jueves, 5 de febrero de 2009

El "new-new deal" funciona tan mal como el anterior

La semana pasada la mayoría demócrata de la cámara de representantes de Estados Unidos aprobó el grandioso, único, insólito y formidable paquete multimillonario de estímulos que levantará a la economía estadounidense de su postración. Ahora sólo falta que la cámara de senadores haga lo propio y nos volverá el alma al cuerpo. Obama en las alturas. Tres vivas por Keynes y todos sus compañeros.

Lo bonito de aprobar tanto gasto es considerar cómo ese dinero público se convertirá en alivio para las necesidades de la gente.

Tomen el caso de Milwaukee, Winsconsin, a dónde los representantes decidieron enviar, como parte del paquete de estímulos, 88.6 millones de dólares etiquetados para construcción de escuelas. Suena bien, pero hay un pequeño problema: Milwaukee tiene el día de hoy 15 escuelas vacías, una sobreoferta de edificios públicos y ningún plan para nuevas construcciones de escuelas, ¿por qué? Porque no se necesitan.

Todo esto lo informaba el lunes pasado la edición en línea del Journal Sentinel de Milwaukee ( y también señalaba que, además del dinero para la construcción de nuevas escuelas, el distrito escolar de esa ciudad junto al gran lago Michigan recibirá 115.5 millones de dólares de estimulo para educación especial y para la ayuda a estudiantes de bajos ingresos.

La totalidad de las escuelas públicas en Milwaukee están clasificadas como en "buenas" o en "mejores que buenas" condiciones, pero los legisladores entrevistados por el diario confían en que los recursos puedan usarse para mejorar, digamos, la eficiencia energética de las escuelas, reemplazar materiales de construcción riesgosos (como los asbestos) o reparar techos. Nunca falta algo que hacer con tantos millones de dólares.

Hay que considerar que un programa iniciado el año 2000 en Milwaukee, llamado la iniciativa de escuelas del vecindario, supuso un gasto de 102 millones de dólares y se tradujo en proyectos que están subutilizados o en proyectos no realizados y cancelados. Una serie de reportajes del mismo Journal Sentinel en agosto de 2008 reveló que decenas de millones de dólares se malgastaron y el programa no se tradujo en un mayor porcentaje de estudiantes atendidos en las escuelas públicas.

Pero eso son detalles, la grandiosa visión keynesiana del gasto público como panes y peces multiplicados permanece incólume. No pierdan la fe.

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4 Comentarios:

Blogger Andrés Lajous dijo...

Uno puede estar en desacuerdo con el keynesianismo por razones morales es ideológicas al igual que uno puede defender el liberalismo dogmático.

Simplemente para darle consistencia a su crítica sugiero dos cosas:

1) si es una crítica moral, entonces tendría que decir, "el problema del keynesianismo de obama es que regala dinero y regalar dinero está mal".

2) si la crítica no es moral sino a la implementación particular de esta política keynesiana entonces tendría que decir "el problema del keynesianismo de obama es que su incremento en el gasto no es suficiente para tener las consecuencias esperadas, o su incremento en el gasto puede lograr el objetivo contrario pues reducirá la inversión privada".

Me parece importante esta aclaración, porque en el keynesianismo el destino del gasto no es relevante. El objetivo es elevar la demanda agregada, es decir, que la gente tenga dinero en la mano. Para lograr eso, uno puede construir escuelas vacias, construir naves espaciales, regalar dinero, o como famosamente se hacía en el New Deal, pagarle a la gente para cavar y tapar hoyos en las calles.

Insistir en que el problema es que la inversión pública no es inversión productiva para golpear las políticas keynesianas, tiene más que ver con golpear por golpear, que con decir algo interesante.

febrero 05, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Andrés: Como escribí al final "eso" (el destino del gasto público) "son detalles" (o "iirrelevante). Más keynesiano no pude ser: "la visión keynesiana del gasto público como panes y peces multiplicados permanece incólume." (Esto es: "El objetivo es elevar la demanda agregada...que la gente tenga dinero en la mano"). No hay perder la fe (en el keynesianismo y en el efecto multiplicador del gasto público), porque eso es: pura fe...Gracias a esa fe irracional hay personas que no consideran "algo interesante" comprobar que muchos de los millones de dólares ni siquiera llegaran a donde se supone que tendrían que llegar, ni servirán para lo que se dijo que tendrían que servir. En el keynesianismo políticamente correcto (que sospecho que avergonzaría a Keynes si viviese) se puede criticar que el dinero de los contribuyentes (rescate de instituciones financieras) acabe sirviendo para comprar un jet privado para los ejecutivos bien pagados de Citicorp (¿no que el destino del gasto no importaba?, ¿será que Obama hace esa crítica para "golpear por golpear las políticas keynesianas" en lugar de "decir algo interesante"?, ¿denunciar la inmoralidad y el desperdicio no es interesante?), pero que nadie ose criticar que el dinero de los contribuyentes se destine a construir edificios escolares que nadie ocupará...si es que acaso se construyen. No, pues ahora sí me quedó todo muy claro. Fe, todo es cuestión de fe...je, je, je,
Porque sería ciencia si alguien pudiese demostrarme en los hechos que el gasto público de estas políticas keynesianas tiene un efecto multiplicador siquiera de uno (1), es decir que un dólar de gasto al menos produce un dólar de crecimiento en el producto. ¿Alguien tiene alguna comprobación empírica, rigurosamente científica, del famoso efecto multiplicador del gasto?

febrero 05, 2009  
Blogger Wm Gille Moire dijo...

Me parece que hay algo muy contraintuitivo en el keynesianismo. ¿Cómo es posible que cavando zanjas y tapándolas la sociedad se vuelva más rica? Yo diría que se ha vuelto más pobre, puesto que se han desperdiciado recursos escasos: la energía y el tiempo. Me recuerda la "Ventana rota" de Bastiat.


Mirar la caricatura

febrero 06, 2009  
Blogger Andrés Lajous dijo...

No, no es lo mismo darle el dinero a los ricos que a los pobres. Los ricos tienen menor propensión al gasto...si esto no fuera cierto sería lo mismo el estímulo fiscal vía la reducción de impuestos a los más ricos que vía el gasto. Y no no es mismo.

Sin duda hay algo de fe. Como en todo. Por ejemplo los supuestos de competencia e información perfectas, los equilibrios de mercado...o la fe en que la gente reacciona siempre a incentivos que incrementan su utilidad individual.

Todavía más fe en la insistencia en que entre menos estado y menos regulación mejor...

febrero 08, 2009  

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