lunes, 20 de octubre de 2008

Otra de ratoncillos

Este arroz ya se coció. El ratoncillo de la reforma a PEMEX quedó a punto. Ya lo sabíamos hace más de seis meses: Nuestra actual "democracia" sigue estableciendo marcas históricas en materia de improductividad.

Hace seis meses y 20 días me acordé de la fábula del parto de los montes, de Félix María Serafín Sánchez de Samaniego (1745-1801), con pretexto de la pomposamente llamada "reforma energética". Preví, malicioso y descreído, que iba camino a convertirse en una nueva representación de la famosa fábula que dice:

"Con varios ademanes horrorosos,
"Los montes de parir dieron señales;
"Consintieron los hombres temerosos
"Ver nacer los abortos más fatales.
"Después que con bramidos espantosos
"Infundieron pavor a los mortales,
"Estos montes que al mundo estremecieron,
"Un ratoncillo fue lo que parieron"


No es condición fatal de la democracia este género de improductividad. Sí lo es – condición fatal- de un gobierno, electo democráticamente, que ha sacrificado los principios (deseables) en el altar de las oportunidades (posibles), como si el propio gobierno descreyese de su condición legítima y legal, como si el propio gobierno tasase en mucho más los votos en contra que los votos a favor que recibió en julio de 2006.

La reforma – el ratoncillo – no resuelve los problemas de las finanzas públicas adictas al petróleo, no nos ofrece a los consumidores de energéticos un entorno de más y mejores opciones apoyadas en la libre competencia, no pone al día al país para que usemos fuentes de energía más limpias y productivas, no endereza el curso torcido del monopolio gubernamental llamado PEMEX, no propicia siquiera una explotación oportuna del potencial petrolero que subyace en aguas profundas del Golfo de México que corresponden al país, no estimula la inversión privada en refinerías y en otras actividades de la petroquímica, no genera esperanzas de que se incremente la tasa de reposición de reservas petroleras, no define si se seguirá subsidiando el dispendio de combustibles de origen fósil, la contaminación de las ciudades y la proliferación de camionetotas de narcos, nacos, políticos y líderes sindicales.

Pero eso sí: No privatiza ni un alfiler de PEMEX y ha recibido – el ratoncillo- el empujón final con la promesa de que gastaremos miles de millones de pesos de dinero público para construir una refinería…que refinará petróleo importado.

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