porque aun sabiendo vagamente que hay una o más cuentas a su nombre no acaban de "creer" que ese dinero realmente les pertenezca y sospechan que no llegará el día en que ellos o sus beneficiarios podrán disponer libremente de sus recursos.

Debe haber, al menos, 20 millones de dueños de fondos individuales de pensión.

Una de las principales causas de la indiferencia de muchos trabajadores hacia sus fondos de retiro radica en la percepción de que los derechos de propiedad no son respetados en México y de que ese ahorro forzoso es sólo un impuesto disfrazado. A esta percepción contribuye el poco respeto que manifiesta buena parte de la clase política mexicana hacia los derechos de propiedad.

Me refiero a muchos legisladores, dirigentes de partidos políticos, figuras emblemáticas de la arena político-electoral y hasta negociantes adinerados vinculados al poder político. Para muchos de ellos los recursos administrados por las Afores son un jugoso botín del que todavía no logran apropiarse. No hay que tolerar esos amagos de despojo.

Por el contrario, en la hipótesis de que sí existan legisladores y políticos ajenos al hábito depredador (sin duda los hay) una magnífica oportunidad para servir de veras a millones de mexicanos sería establecer en la Constitución la garantía de la propiedad individual imprescriptible e inviolable de cada una de las cuentas para el retiro.

Sería mucho más que una señal redundante. Sería la mejor expresión de un compromiso con la prosperidad del país – que sólo puede fundarse en derechos de propiedad respetados escrupulosamente- y se traduciría en un formidable impulso para que millones de ahorradores mexicanos se convenzan de que de veras son propietarios de esos recursos y actúen como tales.

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sábado, 12 de julio de 2008

El fracaso del déspota benevolente

La crisis por la que atraviesa la economía mundial muestra el fracaso de los gobiernos como aseguradores universales contra toda pérdida. La solución está en dejar funcionar a los mercados, no en obstruirlos.

De pronto, Raúl Castro en Cuba descubre que el igualitarismo es una forma de explotación. “Socialismo significa justicia social e igualdad, pero igualdad de derechos, de oportunidades, no de ingresos. Igualdad no es igualitarismo. Éste en última instancia es también una forma de explotación: la del buen trabajador por el que no lo es, o peor aún: por el vago”.

Estas palabras son un hueso durísimo de roer para el puñado de socialistas de salón que, fuera de Cuba, aún admiran a la dictadura castrista que por casi 50 años ha oprimido a los cubanos.

Raúl Castro puede darse el lujo de hablar así porque no es un político en una “democracia” buscando el voto, sino un miembro privilegiado de una dictadura que lucha por salvarse del desastre final. Son palabras impensables en boca del típico político “demócrata” que se esfuerza por convencer todos los días de que sí hay comidas gratis a cargo del Estado, de que los reveses económicos – debidos a malas decisiones del propio gobierno por lo general- se resuelven no en el mercado sino a través de un subsidio o de una manipulación de precios, con cargo al bolsillo de los contribuyentes.

Mientras en Cuba soplan, aparentemente, vientos de realismo económico, fuera de Cuba multitud de políticos, negociantes, comentaristas, académicos, se aferran, como a un clavo ardiendo, a recetas ilusorias de igualitarismo como respuesta a los problemas económicos.

En lugar de permitir que los mercados libres y el más elemental realismo económico funcionen, se insiste en las fórmulas que han agravado la escasez. Una paradoja trágica del dirigismo gubernamental es que al tratar de borrar de un plumazo la escasez la vuelve crónica y sistemática.

No son los mercados los que han fallado, sino los gobiernos y las políticas voluntariosas para “ablandar” las restricciones impuestas por la realidad: Ha fracasado la idea fantástica y fanática de que el Estado es una especie de aseguradora universal, divina providencia falsificada.

Nuestros aprendices de déspotas benevolentes deberían verse en el espejo de Cuba. ¿Esperarán hasta que el desastre nos alcance para reconocer que no son omnipotentes?

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Una ducha con agua fría

Lo más importante que pueden hacer los grandes líderes políticos del mundo, el G-8, es eliminar las barreras al libre flujo comercial, financiero y de personas. Eso sería mucho más provechoso que sembrar tres arbolitos en una isla japonesa.

Sin duda las emisiones de CO2 que arrojamos a la atmósfera han causado, causan y causarán daños al entorno en el que vivimos los seres humanos y en el que, esperemos, habrán de vivir muchas generaciones futuras.

Reconocerlo, sin embargo, no implica aceptar sin el menor asomo de análisis crítico diagnósticos tremendistas y "soluciones" interesadas que causan más males de los que pretenden remediar. Al paso del tiempo hasta los más entusiastas defensores de la ecología han reconocido que dos o tres de los principales supuestos en que se basaron los diagnósticos de alarma resultaron más cercanos al mito que a la verdad.

Tampoco el paso del tiempo ha sido compasivo con el Protocolo de Kyoto. Se ha visto que el acuerdo planteó metas tan ambiciosas como inalcanzables y lo peor: cada vez es más dudoso que las reducciones de CO2 propuestas resulten suficientes y pertinentes para mejorar el clima del planeta y para evitar las catástrofes que se anunciaron. Eso, por no recordar que casi ningún país ha cumplido lo acordado y que el gobierno de Estados Unidos desde entonces se negó a suscribir el acuerdo, esgrimiendo un escepticismo que, aunque odioso, resultó justificado.

El cambio climático no es el problema número uno de la humanidad.

Mucho más grave es la persistencia de miles de muertes a causa de enfermedades que son curables, no sólo en África, sino en vastas extensiones de pobreza desperdigadas en el planeta. Mucho más graves son la pobreza y el hambre causadas no por una insuficiente oferta de alimentos y de bienes, sino por las estúpidas barreras que los gobiernos han erigido en contra del libre movimiento de bienes, de servicios, de capitales y de personas.

Por eso las reuniones en el cumbre son tan simbólicas como inútiles; semejantes a "un punto de acuerdo" de las señoras y señores senadores.

Puestos a producir gestos simbólicos, pero inútiles, para la próxima cumbre los grandes líderes en lugar de sembrar tres arbolitos podrían darse, en grupo, un buen duchazo de agua fría. Simbolizaría que algo hacen contra el calentamiento global…y sería divertido para los espectadores.

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La infamia del etanol

Si Estados Unidos quiere subir a China e India al compromiso de reducir sus emisiones de carbono a la atmósfera, tendrá que poner sobre la mesa la seria promesa de abandonar su nefasta ocurrencia de subsidiar la producción de etanol a partir de maíz y de otros cultivos. No lo hará. ¿Resultado? La cumbre del G-8 será otro fracaso de Bush. Tal vez un fracaso "fríamente calculado".


Lo más probable es que el gobierno de Estados Unidos haya calculado de antemano que China e India se rehusarían a sumarse al compromiso de reducir a la mitad sus emisiones de CO2 a la atmósfera para el año 2050. Contando con ese rechazo, George W. Bush pudo darse el lujo de mostrarse, en la cumbre del G-8, seriamente preocupado por el cambio climático, hacer promesas retóricas y eludir un examen serio de los infames subsidios a la producción de etanol, que no sólo NO son una política efectiva de protección al ambiente, sino que tienen la perversa cualidad de generar a la vez varios efectos indeseables para el bienestar global:

1. La producción de etanol a partir de maíz y otros cultivos genera más emisiones de carbono de las que reduce.

2. Ha contribuido al encarecimiento de los alimentos en el mundo, al distraer tierras para producir un complemento – que no sustituto- de la gasolina, en lugar de alimentos.

3. El subsidio desalienta a otros productores de granos fuera de Estados Unidos porque compiten en franca desventaja; inhibe, pues, una mayor oferta.

4. Retrasa la búsqueda tecnológica de energías limpias y de procesos productivos menos contaminantes,

5. El subsidio se ha mostrado eficacísimo para generar un efecto en cascada de encarecimiento en toda la cadena de los alimentos: del maíz al trigo, a la soya, al sorgo, a la leche, a la carne,

6. Provoca un efecto de imitación: Cientos de políticos irresponsables en el mundo sueñan con promover la producción de etanol, para posar como "verdes" mientras arrasan selvas y sistemas ecológicos.

Así las cosas, la salida fácil es culpar a China y a India de falta de conciencia ecológica porque no quieren frenar su proceso de crecimiento a cambio de un premio por su contribución a enfriar o postergar el "calentamiento global".

No los culpo…son naciones que quieren salir de la pobreza, no son Al Gore buscando los reflectores.

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martes, 8 de julio de 2008

Adiós, dinero fácil, adiós

La novedad, en la segunda mitad de 2008, es que crece la convicción de que el principal problema con que tiene que lidiar hoy la economía global es la inflación, no los amagos de desaceleración de la actividad económica. Los bancos centrales – especialmente la Reserva Federal- no pueden seguir ignorando que las tasas de interés negativas son combustible puro para los altos precios de energéticos y alimentos.


¿Qué papel jugaron las bajas tasas de interés y la expansión del crédito en las alzas de los precios de los energéticos y de los alimentos? La siguiente gráfica da mucho para pensar. Los datos son los precios promedio anuales (en el caso de 2008, hasta el mes de mayo) del petróleo WTI en el mercado "spot" (expresados en dólares de 2007) y las tasas de interés promedio de referencia de la Reserva Federal, también en promedios anuales.



¿Es buena idea que los bancos centrales desdeñen los volátiles precios de los energéticos y de los alimentos considerando que no forman parte de la "core inflation" o de la inflación subyacente?, ¿no han alimentado las bajas tasas de interés una burbuja especulativa de inversiones en "commodities" que, a su vez, impulsan al alza los precios de energéticos y alimentos?

Durante lo que va del siglo la cota más alta de la tasa de interés (6.24% promedio anual) se verificó en el año 2000, con unos precios nominales del petróleo de $27.39 dólares el barril y reales – en dólares de 2007- de $34.16 dólares. El segmento más dramático de la gráfica es la "reacción espejo" (inversamente proporcional) entre tasas y precios del petróleo a partir de 2007: Las primeras caen en picada, los segundos suben como la espuma…

Vistas así las cosas – y cada vez más gente empieza a verlas así en los gobiernos de los países desarrollados y en varios bancos centrales- la receta parece obvia: Adiós, dinero fácil, adiós.

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¿Se desinflará la burbuja petrolera?

Después de los juegos olímpicos, 25 de agosto, China disminuiría fuerte su demanda de petróleo, mientras que después de las elecciones, 5 de noviembre, la Reserva Federal iniciaría una serie de alzas a las tasas de interés. ¿Veremos antes del fin de año los precios del petróleo debajo de los $100 dólares el barril?

La bola de cristal podría estarse desempañando.

Si usted tuviese hoy que pronosticar el precio de la mezcla mexicana de petróleo de exportación para 2009, ¿lo pondría arriba de $75 dólares? Yo no lo haría. Tal vez el jueves pasado, cuando la mezcla mexicana alcanzó un precio de $131 dólares por barril, vimos el "pico" histórico del actual "rally" de precios.

Indicios:

1. Aun ante la inminencia de los juegos olímpicos China disminuyó los subsidios a la gasolina lo que se tradujo en un aumento de 18% en el precio a los consumidores. Lo más probable es que el gobierno chino, una vez concluidos los juegos, el 25 de agosto, tome más medidas para disminuir la demanda china por petróleo.

2. Arabia Saudita, el principal productor en el mundo, no está cómodo con los altos precios de hoy – teme que el ajuste a la baja no sólo sea brusco, sino que marque una tendencia definitiva – y puede seguir incrementando su oferta de crudo.

3. La Reserva Federal ya no disminuirá más las tasas de interés; la inflación está pesando más que el miedo a la recesión. Después de las elecciones – el martes 4 de noviembre – la Reserva Federal deberá seguir los pasos del Banco Central Europeo y subir las tasas.

China consume anualmente un barril de petróleo por persona (hablamos de una población de 1,300 millones de personas), Estados Unidos consume 25 barriles de petróleo al año por persona (hablamos de una población de 300 millones). Una caída de 10% en la demanda de China y Estados Unidos se traduciría en un excedente de 2.5 millones de barriles diarios, y si además Estados Unidos pone en el mercado una porción de su reserva estratégica, mientras Arabia Saudita incrementa su producción e Irak hace lo propio, se alinea todo para configurar una baja fuerte en los precios del crudo.

En todo caso, un factor clave será lo que suceda con las tasas de interés después del 4 de noviembre.

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lunes, 7 de julio de 2008

Ah, sordito como una tapia

No tiene remedio. Sordera total e incurable. Ese es el feo diagnóstico que corresponde hacer sobre Marcelo Ebrard. El jefe de gobierno, a más de dos semanas de la tragedia, insiste en que todo es asunto de endurecer el otorgamiento de permisos a los llamados "antros".



A izquierda y derecha se ha comentado que detrás de la tragedia que le costó la vida a 12 personas en una torpísima operación de policías, tan esforzados como ineptos, están actitudes inadmisibles de la autoridad: criminalizar la diversión de los jóvenes, intimidar y vejar a menores de edad, moralismo de baja estofa y, en general, una confusión entre fines y procedimientos, tan atroz que los fines de los cuerpos de seguridad pública se han esfumado ante la dictadura de unos procedimientos diseñados para la propaganda política y la espectacularidad.

Y nada. Don Marcelo sigue montado en su macho. Su más reciente ocurrencia ha sido anunciar que se endurecerán los requisitos y los trámites para otorgar permisos de funcionamiento a los bares, restaurantes, discotecas o antros. Ni una palabra sobre la estulticia de los procedimientos policiales que no sólo no sirven en absoluto para alejar a los jóvenes de conductas que pueden ser nocivas para su salud, sino que provocan tragedias como la que sucedió la tarde del viernes 20 de junio.

Los procedimientos no los idearon los gendarmes que empujaban para impedir que los jóvenes salieran de la trampa, ni tampoco fueron invento de los jefes de esos gendarmes ataviados como si fueran a perseguir terroristas en Afganistán, son procedimientos que surgieron como ocurrencia en las oficinas de los jefes de los jefes de la policía: en las oficinas de la autoridad de la ciudad de México.

¿Cuáles son esos procedimientos? 1. Utilizar a los jóvenes clientes de esos tugurios como "prueba" de que se viola la ley, 2. Tratar a esos jóvenes como delincuentes, so pretexto de que son "testigos", trasladándolos en contra de su voluntad a instalaciones policiales para ser interrogados cual sospechosos de terribles crímenes.

Son procedimientos estúpidos e ilegales ordenados por el gobierno de la ciudad. La responsabilidad en el diseño y puesta en marcha de esas operaciones policiales recae directamente en quien preside el gobierno de la ciudad. ¿Será por eso que al señor Ebrard le aqueja esa terrible y total sordera?

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jueves, 3 de julio de 2008

Un histórico triunfo de la inteligencia

El rescate impecable de 15 personas que mantenían cautivas las FARC es una gran noticia para toda la humanidad: La inteligencia sigue siendo más poderosa que la barbarie, la demagogia y la confusión.

Es un viejo lugar común ironizar acerca del aparente contrasentido de la frase “inteligencia militar”. Los ejércitos, las policías, los llamados cuerpos de seguridad han cometido, en la historia, un sinnúmero de tropelías que son la antitesis de la inteligencia. Por lo general, sin embargo, los culpables últimos de esas atrocidades son los jefes de los jefes de los jefes militares o policíacos, es decir: los políticos.

La minuciosa operación del 2 de julio para liberar a 15 víctimas de las FARC en Colombia, algunas de las cuales llevaban más de diez años en un cautiverio dictado por la estupidez ideológica (las ideologías son la falsificación más barata y más nociva de la inteligencia), pasará a la historia como un triunfo de la inteligencia.

La inteligencia de la operación sólo se entiende a cabalidad si nos remontamos al origen último: La decisión inteligente, pero impopular en los tiempos que corren, de no hacer concesiones a la barbarie y al atropello de los derechos humanos. El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, nunca confundió los procedimientos con los fines y por ello instrumentó procedimientos subordinados a los fines y acotados por ellos.

Los fines: Preservar las vidas humanas, restaurar la condición de seres libres a quienes la violencia y la sinrazón (disfrazadas de ideología) les ha privado de la libertad, no negociar poniendo en riesgo el imperio del derecho y de la razón cuya restauración se busca ante todo.

La operación – que en palabras de Ingrid Betancourt fue “una partitura” perfectamente ejecutada- no buscaba la aniquilación de nadie, sino la liberación de los cautivos.

Cuando los fines están claros, los procedimientos son inteligentes y honestos. No necesitan escudarse en la palabrería, ni requieren de jactancias de machitos. Se hacen las cosas como deben hacerse y punto. Despacito y con buena letra, como aconsejaba Machado.

¿Cuál es la diferencia entre “operativo espectacular” y “operación efectiva”? La inteligencia honesta. Y que en el primer caso tienes doce muertes estúpidas y en el segundo tienes 15 personas que recobran la vida al recuperar su libertad.

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miércoles, 2 de julio de 2008

Algo más que una gran palabra

La batalla por la libertad no tiene nada de abstracta. Se trata lo mismo de pelear, con las armas de la razón, por el derecho de una persona a llevar sus propias maletas en un carrito, que de defender el derecho de cualquier persona a decir lo que piensa acerca de un partido político o de un candidato en campaña. Hoy como ayer, seguimos en esa batalla.



A veces hay que tomar con guantes las "grandes palabras". Se usa y abusa tanto de ellas que uno, al recibirlas, se pregunta por qué manos habrán pasado y para qué causas habrán sido usadas.

Pero son algo más que "grandes palabras" o que eslabones útiles para enhebrar frases en un discurso. Son realidades que existen y sobreviven, airosas, al maltrato que les damos.

Tomemos el caso de la libertad. No es una abstracción, ni una etiqueta ideológica; tampoco – desde luego – es un pretexto aceptable para violar acuerdos o para conculcar los derechos de los demás. Es una realidad muy concreta que de inmediato echamos en falta cuando nos impiden ejercerla. Porque la ejercemos en pequeñas y en grandes cosas, aun cuando con frecuencia se empeñen, una y otra vez, en que no lo hagamos.

Pequeñas cosas como poder trasladar nuestras propias maletas en un aeropuerto mediante un carrito ideado para el efecto o grandes cosas como poder expresar nuestras preferencias o nuestras aversiones en materia política o electoral.

El 27 de noviembre pasado escribí sobre ambas cosas, en algo que se llamó "Los políticos y los maleteros", criticando por igual las barreras físicas con que el aeropuerto de la ciudad de México recibe a un viajero que desea transportar por sí mismo su equipaje, que las barreras legales contra la libre expresión, plasmadas en esa malhecha legislación electoral que los partidos políticos impulsaron el año pasado. La batalla sigue vigente porque ésas, como cientos de barreras más a la libertad, siguen en pie. Y esas barreras no sólo atentan contra nuestro bienestar material, sino también, y esto es lo más importante, atentan contra nuestra condición de seres racionales y espirituales.

La batalla vale la pena. Me emociona, por eso, estar a las puertas de un nuevo desafío profesional, ser director general del periódico El Economista; desafío que los accionistas de esa empresa han cometido la temeridad de proponerme. Lo he aceptado, entre otras razones, por la causa de la libertad.

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martes, 1 de julio de 2008

Economía “blandita” y pobreza

En una de sus tantas acepciones el adjetivo “blando” se refiere a aquello que cede fácilmente. Cuando los políticos se encargan de “ablandar” créditos, precios o subsidios, entre otros, el “ablandamiento” genera más pobreza.

Desde una perspectiva simplista el hecho de que un bondadoso gobierno decida subsidiar la producción de leche se supone que debería provocar una abundancia de leche. Pero en realidad y a largo plazo sucede lo contrario: La leche escaseará. Los productores de leche que no son subsidiados son desalentados porque tienen que competir en desventaja con los productores beneficiados por el subsidio.

Pero hay más: El productor subsidiado carece de incentivos para volverse más eficiente. Venda más o venda menos recibe el subsidio. No importa si regala la leche, si la tira o si la vende cara, el subsidio – como el sueldo de cada quincena- está ahí esperándolo.

Lo mismo sucede con los créditos blandos, que no son necesariamente aquellos con bajas tasas de interés, sino aquellos en los que uno puede, como acreditado, incumplir con los pagos sin grandes consecuencias, sea porque no hay un verdadero respeto a los contratos, sea porque es práctica usual la redocumentación de deudas (que en el fondo todo mundo sabe que nunca se pagarán), sea porque la inflación ha amortizado aceleradamente el principal de las deudas. Se supondría que con ese tipo de créditos blandos las personas, aliviadas de presiones, se volverían más trabajadoras y productivas. No es así. Sucede lo contrario: Se vuelven más perezosas y abusivas.

También uno supondría, porque aprendió (mal) las nociones elementales de economía en algún sermón religioso acerca de los buenos sentimientos o en alguna novela romántica o leyendo notas de periódicos, que el control de precios, al hacer que el costo monetario de las cosas bajé por decreto genera una cauda de beneficios. Pero sucede lo contrario de lo que se esperaba: A la postre los precios no disminuyen sino que pronto aparece el precio más caro del mundo que se resume en dos palabras: “NO HAY”. Y mientras tanto, bajar los “costos” nominales de las cosas ha significado también bajar los salarios reales de las personas, su poder adquisitivo.

Por eso, una economía blandita y complaciente, con subsidios blandos, créditos blandos y precios blandos y controlados es también, una economía condenada a generar pobreza.

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