domingo, 30 de noviembre de 2008

Bombay, los liberticidas atacan de nuevo

“El abogado (…) se presentaba ante mí como alguien tan liberal (…) Pero en realidad era un viejo fanático. No se conformaba con poseer su fe; quería verla triunfar a la manera antigua (…) Su voz temblaba y le brillaban los ojos; volvía a ser el niño de tres años en Lyalpur, jugando con imágenes en las que enviaba a los infieles a otro mundo”.


La cita anterior es del revelador libro “Al límite de la fe” de V.S. Naipaul, publicado en 1998, y se refiere a una entrevista con un abogado pakistaní, una más de las decenas de entrevistas que hizo Naipaul en cuatro naciones islámicas cuyos orígenes milenarios no son árabes (Indonesia, Irán, Pakistán y Malasia), naciones “conversas” – de fuerza o de grado- al Islam, que quiere decir: Sumisión.

Pakistán es oficialmente la República Islámica de Pakistán. El apellido islámico no es anécdota sino definición: Ser pakistaní es ser musulmán. El nombre Pakistán significa en la lengua oficial, el urdu: tierra de los sagrados o puros. Pakistán surgió en 1947 como respuesta a la exigencia de musulmanes de la India que deseaban tener una nación propia, sin hindúes, sin infieles.

El abogado pakistaní del relato de Naipaul le recita al escritor trinitario, de origen hindú (que posteriormente ganaría el Premio Nóbel de Literatura en 2001) unos versos en urdu: “Darté nahin dunya mayu Musalman kisi sé --- Ya Duch Ali-sé”. Que se traducen como: “No conoce el musulmán en este mundo el temor --- ve a preguntarle a Alí”. (Ali es el cuarto califa, al mismo tiempo primo y yerno del profeta Mahoma, ya que se casó con Fátima).

Los jóvenes integrantes de los comandos terroristas que sembraron la muerte y la destrucción en Bombay a partir de la noche del miércoles pasado tampoco conocieron el miedo (o así lo creían) y, al igual que el abogado pakistaní del relato, deben haber acariciado muchas veces las imágenes de “purificadoras” matanzas de infieles, de preferencia occidentales, mejor si son estadounidenses, y tanto mejor si son judíos (entre los más de cien masacrados se cuentan un rabino estadounidense y su esposa); la única diferencia respecto del abogado fanático es que ellos sí han logrado llevar a los hechos el mandato de exterminar infieles.

La libertad, a los ojos de estos desquiciados, es fuente de corrupción y decadencia. Es la antítesis del Islam; de la sumisión.

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El mito del "triple play"

Aunque desde el punto de vista del usuario bien informado basta tener un buen servicio de banda ancha para tener telefonía y televisión, las empresas, las autoridades y hasta los reguladores prefieren que sigamos creyendo en el mito del "triple play".

Es un hecho que la Internet sepultó a la telefonía. Centenares de miles de personas en el mundo no solamente hablamos en tiempo real con personas que están en cualquier punto del globo terráqueo, sino que frecuentemente las vemos y somos vistos por ellas mientras conversamos a través la Internet y auxiliándonos sólo con una computadora portátil u otro dispositivo conectado a la red.
También centenares de miles de personas ven sus programas y series favoritas de televisión, en el día y el horario que desean, a través de la red. Tienen ahí, en la red, la más amplia oferta de contenidos disponible en el mundo.
En este sentido el llamado "triple play", que tantas aguerridas y complicadas discusiones y polémicas causa, es un mito. Un mito tan conveniente para algunos negocios como fue y sigue siendo el mito de las fronteras, que permiten establecer restricciones para el acceso y salida de mercancías y de personas de un país y, en esa misma medida, generan rentas. Por eso las fronteras provocan rencillas interminables, trampas, demagogia…y hasta guerras.
Dentro de unos años, conforme avance inexorablemente la penetración y la comprensión de lo que significa la Internet, las agrias discusiones y las sucias maniobras de algunas empresas que se resisten a perder sus rentas monopolísticas o casi-monopolísticas a todos parecerán ridículas.
Ejemplo: "V" es un ingeniero coreano que cursa su doctorado en una universidad de Estados Unidos. Le basta su computadora portátil y un servicio de banda ancha para ver televisión producida en cualquier lugar del mundo, escuchar conciertos en vivo, hablar con su familia o con sus colegas que se encuentran a su vez en cualquier lugar del mundo, ver vídeos, transmitir vídeos, difundir pequeños programas de radio, consultar acervos bibliográficos, leer libros, escribir libros y venderlos, sostener conferencias con colegas que estudian en Asia o en Europa o en África…
El negocio del siglo XXI es la generación de contenidos, pero hay quienes se aferran con todo – incluidas las malas artes- al negocio de ponerle puertas al campo. Incomunicar, tal es el negocio que defienden.

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miércoles, 26 de noviembre de 2008

Obama, elogio de la inteligencia

Con la designación de Paul Volcker y de Austan Goolsbee el presidente electo de los Estados Unidos – Barack Obama- tiene ya a los mejores talentos disponibles para enfrentar la crisis.

Voy a presumir que hace tres semanas, el miércoles 5 de noviembre, hice votos para que Barack Obama recurriese a los consejos y asesoría de Paul Volcker. Los enterados lectores de El Economista y de esta bitácora ya estarán a estas horas al tanto de que Volcker encabezará el flamante consejo de asesores para la recuperación económica, que será el puente directo entre el presidente Obama y voces independientes de la sociedad, de la ciencia y de la academia que llevarán opiniones frescas y sin compromisos partidistas a la Casa Blanca.
Esos lectores tal vez recuerden vagamente que alguien hace unos días, en algún sitio, habló de lo mucho que podría aportar al nuevo gobierno un hombre como Volcker. Bien, lo leyeron aquí y lo dije yo.
Satisfecha la vanidad, pasemos a lo importante. A Volcker le acompañará en este consejo de asesores un joven doctor en economía, profesor en la escuela de gradados en negocios y administración de la Universidad de Chicago (el centro académico y de investigación que más premios Nobel de Economía le ha dado al mundo), que se llama Austan Goolsbee y que, por cierto, fue el principal asesor en economía de Obama durante la larga travesía electoral.
El exbanquero central, de 81 años, (que derrotó la inflación y sentó las bases para la recuperación de la economía de Estados Unidos después de los destrozos causados especialmente por los gobiernos de Nixon y Carter) podría ser el abuelo de Goolsbee, de 39 años, un economista del siglo XXI, autor de trabajos de investigación tan actuales como: “Competencia en la industria de cómputo: on-line contra comercio al detalle”, “En un mundo sin fronteras: El impacto de los impuestos en el comercio vía Internet”, “Competencia de precios on-line: Amazon contra Barnes & Noble”. Pero Volcker y Goolsbee, a pasar de la diferencia de edades, sin duda se entenderán muy bien entre sí y con su jefe Obama. La inteligencia no tiene edad, ni fronteras. Funciona. Y los inteligentes, como Obama, se rodean de colaboradores inteligentes. Con eso ya tienen ganada la mayor parte de la batalla. La inteligencia, en estos tiempos, es una magnífica noticia. ¿No creen?

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martes, 25 de noviembre de 2008

El equipo de Obama: Orientado al mercado

Barack Obama hizo una muy inteligente conformación de su equipo de primera línea para doblegar la crisis económica. Tan inteligente que ya desconcertó a los ilusos que apoyaron a Obama pensando que promovían a un populista estatólatra.

A fines de septiembre Larry Summers, elegido por el presidente Obama para presidir el National Economic Council, escribió en el diario Financial Times que la necesidad de reestablecer la confianza y el funcionamiento fluido de los mercados financieros implicará, inevitablemente, un incremento del déficit fiscal de corto plazo.
Ante la actual ineficacia de la política monetaria como estimulante del crecimiento (por ejemplo, la inutilidad de las sucesivas reducciones de tasas de interés) sólo queda echar mano de las herramientas fiscales, como recortes de impuestos, rescates directos de instituciones financieras, para capitalizarlas, limpieza de activos financieros tóxicos con cargo al erario, apoyos a deudores. Inevitablemente eso incrementa el déficit fiscal de corto plazo pero – advertía Summers- no se trata de dinero de los contribuyentes tirado a la basura (a fondo perdido), sino de una inversión dictada por la crisis que deberá redundar en que los mercados vuelvan a funcionar con soltura y, así, se recupere la mayor parte de lo invertido.
Summers y Timothy Geithner, el próximo Secretario del Tesoro, fueron colaboradores de Robert Rubin, el estupendo Secretario del Tesoro de los primeros años de mandato de Bill Clinton, quien persuadió al presidente demócrata, junto con Alan Greenspan, acerca de la importancia de lograr un superávit fiscal como la mejor estrategia no sólo para combatir la inflación sino para estimular el crecimiento. Rubin hizo una estupenda mancuerna con Greenspan y propiciaron la etapa más bonancible de la economía estadounidense en las últimas décadas: Baja inflación, crecimiento económico sostenido, bajo desempleo y avance de la productividad apuntalado en la innovación tecnológica y en la globalización.
En el equipo de Obama para vencer la crisis destaca también Peter Orzag, el futuro director de presupuesto en la Casa Blanca, quien hace poco criticó el excesivo gasto público destinado a salud (específicamente a “Medicare”): “Hay evidencia sustancial de que un mayor gasto público en salud no significa siempre obtener una salud de mayor calidad”.
Lo siento por los ilusos que soñaron que Obama inventaría el “agua tibia” (intervencionismo del gobierno fijando precios y salarios) para reemplazar al mercado en la asignación de recursos Por fortuna, se equivocaron.

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Los obstruccionistas

Al igual que los grupos de presión que obstruyen el libre tránsito en calles y caminos los negociantes mexicanos - presuntos dirigentes de cúpulas empresariales- han hecho de los aranceles (obstrucciones al libre tránsito de mercancías) la fuente de sus rentas; márgenes exorbitantes de utilidad obtenidos del despojo a los consumidores.

Comedido, con gran timidez, el gobierno federal ha propuesto una reducción arancelaria en el contexto de la crisis global que nos aqueja. Es una propuesta en la dirección correcta, dado que el peor de los errores que podemos cometer es profundizar y agravar la recesión incurriendo en el proteccionismo.
El problema ha sido que, como es usual, el gobierno eligió como interlocutores para disminuir el proteccionismo comercial ¡al puñado de negociantes que obtienen sus rentas de los elevados aranceles!, en lugar de acudir a más de cien millones de consumidores que somos quienes los padecemos.
Es el mismo patrón de negociación que siguen las autoridades con quienes obstruyen una avenida o una carretera para defender algún interés particular (con gran frecuencia ilegítimo), desdeñando a la inmensa mayoría que es afectada por los obstruccionistas. Al obstruccionista se le ofrece dialogo, negociación, concesiones y hasta, metafóricamente, besos y arrumacos; a quienes padecemos el abuso de los obstruccionistas se nos ordena una dieta de ajo y agua: "a joderse y aguantarse".
De seguir ese camino la muy necesaria - ¡urgente!- reducción de aranceles terminará como otro parto de los montes: en el alumbramiento de un ratoncillo insignificante.
México ocupa el vergonzoso lugar 107 en el mundo – de una lista de 125 países- en términos de aranceles MFN (nación más favorecida), es decir: es, en los hechos, uno de los países más proteccionistas del planeta.
Engallados, los voceros de los obstruccionistas exigen que no se toquen sus territorios de caza: nos ven a los consumidores como piezas de su propiedad.
Un sueño: Los consumidores, por una vez al menos, deberíamos instalarnos a las puertas de la Secretaría de Economía (buena parte de las oficinas ya están tomadas, en la práctica, por los negociantes proteccionistas) para exigir sin dilaciones la reducción sustancial y acelerada de los aranceles.
¿De donde obtienen los obstruccionistas tantos recursos para cabildear y presionar a favor del sostenimiento de sus cotos de caza de rentas? Muy sencillo: De los excedentes de los que hemos sido despojados los consumidores, ¡gracias a la protección arancelaria!

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Ponernos de acuerdo, eso es el mercado

El primer paso para salir de esta crisis económica es reestablecer plenamente el mercado, esto es: Dejar que sea la confluencia de millones de voluntades libres, en millones de relaciones de conveniencia social, la que defina en cada momento el precio de productos y servicios; definir, pues, el valor del dinero, que es tanto como decir: el valor que, por acuerdo y por conveniencia, le asignamos al trabajo.

Barack Obama ha dado una pista inicial de sus planes para que Estados Unidos salga de la recesión: Generar 2.5 millones de nuevos empleos en un plazo más o menos corto, digamos un par de años. Suena bien, pero también es incurrir en el "fetichismo del empleo" tan común entre los políticos.
Me explico: No se trata de pagarles un salario a 2.5 millones de personas que hoy no lo reciben, sino de descubrir qué riqueza pueden generar esas 2.5 millones de personas para que la gente (cualquier número de personas, en cualquier lugar) esté dispuesta a pagarles cada mes los dólares equivalentes a 2.5 millones de salarios.
Digo los dólares porque estamos hablando de Estados Unidos, pero igualmente podemos decir: "el dinero". ¿Qué es el dinero? Es la expresión que convencionalmente acordamos darle a un trabajo humano ya realizado o pactado para realizarse, cuyo resultado es conveniente para otros, quienes estarán dispuestos a intercambiar parte de su trabajo ya realizado o por realizar (dinero) a cambio de disfrutar del resultado del trabajo ajeno.
Ejemplo: Juan es un cirujano a quien le resulta conveniente compartir con Beatriz, una contadora, parte de los frutos de su trabajo a cambio de que Beatriz mantenga el registro de los ingresos y egresos de Juan; a su vez, Juan percibe ingresos porque su destreza como cirujano le resulta conveniente a Pedro quien requiere de una cirugía para mejorar su calidad de vida. Y los tres están de acuerdo en que el dinero empleado es algo más que su realidad física de papel, tiene una realidad meta-física: la capacidad de obtener de otros trabajo ya realizado o trabajo por realizar.
Un empleo se crea cuando el producto del trabajo de A resulta conveniente, esto es: susceptible de ser libremente comprado. No basta el dinero, se requiere del mercado para dos asuntos básicos: Ponernos de acuerdo en el valor del trabajo y ponernos de acuerdo en el valor del dinero.

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viernes, 21 de noviembre de 2008

Demasiado grandes para ser rescatadas

General Motors, Ford y Chrysler – armadoras estadounidenses de automóviles- NO deben ser rescatadas con el dinero de los contribuyentes. Deben acogerse, en todo caso, al famoso "chapter eleven"; un proceso ordenado y riguroso de concurso mercantil que no sólo les permita evitar la bancarrota total, sino que las haga competitivas, es decir: MÁS PRODUCTIVAS.


Martin Feldstein, profesor de economía en Harvard y presidente emérito del NBER (National Bureau of Economic Research) resumió en un párrafo contundente por qué las armadoras de automóviles estadounidenses NO deben ser rescatadas con dinero de los contribuyentes, lo cito:
"Los tres grandes fabricantes de autos de Estados Unidos necesitan más que una inyección de 25 mil millones de dólares del gobierno federal. Porque dadas sus pérdidas actuales en menos de un año quemarán ese dinero y volverán por más" (ver artículo de opinión de Feldstein en washingtonpost.com martes 18 de noviembre).
Feldstein les recuerda a los legisladores, y a Barack Obama, que si esas empresas se acogen al "chapter eleven" (equivalente al concurso mercantil en México) podrán seguir produciendo automóviles, podrán seguir siendo fuente de empleo directo o indirecto para millones de personas – dentro y fuera de los Estados Unidos- y, lo más importante, podrán reorganizarse a fondo, para volverse competitivas frente a las empresas asiáticas fabricantes de automóviles, como Toyota o Honda, que también tienen plantas en Estados Unidos y no están mendigando un rescate del gobierno.
La clave NO son las carretadas de dinero del público (la receta favorita de los políticos frente a cualquier problema) sino la productividad.
Una reorganización a fondo, supervisada por un tribunal de bancarrotas, obligaría a que los sindicatos acepten nuevas condiciones laborales, sin prestaciones exorbitantes y sin rigideces absurdas que impiden la productividad, por ejemplo: la prohibición impuesta por los sindicatos al traslado de ciertas operaciones de fabricación fuera de Estados Unidos (por ejemplo, a México) para disminuir costos y/o aumentar la calidad de los automóviles. Un bonito caso de nacionalismo barato alentado por los políticos demagogos.
Son las condiciones de rigidez y de exorbitantes costos laborales y de previsión social impuestas por los sindicatos (que, a su vez, son clientela del partido político que prohijó tales privilegios, al que pertenece Obama) las que les impiden competir exitosamente, y las tienen al borde de la quiebra.

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jueves, 20 de noviembre de 2008

Los daños sistémicos de la ignorancia

La crisis financiera ya es lo suficientemente severa como para que algunos y algunas desparramen su "docta ignorancia" emitiendo juicios de valor sin fundamento.


Ayer en una de esas columnas pseudo- periodísticas de recados cifrados, chismes y balbuceos escritas por alguna sedicente especialista en finanzas se reprocha a una empresa – Gruma- haber emitido "información deficiente" acerca de sus operaciones con productos derivados. Sin embargo, en los tres párrafos que se le dedican al asunto, se demuestra NO que la empresa haya informado en forma deficiente, sino que la autora de la columna no leyó o no entendió la información difundida por la empresa, no tiene la menor idea de lo que es un producto derivado, ni de lo que es un margen, ni mucho menos lo que es una llamada de margen en los contratos con productos derivados en los que se incluye el margen como modalidad de apalancamiento, y que se aplica en caso de que el saldo quede por debajo del margen disponible o usable.
A partir de esa "docta ignorancia" la columnista desliza maliciosas insinuaciones sobre la solvencia de la empresa y le regala a sus incautos lectores esta perla de "información precisa": "el rumor es que Roberto González venderá el control o un paquete importante del (sic) Banorte…". La confesa emisora de rumores demanda que los demás informen con precisión. ¡Vaya¡
¿Cuál es la realidad? Que Gruma obtuvo una línea de crédito que le ha permitido liquidar todas las obligaciones que tenía con instrumentos derivados de tipo de cambio con vencimiento en 2008. Específicamente saldó la única de sus operaciones con derivados que contemplaba una llamada de margen (para el 25 de noviembre), con lo cual eliminó definitivamente el riesgo de que, al aplicarse la llamada de margen, se afectase el flujo de efectivo estable y constante de sus operaciones.
Todo eso puede leerse claramente en el comunicado que emitió Gruma a la bolsa el pasado 13 de noviembre. Y también puede leerse ahí que las demás operaciones con derivados de la empresa con vencimientos en 2009, 2010 y 2011, NO están sujetas a llamadas de margen.
A lo mejor debería penalizarse la irresponsable difusión de falsedades, derivadas de la "docta ignorancia". Por lo menos, que reciban la sanción social en la misma línea que propone el Consejo Nacional de la Comunicación: desenmascarar, por ejemplo, a los falsos médicos

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La balsa de los 20 en el océano

"Intentábamos defendernos. Pero era imposible. Los débiles sólo pueden huir. Y no se puede huir de una balsa perdida en medio del mar" (Alessandro Baricco, "Océano mar").



No hay que ponerse dramático, pero una imagen que convenía a la reunión del G-20 el pasado fin de semana en Washington es la de 20 personas asustadas en una balsa que flota en medio del océano, a la espera de que se reanude la tormenta o de que llegue algún auxilio providencial.

Para ser exactos: dos mujeres y 18 hombres, aunque no puede haber dos mujeres tan distintas como lo son Ángela y Cristina. La primera es madura, firme, poco dada a las ligerezas; la segunda es despistada, frívola, vanidosa; llegó tarde a la foto de grupo y, según los maliciosos, fue porque no había terminado de maquillarse. Para ser exactos: de las 20 personas una - George, el pequeño – debió sentir alivio, porque en unos días saltará de la barca a tierra más o menos firme. Y otra persona, ausente, Barack, debe sentir aprensión porque en breve le tocará subirse a la balsa en medio del océano; "ahí te veremos el 20 de enero, hermano" dicen que le dijo un desaprensivo.

También estaban los acompañantes y uno que otro colado, como el jefe de gobierno español que, duro y dale, pidiéndole el favor a su vecino, Nicolás, de que lo incluyesen en la nómina; logró un asiento quizá porque deseaba estar en el segundo Bretton Woods o asistir a los funerales del capitalismo; menudo chasco se ha llevado el Zapaterito que la reunión no fue ni lo uno, ni lo otro.

La imagen de los náufragos en medio del océano, compartiendo una precaria balsa, encierra al menos una lección muy importante: la de la cooperación forzosa. La pesadilla terminará – todas terminan- pero de la cooperación entre todos, sin jugarle al listo, depende que termine más o menos bien.

Digamos que si alguno de los fuertes del grupo sucumbe a la tentación autista – proteccionismo- o que si otro buscando salvar a los suyos pone en riesgo a los demás, todos se irán al fondo del océano.

O nos salvamos juntos, o nos hundimos todos. El nombre del juego se llama cooperación. Pero, que conste, no nos estamos poniendo dramáticos, sólo un poquito realistas.

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lunes, 17 de noviembre de 2008

Hu Jintao y el futuro de la economía mundial

No hay que perder de vista a China en medio de esta crisis financiera global. Su estrategia es inteligente y sin aspavientos. Hu Jintao, el Presidente chino, sabe que el mundo necesita de ellos.

Esta crisis es una magnífica oportunidad para estudiar chino. En serio.

Uno de los personajes más relevantes en la reunión del G-20 en Washington estaba unas horas después en La Habana visitando a Raúl Castro. Se llama Hu Jintao, es el presidente de China, es líder del partido comunista, tiene 66 años, es ingeniero y es un “caballero” en el sentido que los chinos suelen dar al término: de trato suave y de bajo perfil.

Pero tratándose de decisiones cruciales para salvaguardar al partido comunista chino Hu Jintao es inflexible y no hace concesiones. Pregunten en el Tíbet, si no.

“Las economías emergentes y en desarrollo deben tener una mayor voz y representación en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco Mundial” fue una de las tantas conclusiones de la reunión del G-20, pero para China no fue una declaración retórica. Aportará dos millones de millones (“trillions” en inglés) de dólares para fortalecer el fondo de estabilización del FMI; no lo hará a cambio de nada, sino de un mayor protagonismo en el rediseño del sistema financiero global.

Días antes, y como preámbulo a la reunión en Washington, el gobierno chino anunció un impresionante paquete de estímulos fiscales de 586 mil millones de dólares para la construcción de infraestructura en China, con el fin de mantener elevado el crecimiento económico, disminuir desigualdades regionales y sostener la demanda global por maquinaria, y “commodities”. Sin empacho, el primer ministro chino, Wen Jiabao, calificó el paquete como “la mayor contribución china al mundo” en el umbral de una recesión severa y prolongada.

De alguna forma, la estrategia china marcó la pauta del mensaje conjunto de los países en desarrollo durante la reunión en Washington: En las economías emergentes está la clave para mantener la demanda global con aliento, no cometamos el error de incurrir en el proteccionismo durante esta crisis, fomentemos el comercio global, rediseñemos las instituciones financieras multilaterales dándoles más atribuciones y recursos, pero también dándole a las economías en desarrollo una mayor presencia efectiva.

Tal vez Barack Obama debe empezar a tomar clases de chino. Podrá ser una instrucción muy útil para su próximo trabajo.

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Ya lo sabíamos, Henry

En realidad los mercados se cayeron el miércoles NO por la confirmación de que los más de 700 mil millones de dólares aprobados por el Congreso no se usarán para comprar activos tóxicos, sino porque ya hasta el optimista Henry Paulson admite que no hay forma de evitar una recesión profunda y prolongada.

El miércoles Henry Paulson confirmó que el multimillonario paquete de ayuda no se usará para comprar activos tóxicos, sino para capitalizar a los bancos y suavizar los apuros que enfrentan los deudores en tarjetas de crédito y en créditos hipotecarios. Eso ya se sabía. Ya hace algunas semanas, el propio Paulson les informó a los jefes de los grandes bancos que el gobierno de Estados Unidos sería su socio, ¿de dónde creen que ha estado saliendo el dinero para capitalizar a los bancos? Pues sí, del paquete de rescate que tantos apuros costó que aprobase el Congreso.
El pasado 2 de octubre, hace más de 40 días, escribí que "el gran fondo de inversiones tóxicas Paulson & Co" no había forma de que funcionara. Y hablé de tres escenarios posibles, recuerdo hoy los dos primeros (el tercero de los escenarios, que no se aprobase el paquete de rescate, simplemente no sucedió). Escribí entonces:
"Escenario uno: Pese a todo y con pequeños ajustes cosmético-políticos, tanto el Senado como la Cámara de Representantes aprueban el rescate de activos tóxicos propuesto por Henry Paulson y su equipo. Se crea un gigantesco fondo de inversión dentro de la mismísima Secretaría del Tesoro (…) Resultado práctico: se gana tiempo para llegar a las elecciones del 4 de noviembre sin 'tantas' turbulencias.
En este escenario, ¿se evita una recesión? No.
Escenario dos: Se le hacen ajustes mayores al plan de rescate y en lugar de usar los recursos de los contribuyentes para comprar activos tóxicos e ilíquidos, se utilizan para capitalizar a las instituciones en problemas (…) El rescate sale más barato, y menos 'injusto'.
En este escenario, ¿se evita una recesión? No."
Lo que anunció Paulson el miércoles es que, en efecto, la situación actual se asemeja más al escenario dos que al uno. Pero junto con ese anuncio está el reconocimiento que la recesión es inevitable, y eso, de manera aproximada, es lo que tratan de descontar los mercados de valores.
Ya lo sabíamos, Henry. Qué bueno que tú también te hayas convencido.

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jueves, 13 de noviembre de 2008

G-20, ¿cómo restablecemos el juego?

Más allá de rollitos retóricos, el planteamiento de los países emergentes a los países industrializados, especialmente a Estados Unidos, en el G-20 deberá ser: Ustedes nos necesitan para que la demanda global conserve algo de su antiguo empuje. ¡No cierren sus mercados!, ¿estás escuchando, Obama?

La crisis global está rompiendo un equilibrio – inestable, como la mayoría de los equilibrios – entre el crecimiento de las economías emergentes (en algunos casos, como China, hablamos de un crecimiento explosivo) y la zona de confort de la que gozó la economía de los Estados Unidos que financió su carencia de ahorro con buena parte de los excedentes generados por las exportaciones de las mismas economías emergentes.

Podemos caracterizar, o caricaturizar, este equilibrio inestable, a punto de romperse, de la siguiente forma: Los consumidores en Estados Unidos disfrutaron de una mayor oferta de productos provenientes del extranjero, a mejores precios, apoyados en una orgía de apalancamiento – deuda – y dinero fácil que parecía interminable; mientras que los habitantes de los países emergentes mejoraron su nivel de vida trabajando duro para venderle cosas a los ávidos consumidores estadounidenses.

A su vez, el gobierno de Estados Unidos pudo financiar su creciente déficit – para regocijo de los políticos- gracias a que los gobiernos de los países emergentes (como China, India, México o Brasil) invirtieron e invierten las divisas, que obtuvieron con sus exportaciones a Estados Unidos, en bonos del Tesoro de ese mismo país, que pagan tasas de interés negativas.

Ninguno de los jugadores quería romper este juego, pero sus fundamentos eran endebles y estalló la crisis. El hilo se rompió por lo más frágil: el enloquecido apalancamiento en Estados Unidos.

Si los políticos estadounidenses, digamos Barack Obama y/o los populistas del estilo de Nancy Pelosi, caen en la tentación proteccionista (olvidando las lecciones de la gran depresión de los años 30 del siglo pasado), todos estaremos fritos, empezando por los estadounidenses que no encontrarán ya quién produzca para ellos, ni quién les financie su déficit y su carencia de ahorro interno.

Ejemplo: El Tratado de Libre Comercio con Colombia. El asunto no es un “quid pro quo” entre Obama y Bush, sino entre Obama y las economías emergentes, que exigen, con toda razón, un gesto de inteligencia. Son tiempos de cooperación, no de ignorar al resto del mundo. O nos salvamos todos, o nos hundimos todos.

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miércoles, 12 de noviembre de 2008

“Por razones que guardo en mi real pecho”

¿Por qué las razones detrás de la decisión de cancelar o al menos postergar indefinidamente la consolidación de 70 áreas de telefonía local no deben ventilarse en la prensa?, ¿se considera que no somos capaces de entenderlas?

El 25 de junio de 1767 por órdenes del rey Carlos III los jesuitas fueron expulsados de España y de sus colonias al tiempo que fueron despojados de sus bienes. ¿Por qué? Según se lee en el decreto secreto de la Orden de Extrañamiento General dictada por el monarca, éste tomó la drástica decisión “por razones que guardo en mi real pecho”.

Los súbditos, por supuesto, deberían “creer” que el monarca, en su infinita sabiduría, había tomado tal decisión sorpresiva y sorprendente con fundamentadas razones que, empero, esos mismos súbditos no deberían conocer.

El lunes pasado apareció en varios diarios de México un desplegado de la Cámara Nacional de la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec) acusando a la Subsecretaría de Comunicaciones, cuya flamante titular es Purificación Carpinteyro Calderón, de haber actuado “con negligencia e irresponsabilidad” al haber dejado transcurrir inexplicablemente el término de ley para responder a unos recursos de revisión interpuestos por Telmex y Telcel en contra de la consolidación de 70 nuevas áreas de telefonía local. Al omitirse la respuesta a los recursos se aplicó el principio de “afirmativa ficta” y dicha consolidación, prevista para entrar en vigor el primer día de noviembre, no se realizó.

No me voy a meter a discutir si esa actitud de la subsecretaria – una decisión, porque omitir significa, también, decidir- tiene o no fundamentos. Es más, se me niega el derecho a saberlo porque ese mismo día, la funcionaria, entrevistada por El Economista, simplemente aseguró que la decisión “tiene fundamento”, pero que “esto es algo que no debemos pelearlo en la prensa”.

Insistió en que “las resoluciones siempre tienen fundamentos” pero no hizo explícitos cuáles son (las razones) en este caso concreto. ¿Por qué? Porque, apunta la nota publicada ayer en la página 30 de este diario, el tema de la consolidación de Áreas de Servicio Local (ASL) en telefonía no es un tema que, a juicio de la funcionaria, deba dirimirse en los medios de comunicación.

¿Es injusto trazar algún paralelismo entre esta postura y la de Carlos III respecto de la expulsión de los jesuitas?

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martes, 11 de noviembre de 2008

Gasto público, desempleo e inflación

En una crisis como la que hoy padecemos, ¿un incremento en el gasto público deficitario es eficaz para disminuir el desempleo? No. Por el contrario, un mayor gasto público generará una más deficiente asignación de recursos y, a la postre, mayor inestabilidad y mayor desempleo.

Nadie duda que estamos ante una situación económica global extraordinaria que exige soluciones de emergencia. La pregunta es si estamos diagnosticando bien la crisis y específicamente si estamos ante una caída brutal de la demanda agregada que justifique políticas fiscales y monetarias expansionistas como las que se están impulsando. Temo que la respuesta es no.

Se supone que ante una caída brutal de la demanda agregada ya estaríamos viendo en diversos bienes y servicios una auténtica deflación, una caída de precios. Hemos visto en las semanas recientes una fuerte caída de precios –en dólares y en los mercados internacionales- para el caso de los "commodities", como el petróleo, el cobre, el maíz. Burbujas que se desinflan. Pero no vemos una caída concomitante en el nivel general de precios al consumidor, esto es: en la inflación.

Por el contrario, y me refiero específicamente a México, la inflación anual al término de octubre de 2008 fue de 5.78%, esto es ¡más de dos puntos porcentuales por encima de la inflación anual registrada un año antes, que fue de 3.74 por ciento! En 24 meses – de octubre de 2006 a octubre de 2008- el nivel general de precios al consumidor en México creció ¡9.74 por ciento! ¿Esto anticipa alguna próxima deflación? No lo parece.

Desde luego, el mes de octubre pasado fue, para la economía global, un mes terrible y en el caso de México se verificó una devaluación acelerada del tipo de cambio, lo que hizo que varios precios finales al productor, medidos en pesos, registrasen brutales alzas mensuales en octubre, por ejemplo: 8.19% en productos metálicos, maquinaria y equipo (autos y computadoras, entre otros); 6.86% en electricidad y gas; 6.53% en otras industrias manufactureras o 6.02% en papel y sus productos, imprentas y editoriales.

En este entorno inflacionario, priorizar el estímulo a la demanda – con la peregrina esperanza de incrementar el empleo- mediante gasto público deficitario es jugar con fuego e invocar ese monstruo que se ha bautizado en inglés como stagflation (estanflación, en español), el peor de los escenarios: inflación al alza con desempleo al alza.

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domingo, 9 de noviembre de 2008

En el bando de la destrucción

La recesión mundial en la que hemos entrado será mucho más profunda y prolongada en la medida en que se siga deteriorando la estabilidad monetaria.


En el origen de la crisis actual está el miedo a la recesión y las medidas que se ponen en marcha buscan postergar lo inevitable – la recesión – y proponen algo que resultará imposible – recobrar el crecimiento económico – ya que se está destruyendo la semilla imprescindible para la creación de riqueza: la acumulación de capital.

Ha llegado el tiempo de los consejos prácticos, pero cínicos, para empresas y familias, como el siguiente: “Sólo los tontos ahorran; los listos se endeudan por encima de su capacidad actual de pago confiados en que habrá rescates fiscales y/o monetarios que permitirán la amortización acelerada de las deudas”; es un consejo útil y es, a la vez, una cínica invitación a que abandonemos la ética del trabajo productivo.

El incremento de los déficit fiscales está siendo acomodado con políticas monetarias relajadas, lo que se traducirá en mayor inflación – incremento de las distorsiones en los precios relativos – y en una caída en la tasa de formación de capital. Se acorta el horizonte temporal para decidir. Los plazos se encogen; los planes de inversión de ayer se tiran a la basura para dar paso a decisiones de consumo inmediato: “A gastar a gastar, que el mundo se va a acabar”.

Aumenta la intervención de los gobiernos en la vida económica, desplazando a la inversión privada, con varias consecuencias indeseables: 1. Escasez de determinados bienes ante una demanda estimulada por un mayor gasto público y una expansión de los medios de pago: Quien podría producir tales bienes no desea hacerlo dado que la inversión (formación de capital) está penalizada en la práctica incluso por mayores presiones impositivas, 2. Pérdida de libertades individuales por la creciente presencia del Estado, 3. Presiones hacia un mayor control de precios y salarios – lo que estimula la escasez- y 4. Presiones a favor de medidas proteccionistas, arancelarias y no arancelarias, en el comercio internacional.

En 1920, John Maynard Keynes observó: No hay medio más sutil ni más seguro de trastocar las bases existentes de la sociedad que manipular la moneda. El proceso compromete a todas las fuerzas ocultas de las leyes económicas en el bando de la destrucción, y lo hace de manera tal que ni siquiera un hombre entre un millón podría diagnosticarlo”.

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