Y ahora, ¿cómo salimos?
Es bueno que la Reserva Federal ya esté considerando las "estrategias de salida", una vez que lo peor de la recesión se supere y sea el momento de poner en orden el balance del banco central, apretar la política monetaria frente a los amagos de una espiral inflacionaria y restablecer las condiciones normales de operación.
Lo malo es que las "estrategias de salida" parten de varios supuestos que probablemente sean equivocados. Como, por ejemplo, que la política fiscal será lo suficientemente ágil - y responsable- para atacar de lleno el déficit en los próximos años o, por poner otro ejemplo de supuestos optimistas, que habrá agentes económicos ávidos de créditos que querrán aprovechar las oportunidades de una recuperación más o menos fuerte de la demanda.
Todo parece indicar que salir del atolladero será mucho más difícil.
Hoy Ben Bernanke escribe sobre ello en las páginas de opinión de The Wall Street Journal bajo el titulo "The Fed's exit strategy".
Nadie puede dudar de la capacidad y de los conocimientos técnicos de Bernanke, quien describe el arsenal de herramientas con el que contaría la Fed para "normalizar" las condiciones monetarias, pero todo el armazón intelectual de sus argumentos parte de la presunción de que sí ha funcionado eficazmente la política de relajación monetaria y que dicha política está empujando la recuperación. Hay serios motivos para dudar que las cosas estén siendo así. Es muy diferente "aliviar" de forma parcial las difíciles condiciones de los bancos que haber sacado a la demanda de su estado de postración. La Fed puede haber logrado lo primero, pero su política no ha sido determinante para lo segundo.
Lo que más bien ha estimulado la insólita relajación monetaria,como daño asociado, es la incipiente formación de nuevas burbujas especulativas, tanto en el mercado de las materias primas (ver precios del petróleo recuperando terreno de una forma que nada tiene que ver con un crecimiento de la demanda por energéticos originado en una reanimación del crecimiento económico mundial), como en las bolsas de valores. Al mismo tiempo, el oro y la plata se muestran fuertes, el dólar da señales de debilidad y crece la preocupación, no sólo en China, sobre el futuro de la divisa estadounidense como almacén de valor.
Bernanke prevé, cierto, que más temprano que tarde la actual relajación monetaria causará inflación, pero con un optimismo envidiable supone que la Fed detectará a tiempo las primeras señales de inflación, aplicará los remedios a tiempo (¡y sin traumatismos!) y dispondrá de abundantes herramientas para domesticar al monstruo. Sinceramente, no creo que tanta belleza sea posible, ¿usted sí?
Lo malo es que las "estrategias de salida" parten de varios supuestos que probablemente sean equivocados. Como, por ejemplo, que la política fiscal será lo suficientemente ágil - y responsable- para atacar de lleno el déficit en los próximos años o, por poner otro ejemplo de supuestos optimistas, que habrá agentes económicos ávidos de créditos que querrán aprovechar las oportunidades de una recuperación más o menos fuerte de la demanda.
Todo parece indicar que salir del atolladero será mucho más difícil.
Hoy Ben Bernanke escribe sobre ello en las páginas de opinión de The Wall Street Journal bajo el titulo "The Fed's exit strategy".
Nadie puede dudar de la capacidad y de los conocimientos técnicos de Bernanke, quien describe el arsenal de herramientas con el que contaría la Fed para "normalizar" las condiciones monetarias, pero todo el armazón intelectual de sus argumentos parte de la presunción de que sí ha funcionado eficazmente la política de relajación monetaria y que dicha política está empujando la recuperación. Hay serios motivos para dudar que las cosas estén siendo así. Es muy diferente "aliviar" de forma parcial las difíciles condiciones de los bancos que haber sacado a la demanda de su estado de postración. La Fed puede haber logrado lo primero, pero su política no ha sido determinante para lo segundo.
Lo que más bien ha estimulado la insólita relajación monetaria,como daño asociado, es la incipiente formación de nuevas burbujas especulativas, tanto en el mercado de las materias primas (ver precios del petróleo recuperando terreno de una forma que nada tiene que ver con un crecimiento de la demanda por energéticos originado en una reanimación del crecimiento económico mundial), como en las bolsas de valores. Al mismo tiempo, el oro y la plata se muestran fuertes, el dólar da señales de debilidad y crece la preocupación, no sólo en China, sobre el futuro de la divisa estadounidense como almacén de valor.
Bernanke prevé, cierto, que más temprano que tarde la actual relajación monetaria causará inflación, pero con un optimismo envidiable supone que la Fed detectará a tiempo las primeras señales de inflación, aplicará los remedios a tiempo (¡y sin traumatismos!) y dispondrá de abundantes herramientas para domesticar al monstruo. Sinceramente, no creo que tanta belleza sea posible, ¿usted sí?
Etiquetas: Ben Bernanke, déficit fiscal en Estados Unidos, la inflación que viene, política monetaria, Reserva Federal
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