Los idólatras de los Nóbel
Francis Bacon, al inicio de su Nueva Lógica, habla de cuatro clases de "ídolos" que impiden el conocimiento racional: los ídolos de la tribu, los ídolos de la caverna, los ídolos del foro o del mercado y los ídolos del teatro. Los 'idola' - en latín- de Bacon son, en breve, los prejuicios, las ilusiones o errores arraigados que nos obstruyen el acceso a la verdad.
¿Habrá que añadir, a la vista de la veneración irracional que se les dispensa en la opinión publicada, un quinto "ídolo" a los mencionados por Bacon?, ¿el ídolo de los premio Nóbel?
El día de hoy, en varios periódicos mexicanos, le surgen al profesor Joseph Stiglitz varios insospechados idólatras. Son los defensores a ultranza de un juicio superficial, carente de sustento científico y de información documentada, que emitió el profesor Stiglitz en una charla bien pagada que sostuvo el miércoles en México. Tal juicio errado fue el siguiente: "México ha sido el país que peor ha enfrentado la crisis global que padecemos".
Los defensores a ultranza del juicio errado de Stiglitz incurren en disparates mayores, animados al parecer porque entienden que obtener el premio Nóbel da garantía de infalibilidad y de sabiduría infusa.
Ninguno de los "idólatras" de la aldea - en el sentido que Bacon le da al término- demuestra que Stiglitz haya siquiera tomado en cuenta en su poco documentada condena el hecho de que, amén de la crisis global, México enfrenta una crisis fiscal - exclusiva de México, que NO vino de fuera, sino de nuestros propios mitos plasmados en leyes - consistente en que la producción de petróleo (que ha sido fuente de al menos un tercio de los ingresos fiscales del país en las últimas décadas) ha caído 800 mil barriles diarios respecto de la registrada apenas en 2004, hace cinco años. Eso equivale, en un cálculo conservador, a una pérdida fiscal anual de 250 mil millones de pesos.
En octubre de 2004, en España, un economista mexicano, Francisco Gil Díaz, a la sazón Secretario de Hacienda de México, dictó una conferencia magistral titulada: "Entre la globalización y la autarquía: Una lectura crítica de Stiglitz" (que puede leerse aquí). Es obvio que el asunto de esa conferencia NO era la crisis que hoy padecemos, sino las críticas que Stiglitz hace del fenómeno de la globalización - así como de su obsesión personal en contra del FMI- en un librito de divulgación ("El malestar de la globalización"), pero aún así, entresaco dos párrafos del bien escrito ensayo de Gil Díaz porque hoy adquieren especial relevancia:
Y este otro, que da justo en el que suele ser el talón de Aquiles de muchos de los juicios apresurados y sin sustento que suele emitir Stiglitz en sus artículos de opinión publicados en periódicos: El desdén - o la ignorancia - respecto del costo de oportunidad que debe valorarse en las decisiones de política económica:
Gil Díaz critica que Stiglitz, en sus acerbas condenas a los países que ante crisis en su balanza de pagos recurrieron a los créditos puente del FMI, así como a la adopción de sus recomendaciones, olvida el costo de oportunidad detrás de la decisión. Es decir, ignora lo que les habría costado no hacerlo.
Otra vez, Stiglitz tropieza con la misma piedra: Si desdeña o ignora olímpicamente la caída de la producción de petróleo en México y sus consecuencias fiscales es imposible que Stiglitz haya calculado siquiera el costo de oportunidad que el gobierno de México afrontaría de no actuar como lo ha hecho para corregir esa crisis fiscal. Vaya, Stiglitz ni siquiera parece haberse enterado que hay una crisis fiscal exclusiva de México, que no por coincidir en el tiempo con la recesión mundial debe considerarse siquiera relacionada con ella (la crisis fiscal en México se habría dado también en un entorno de expansión de la economía mundial).
¿Habrá que añadir, a la vista de la veneración irracional que se les dispensa en la opinión publicada, un quinto "ídolo" a los mencionados por Bacon?, ¿el ídolo de los premio Nóbel?
El día de hoy, en varios periódicos mexicanos, le surgen al profesor Joseph Stiglitz varios insospechados idólatras. Son los defensores a ultranza de un juicio superficial, carente de sustento científico y de información documentada, que emitió el profesor Stiglitz en una charla bien pagada que sostuvo el miércoles en México. Tal juicio errado fue el siguiente: "México ha sido el país que peor ha enfrentado la crisis global que padecemos".
Los defensores a ultranza del juicio errado de Stiglitz incurren en disparates mayores, animados al parecer porque entienden que obtener el premio Nóbel da garantía de infalibilidad y de sabiduría infusa.
Ninguno de los "idólatras" de la aldea - en el sentido que Bacon le da al término- demuestra que Stiglitz haya siquiera tomado en cuenta en su poco documentada condena el hecho de que, amén de la crisis global, México enfrenta una crisis fiscal - exclusiva de México, que NO vino de fuera, sino de nuestros propios mitos plasmados en leyes - consistente en que la producción de petróleo (que ha sido fuente de al menos un tercio de los ingresos fiscales del país en las últimas décadas) ha caído 800 mil barriles diarios respecto de la registrada apenas en 2004, hace cinco años. Eso equivale, en un cálculo conservador, a una pérdida fiscal anual de 250 mil millones de pesos.
En octubre de 2004, en España, un economista mexicano, Francisco Gil Díaz, a la sazón Secretario de Hacienda de México, dictó una conferencia magistral titulada: "Entre la globalización y la autarquía: Una lectura crítica de Stiglitz" (que puede leerse aquí). Es obvio que el asunto de esa conferencia NO era la crisis que hoy padecemos, sino las críticas que Stiglitz hace del fenómeno de la globalización - así como de su obsesión personal en contra del FMI- en un librito de divulgación ("El malestar de la globalización"), pero aún así, entresaco dos párrafos del bien escrito ensayo de Gil Díaz porque hoy adquieren especial relevancia:
A partir de la creación del Premio Nóbel de Economía ha habido de todo: algunos premios son indiscutibles, pero en otros casos cuesta trabajo discernir en dónde está el mérito científico del galardonado. La regla sin embargo es que en general el reconocimiento se ha dado a aportaciones importantes y originales al pensamiento económico. El Nóbel otorgado al profesor Stiglitz cabe sobradamente dentro de los indiscutibles. Sus aportaciones a la Teoría de la Determinación de los Precios Relativos (mal bautizada con el nombre de microeconomía) son un claro ejemplo de valor científico, además de elegante y trascendente. Pero el prestigio del Nóbel no es una patente de corso, no le confiere autoridad al recipiente del premio para opinar sobre cualquier campo de la economía, incursión peligrosa cuando el galardonado aborda temas que no corresponden a su especialidad.
Y este otro, que da justo en el que suele ser el talón de Aquiles de muchos de los juicios apresurados y sin sustento que suele emitir Stiglitz en sus artículos de opinión publicados en periódicos: El desdén - o la ignorancia - respecto del costo de oportunidad que debe valorarse en las decisiones de política económica:
Lo que hay que considerar ante cualquier decisión, no es cuál es la erogación o su costo directo, sino cuánto se pierde de no tomarla. Si el segundo costo, el de la alternativa desechada, es mayor, la primera alternativa no fue costosa. Siempre aceptaremos gustosos un bypass cuádruple en las coronarias frente a la alternativa, un infarto masivo al miocardio.
Gil Díaz critica que Stiglitz, en sus acerbas condenas a los países que ante crisis en su balanza de pagos recurrieron a los créditos puente del FMI, así como a la adopción de sus recomendaciones, olvida el costo de oportunidad detrás de la decisión. Es decir, ignora lo que les habría costado no hacerlo.
Otra vez, Stiglitz tropieza con la misma piedra: Si desdeña o ignora olímpicamente la caída de la producción de petróleo en México y sus consecuencias fiscales es imposible que Stiglitz haya calculado siquiera el costo de oportunidad que el gobierno de México afrontaría de no actuar como lo ha hecho para corregir esa crisis fiscal. Vaya, Stiglitz ni siquiera parece haberse enterado que hay una crisis fiscal exclusiva de México, que no por coincidir en el tiempo con la recesión mundial debe considerarse siquiera relacionada con ella (la crisis fiscal en México se habría dado también en un entorno de expansión de la economía mundial).
Etiquetas: Francis Bacon, Francisco Gil Díaz, idolatrías modernas, Stiglitz
8 Comentarios:
Nota precisa y atinada. Ejemplos históricos sobran de gente inteligente y reconocida que, por soberbia u obnubilación, profiere estupideces monumentales (Ezra Pound alabó al fascismo). Más que estos tristes casos El problema siempre son los tontos o corruptos que acríticamente alaban al santón. El "stiglitsazo" -declaraciones más dignas de un charlatán perredista que de un economista reputado- esta semana es muestra perfecta del caso.
Pues no se quien lo haya traido y luego pagado, pero si fuera el del monopolio en telecomunicaciones estaria dejando ver el musculo, no? como diciendo: Mira como hago para hacer perder la batalla mediatica al gobierno, despues que el pdte pudo haberse encendido con el sector empresarial...
El músculo lo están mostrando los medios (de información y de telecomunicaciones) en sí... y creo (supongo, pues) que eso se debe a que todos ellos son parte de grupos empresariales que han consolidado como locos y que han por lo mismo eludido impuestos como locos...
Es impresionante ya leer hoy día el Universal, el Reforma, el Economista... ni qué decir de la Jornada y la Crónica...
Para estos señorones pareciese que México está devastado y peor que una basura... y curioso: son muy cuidadosos de que todas sus críticas apunten intencionalmente al Ejecutivo...
Desde endilgarle el paquetito fiscal, hasta acusarlo de ser el único responsable del nivel de corrupción... pasando por los comentarios "inocentes" del señor Stiglitz....
La verdad es que dán miedo... pero bueno: lo dijo el mismo Slim cuando le preguntaron que cómo se estaba preparando para enfrentar una eventual apertura en el rubro de las telecomunicaciones... dijo el muy cínico: "pues vamos muy bien... estoy formando un estupendo grupo de abigados"...
Scary... isn´t it?
perdón... "abogados"...
Hay hombres, como el Dr. Norman Borlaug (QEPD) que dieron prestigio al premio Nobel y otros como el profesor Stiglitz, que solo pueden recibirlo de él.
Según la información de la prensa, la conferencia de Stuglitz fue patrocinada por el Grupo Mexicana y el Grupo Posadas (en realidad tienen al mismo accionista mayoritario de control, Gastón Azcárraga), y no son, que se sepa, empresas relacionadas patrimonialmente con el consorcio Carso del ingeniero Slim, Eso sí, son empresas, especialmente Mexicana, que han recibido recientemente apoyos fiscales (dinero de todos los contribuyentes) vía la banca de desarrollo para paliar los efectos tanto de la recesión global como de la epidemia de influenza A H1N1. A lo mejor tales apoyos han parecido insuficientes, pero cientos de miles de empresas mexicanas de menor tamaño no han recibido ningún "apoyo" proveniente de nuestros impuestos. RMM
magister dixit, fin de la discusión, hahaha, mortales a hincarse =)
hoy encontré algo en milenio. no el tipo más imparcial del mundo, ni el más sistemático en sus análisis. pero aguilar camín de vez en cuando saca (piratea?) una idea para reflexionar sobre ella: "Es probable que nunca en la historia de México les haya ido tan bien a los medios como ahora. Es posible que nunca hayan, tampoco, difundido una idea tan quejumbrosa del país."
que precioso sería que esta idea estuviera acompañada de un estudio de la situación económica y libertad de expresión de los medios, lamentablemente no. hay que limitarse a conjeturas. texto completo por aca: http://impreso.milenio.com/node/8677549
Estimado Ricardo, estimo que tienes razón al escribir que no toda la causa de nuestro debacle financiero esta en la crisis económica iniciada en EEUU, sin embargo pienso que TODOS LOS responsables que han tenido en sus manos la posibilidad de con sus acciones atenuar esta crisis no lo hicieron nada bien (ejecutivo, legislativo, empresarios) que como bien dices evalúan el costo de oportunidad pero no del país en su conjunto, si no el propio, por lo que pienso que el "galardonado" premio Nobel, solo se equivocó en la intensidad de las palabras, pero la dirección era la correcta
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