miércoles, 11 de febrero de 2009

Los estímulos fiscales y la curva del azúcar

El niño se levanta profundamente adormilado y débil, pero debe ir a la escuela. Su amorosa madre le hace tomar un cafecito pletórico de azúcar o un refresco carbonatado y azucarado. El remedio funciona, aparentemente, con gran eficacia: El niño despierta, mejoran sus signos de alerta y atención. Llega a la escuela animoso. Tres horas después el niño se está durmiendo sobre el pupitre y no tiene ánimo ni siquiera para hacer travesuras. Un alma caritativa sentencia: "Se le bajó el azúcar" y le endilga otro refresco azucarado. Están fabricando a un obeso diabético, adicto al azúcar, cuyos ciclos de hipoglucemia – baja de azúcar – como reacción a la híperglucemia – exceso de azúcar en sangre- serán cada vez más frecuentes y graves. En lapsos cada vez más cortos necesitará cañonazos de azúcar más fuertes . Asociará la ingestión de azúcar y otros carbohidratos a una sensación de bienestar inmediato.

Así terminará funcionando el paquete de estímulos por el que tanto ha pugnado Barack Obama en los Estados Unidos. La recesión es como una baja de azúcar cuya causa no se ha diagnosticado correctamente (se trata de una hipoglucemia reactiva al exceso de azúcar), a la que se receta un remedio contraproducente: más azúcar. Los genios económicos que hoy posan de keynesianos simplistas ("lo único que importa es estimular la demanda") están actuando como médicos que reprobaron endocrinología.

Los economistas Gary Becker y Kevin M. Murphy señalaron el martes pasado en The Wall Street Journal cuatro puntos respecto del paquete de estímulos fiscales (gasto público) para reanimar la economía.

1. El multiplicador del gasto (lo que producirá en términos de PIB) difícilmente será superior a uno. Los efectos de los cañonazos de azúcar son cada vez menos duraderos y menos eficaces.
2. Los estímulos, calificados de temporales, se volverán permanentes; crearán sus clientelas beneficiarias (grupos de interés y de presión) que pugnarán por la permanencia y ampliación del gasto público. Adicción al estimulante.
3. Las demandas políticas de gasto de efecto inmediato entran en conflicto con las necesidades de inversión con efectos de largo plazo, deteriorando la calidad del gasto público. Cada vez los carbohidratos ingeridos serán de menor calidad nutricional.
4. Nadie gasta con sabiduría tanto dinero en plazos extremadamente cortos y no hay "comidas gratis", lo que se gasta hoy se pagará mañana con más impuestos. Las caídas reactivas de los niveles de azúcar serán cada vez más profundas.

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