miércoles, 5 de diciembre de 2007

"Lo que vale es la actitud, no la aptitud"

Obviedad: Los llamados líderes parlamentarios no llegaron a serlo por su afición a las argumentaciones racionales.

Uno aprende un montón de cosas leyendo los periódicos. El martes encontré que los llamados líderes parlamentarios – es decir, los "dadores de línea" de los partidos políticos en las cámaras legislativas- por fin se dignaron comentar algo acerca de las prevenciones y objeciones que algunos de los de afuera – simples ciudadanos- hemos hecho respecto de la reciente reforma electoral.

Las respuestas de estos tribunos – como en forma cursi se les llamaba por esa olvidada costumbre de argumentar desde la tribuna precisamente - reflejan con claridad que estos señores consideran que, para ellos, recurrir a la argumentación racional es algo tan poco recomendable como lo son tres cucharadas de azúcar para un diabético.

Veamos. El líder de los diputados del PAN, Héctor Larios, dijo: "En cada disposición legal habrá opiniones a favor o en contra, pero todos debemos estar a favor de que las leyes se vayan actualizando". Traducción: ¿Qué?

Otro del PAN, antes del PRI, que es Diódoro Carrasco, sentenció acerca de las objeciones que se han hecho a la reforma: "Me parece que son juicios anticipados, me parece que no están bien formados". Traducción: Yo les avisaré cuándo tendrán permiso para opinar, todavía no.

El del PRI, Emilio Gamboa, prometió: "No va a haber atropellos, al contrario: habrá una enorme apertura. Vamos, sin duda alguna, a manifestar lo que todos ahí quieran manifestar". Traducción: Somos buena onda, créanme, ¿cuándo les he echado una mentira?

Y al que entrevistaron del PRD, Ricardo Monreal, habló de algo que no venía al caso, pero que es lo que a él, por lo visto, le interesa: "Si se eliminan las coaliciones los beneficiados serán los partidos grandes". Traducción: ¿Opiniones de los ciudadanos?, ¿para qué?, lo que importa es lo que diga Andrés, a la una, a las dos y a las tres.

Respuestas iluminadoras respecto de la urticaria que les provoca un hábito tan pernicioso como defender intelectualmente ideas y propuestas: "Usted me quiere perjudicar, joven. Usted quiere que razone".

Qué bonito que los mexicanos seamos tan comprensivos y le demos tanto protagonismo y poder a quienes tienen capacidades que son, por decirlo de forma comedida, "diferentes" de las convencionales.

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