Una recesión prolongada y espasmódica
Barack Obama está en China. Lo que equivale a decir que el gobierno de Estados Unidos visita, como humilde y agobiado deudor, a su principal acreedor.
Tal vez eso, junto con las penalidades de una larga travesía (aun en estos tiempos y aun cuando uno viaje en el "Air Force One"), explique el mal semblante que se le ve a Obama en las imágenes que llegan de China. Ni su rostro, ni su lenguaje corporal transmiten el entusiasmo y el arrojo de los días inaugurales de su mandato. Hay cierto tono melancólico, cierta mirada de preocupación, cierto aire crepuscular en las imágenes de Obama en China.
No es para menos y hace unas horas Obama ha develado el que probablemente sea su mayor temor: Que el exceso de gasto público destinado a paliar la crisis financiera y la recesión concomitante, se convierta en el origen de una doble recesión, que el inmenso déficit fiscal socave la incipiente recuperación. (Un buen resumen de las declaraciones inusitadas de Obama puede leerse aquí).
Tiene razón Obama para estar preocupado y para hacer advertencias graves. Es probable que sus interlocutores chinos le hayan recordado sutilmente el punto. Imaginemos la respuesta china: "Sí, señor Obama, nos hacemos cargo de su recomendación de que consumamos más y ahorremos menos para equilibrar la balanza, incluso aceptamos a regañadientes que nos diga que el reinminbi, la divisa china, debe fortalecerse, que ya no debemos seguir depreciando nuestra moneda para mantener a todo lo que da el impulso exportador, pero, señor presidente de los Estados Unidos, hágase usted también cargo de que nos deben millones de millones de dólares y de que ningún acreedor podría ver con buenos ojos la persistente depreciación del dólar".
En sus declaraciones Obama ha vuelto a presumir de las cifras de recuperación de la actividad económica en Estados Unidos durante el tercer trimestre. Pero ha debido reconocer que las cifras de desempleo siguen creciendo y ha debido apechugar con el hecho de que no hay visos de recuperación en la construcción de nuevas viviendas y que nadie está llenando sus bodegas de mercancías esperando a millones de consumidores despreocupados y derrochadores para el inminente fin de año.
Habrá quien simplificando podría decir que Obama está temiendo que el ciclo económico en lugar de cursar como una V - recuperación más o menos espectacular y vigorosa - o como una U - recuperación gradual pero firme-, curse como la temible W, de las recaídas desesperantes. Una calca más o menos mala de lo que sucedió a F. D. Roosevelt que una y otra vez, en la década de los años 30, tuvo que tragarse sus anuncios de que la economía estadounidense ya se había recuperado.
Obama atina también en señalar cuál es la causa probable de una recaída próxima que frustre la precaria recuperación: El déficit fiscal pavoroso de los Estados Unidos. Eso basta para enfriar cualquier entusiasmo prematuro acerca de la recuperación en una persona responsable (Obama, con todo, parece serlo) que tiene que enfrentar, no en una conferencia pagada o en un articulo de opinión en los periódicos, sino desde el gobierno real y cotidiano del todavía país más poderoso e influyente de la tierra, el desafío de hacer lo correcto. (Un comentario final y malicioso entre paréntesis: ¡Qué fácil es actuar como Jospeh Stiglitz o como Paul Krugman pidiendo irresponsablemente que al enfermo le aumenten la dosis y que ante el peligro inminente se haga otra enloquecida fuga hacia delante, aumentando los poco útiles paquetes de estímulo fiscal y con ello haciendo aún más grave el desastre porvenir!)
Nota: Espasmódico es un adjetivo aplicado al síntoma de espasmos - contracciones- sucesivos, interrumpidos por breves episodios de alivio. También se usa el adjetivo espástico que tiene una significación médica más específica, pero sugerente si aplicamos la analogía a los ciclos económicos: "Hipertonia muscular de origen cerebral que se manifiesta por espasmos".
Tal vez eso, junto con las penalidades de una larga travesía (aun en estos tiempos y aun cuando uno viaje en el "Air Force One"), explique el mal semblante que se le ve a Obama en las imágenes que llegan de China. Ni su rostro, ni su lenguaje corporal transmiten el entusiasmo y el arrojo de los días inaugurales de su mandato. Hay cierto tono melancólico, cierta mirada de preocupación, cierto aire crepuscular en las imágenes de Obama en China.
No es para menos y hace unas horas Obama ha develado el que probablemente sea su mayor temor: Que el exceso de gasto público destinado a paliar la crisis financiera y la recesión concomitante, se convierta en el origen de una doble recesión, que el inmenso déficit fiscal socave la incipiente recuperación. (Un buen resumen de las declaraciones inusitadas de Obama puede leerse aquí).
Tiene razón Obama para estar preocupado y para hacer advertencias graves. Es probable que sus interlocutores chinos le hayan recordado sutilmente el punto. Imaginemos la respuesta china: "Sí, señor Obama, nos hacemos cargo de su recomendación de que consumamos más y ahorremos menos para equilibrar la balanza, incluso aceptamos a regañadientes que nos diga que el reinminbi, la divisa china, debe fortalecerse, que ya no debemos seguir depreciando nuestra moneda para mantener a todo lo que da el impulso exportador, pero, señor presidente de los Estados Unidos, hágase usted también cargo de que nos deben millones de millones de dólares y de que ningún acreedor podría ver con buenos ojos la persistente depreciación del dólar".
En sus declaraciones Obama ha vuelto a presumir de las cifras de recuperación de la actividad económica en Estados Unidos durante el tercer trimestre. Pero ha debido reconocer que las cifras de desempleo siguen creciendo y ha debido apechugar con el hecho de que no hay visos de recuperación en la construcción de nuevas viviendas y que nadie está llenando sus bodegas de mercancías esperando a millones de consumidores despreocupados y derrochadores para el inminente fin de año.
Habrá quien simplificando podría decir que Obama está temiendo que el ciclo económico en lugar de cursar como una V - recuperación más o menos espectacular y vigorosa - o como una U - recuperación gradual pero firme-, curse como la temible W, de las recaídas desesperantes. Una calca más o menos mala de lo que sucedió a F. D. Roosevelt que una y otra vez, en la década de los años 30, tuvo que tragarse sus anuncios de que la economía estadounidense ya se había recuperado.
Obama atina también en señalar cuál es la causa probable de una recaída próxima que frustre la precaria recuperación: El déficit fiscal pavoroso de los Estados Unidos. Eso basta para enfriar cualquier entusiasmo prematuro acerca de la recuperación en una persona responsable (Obama, con todo, parece serlo) que tiene que enfrentar, no en una conferencia pagada o en un articulo de opinión en los periódicos, sino desde el gobierno real y cotidiano del todavía país más poderoso e influyente de la tierra, el desafío de hacer lo correcto. (Un comentario final y malicioso entre paréntesis: ¡Qué fácil es actuar como Jospeh Stiglitz o como Paul Krugman pidiendo irresponsablemente que al enfermo le aumenten la dosis y que ante el peligro inminente se haga otra enloquecida fuga hacia delante, aumentando los poco útiles paquetes de estímulo fiscal y con ello haciendo aún más grave el desastre porvenir!)
Nota: Espasmódico es un adjetivo aplicado al síntoma de espasmos - contracciones- sucesivos, interrumpidos por breves episodios de alivio. También se usa el adjetivo espástico que tiene una significación médica más específica, pero sugerente si aplicamos la analogía a los ciclos económicos: "Hipertonia muscular de origen cerebral que se manifiesta por espasmos".
2 Comentarios:
Estimado Ricardo:
Estoy de acuerdo contigo en todo excepto que los apoyos fiscales no sirvan, en eso discrepo por completo, pero tampoco soy una autoridad para sostener mi opinion.
Preferiria que lo platicaramos en una comida pendiente.
Un abrazo Pepe Gomez Baez
Vino un charlatán con Nobel a regañar al gobierno mexicano porque no ha seguido sus recetas, tantas veces fallidas (Roosevelt es el ejemplo más conspicuo, pero -más cercano a home- tenemos a nuestro duo archi-keynesiano, Echeverría y a López Portillo).
Estos charlatanes petulantes antes se cuidaban de recetar sus malas pócimas en casa y sólo conseguían hacérselas tragar al gobierno tercemundista que se dejaba. Cómo me acuerdo de unos payasos de Cambridge, Inglaterra, que le vendieron la cura milagrosa a inflación y crecimiento a un cándido y fugaz director de Banxico.
Los charlatanes con Nobel ya abandonaron todo pudor, desde que desde los más altos niveles de los gobiernos "desarrolados" volvieron a la economía patito. El retorno de los brujos económicos es una de las peores consecuencias de la crisis económica y una de las causas de su prolongación en el futuro.
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