domingo, 17 de febrero de 2008

Productividad y opiniones malinformadas

Por increíble que parezca incluso algunos especialistas – o que se presumen como tales- incurren en el síndrome de las críticas gratuitas. Tal vez les da flojera leer algo más que los titulares de los periódicos.

No es una novedad que algunos políticos, ávidos de micrófonos que registren sus monólogos, emitan juicios tremedistas y lancen condenas tronantes sin fundamento alguno. Lo que ya toma ribetes de tragedia nacional es que presuntos especialistas elaboren críticas partiendo de datos falsos y de una pasmosa ignorancia de la información veraz.

Hace unos días, un economista local de un banco global que opera en México pontificó que la inversión en infraestructura que promueve el gobierno federal, a través del Fondo Nacional de Infraestructura, es una estrategia errada porque – según él- se basa en transferir recursos de la sociedad al gobierno, a través de nuevos gravámenes como el IETU. Es increíble que un profesional cuya tarea precisamente requiere estar bien informado confunda de tal manera la gimnasia con la magnesia.

Primero, confunde lamentablemente el Fondo Nacional de Infraestructura, lanzado en febrero de 2008, con el Programa de Infraestructura difundido el año pasado. El Fondo NO es el Programa. (Para ver en qué consiste el Fondo, aquí, en comunicado de prensa 013/2008 y para ver el Programa Nacional de Infraestructura ver en este otro sitio).

Segundo, y más grave, presume que los recursos iniciales con que se inició el Fondo provienen de la recaudación de nuevos impuestos cuando hasta en las notas más breves de periódico en las que se anunció dicho Fondo se informa que los recursos provienen del Fideicomiso para al rescate carretero (Farac) que ya cumplió la tarea original para la que fue creado, así como del ahora extinto Finfra. No son en absoluto recursos que provendrán de la recuadación tributaria o de los ingresos ordinarios del gobierno.

Tercero, ignora que el Fondo pretende detonar la inversión del sector privado en infraestructura y no sustituirla, también ignora que promoverá proyectos de inversión público-privados, como se hace en Irlanda o Gran Bretaña con los famosos PPP.

Por último, ignora que si bien el fondo coadyuva a una estrategia anticíclica, no surgió como respuesta coyuntural a una desaceleración económica en Estados Unidos, sino como una respuesta estructural, planeada cuidadosamente, ante el tremendo rezago de México en infraestructura y ante el hecho innegable de que una infraestructura insuficiente, deficiente y obsoleta es un abrumador obstáculo para incrementar la productividad.

Por cierto, la desinformación, involuntaria o deliberada, también obstruye la productividad.

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