Honduras, ¿es o no un golpe de Estado?
En apariencia Honduras sufrió durante las primeras horas del domingo un golpe de Estado, ya que el Presidente Manuel ("Mel") Zelaya fue detenido en su domicilio por el ejército y enviado en avión a Costa Rica.
En apariencia, digo, porque el ejército hondureño no sólo no asumió el poder (digamos, que una junta militar o algún coronel o general se haya puesto al frente del país) sino que arrestó a Zelaya siguiendo órdenes del Tribunal Supremo, es decir: acatando una orden expresa de la máxima autoridad del Poder Judicial.
Orden expresa, además, avalada por la inmensa mayoría del Congreso, que es el Poder Legislativo.
¿Por qué el Tribunal Superior y el Congreso quisieron quitar de la Presidencia a Zelaya?
Porque Zelaya planeaba realizar este domingo un plebisicito para introducir la reelección en la Presidencia (de la cual, él, Zelaya, sería el primer e inmediato beneficiario); plebiscito que expresamente el TS había declarado ilegal y al que mayoritariamente se opuso el Congreso. Zelaya, pues, estaba desacatando una resolución del máximo tribunal del Poder Judicial.
Se supone que en una democracia los tres poderes se contrapesan y equilibran para evitar el abuso de uno de ellos en contra de los ciudadanos y del orden constitucional. Aquí, el legislativo y el judicial aparecen unidos para evitar un abuso grave de poder del ejecutivo.
No es tan sencillo, entonces, dictaminar que en Honduras hubo un golpe de Estado, sobre todo cuando quien ha asumido formalmente el poder, en forma temporal y fijando de inmediato una fecha para nuevas elecciones (noviembre próximo), es un miembro del Poder Legislativo elegido libremente por sus pares. El ejército regresó, por decirlo así, a los cuarteles.
Sin embargo, tampoco queda claro que el expediente de arrestar y deportar sin mayor trámite a Zelaya esté contemplado en la Constitución, aún cuando el Presidente haya incurrido en desacato. Es decir, tampoco se trata de un procedimiento previsto para deponer a un Presidente cuando éste atenta contra el orden constitucional.
Detrás de todo, está el otrora "golpista" venezolano Hugo Chávez que alentó a "Mel" Zelaya en sus afanes reeleccionistas y que ahora anda posando de aguerrido defensor de su compadre en desgracia.
Lo cierto es que NO estamos ante una reedición de los golpes militares típicos de América Latina en siglos pasados. Estamos ante una trampa - similar a la del supuesto golpe de Estado que derrocó por unas horas al propio Chávez en Venezuela- para darle fuerza de mártir a un personaje - Zelaya- que ambiciona perpetuarse en el poder. Los adversarios de Zelaya habrían caído inocentemente en la trampa para convertirse, a los ojos de una "opinión pública" que no se informa más allá de los titulares de los periódicos, en unos vulgares "golpistas".
Nota: El propio Hugo Chávez intentó en su momento un golpe de Estado típico siendo coronel del ejército venezolano. Fue derrotado y detenido, pero fue tontamente perdonado (liberado) por el presidente Rafael Caldera, un democristiano que llenito de buenas intenciones y de mucha demagogia pseudo social-cristiana, preparó el terreno para el advenimiento de Chávez al poder, mediante una pésima gestión económica populista.
En apariencia, digo, porque el ejército hondureño no sólo no asumió el poder (digamos, que una junta militar o algún coronel o general se haya puesto al frente del país) sino que arrestó a Zelaya siguiendo órdenes del Tribunal Supremo, es decir: acatando una orden expresa de la máxima autoridad del Poder Judicial.
Orden expresa, además, avalada por la inmensa mayoría del Congreso, que es el Poder Legislativo.
¿Por qué el Tribunal Superior y el Congreso quisieron quitar de la Presidencia a Zelaya?
Porque Zelaya planeaba realizar este domingo un plebisicito para introducir la reelección en la Presidencia (de la cual, él, Zelaya, sería el primer e inmediato beneficiario); plebiscito que expresamente el TS había declarado ilegal y al que mayoritariamente se opuso el Congreso. Zelaya, pues, estaba desacatando una resolución del máximo tribunal del Poder Judicial.
Se supone que en una democracia los tres poderes se contrapesan y equilibran para evitar el abuso de uno de ellos en contra de los ciudadanos y del orden constitucional. Aquí, el legislativo y el judicial aparecen unidos para evitar un abuso grave de poder del ejecutivo.
No es tan sencillo, entonces, dictaminar que en Honduras hubo un golpe de Estado, sobre todo cuando quien ha asumido formalmente el poder, en forma temporal y fijando de inmediato una fecha para nuevas elecciones (noviembre próximo), es un miembro del Poder Legislativo elegido libremente por sus pares. El ejército regresó, por decirlo así, a los cuarteles.
Sin embargo, tampoco queda claro que el expediente de arrestar y deportar sin mayor trámite a Zelaya esté contemplado en la Constitución, aún cuando el Presidente haya incurrido en desacato. Es decir, tampoco se trata de un procedimiento previsto para deponer a un Presidente cuando éste atenta contra el orden constitucional.
Detrás de todo, está el otrora "golpista" venezolano Hugo Chávez que alentó a "Mel" Zelaya en sus afanes reeleccionistas y que ahora anda posando de aguerrido defensor de su compadre en desgracia.
Lo cierto es que NO estamos ante una reedición de los golpes militares típicos de América Latina en siglos pasados. Estamos ante una trampa - similar a la del supuesto golpe de Estado que derrocó por unas horas al propio Chávez en Venezuela- para darle fuerza de mártir a un personaje - Zelaya- que ambiciona perpetuarse en el poder. Los adversarios de Zelaya habrían caído inocentemente en la trampa para convertirse, a los ojos de una "opinión pública" que no se informa más allá de los titulares de los periódicos, en unos vulgares "golpistas".
Nota: El propio Hugo Chávez intentó en su momento un golpe de Estado típico siendo coronel del ejército venezolano. Fue derrotado y detenido, pero fue tontamente perdonado (liberado) por el presidente Rafael Caldera, un democristiano que llenito de buenas intenciones y de mucha demagogia pseudo social-cristiana, preparó el terreno para el advenimiento de Chávez al poder, mediante una pésima gestión económica populista.
Etiquetas: Honduras, Hugo Chávez, Manuel Zelaya
1 Comentarios:
si fue un golpe de estado, todo el procedimiento asi lo indica. Zelaya pretendia realizar una encuesta no vinculante, el plebiscito seria realizado hasta en noviembre. Las FFAA no tienen potestad para apresar a nadie, ni siquiera a un jefe de estado y de haberlo hecho seria la policia y despues de las 6 am no antes. aun cuando los militares no esten en la presidencial, estan aun en las calles, entran en las oficinas gubernamentales y deciden aunque no lo crea mucho de lo que sucede a diario, la represion es ocultada en casi todos los medios de comunicacion. Las ordenes de captura contra Zelaya fueron emitidas hasta el dia domingo,la diligencia con la que la Corte ha llevado todos estos casos no tienen precedente en la historia politica del pais. SI FUE UN GOLPE DE ESTADO Y SI VIVIMOS EN UN GOBIERNO REPRESIVO Y AUTORITARIO
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal