sábado, 12 de diciembre de 2009

Remedios contra la incertidumbre, columna de sábado en Excélsior

Hoy en Excélsior, y en la bitácora SEMANA INGLESA (pinchar en el nombre) abordo el asunto de las instituciones y su papel de remedios contra la incertidumbre. Todo ello, alrededor de las muchas tonterías que tiene uno que leer y escuchar en los últimos días, sobre la autonomía de los bancos centrales...

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11 Comentarios:

Blogger Wm Gille Moire dijo...

Apuesto a que si Calderón le dice a Carstens:

-A ver, préstame una lana para seguir combatiendo a los cárteles de la droga...

Carstens le va a contestar:

-Señor presidente, soy autónomo; ud no puede ordenarme nada.

-No te ordeno; te lo pido como cuatachos que somos...

-Señor presidente, mi trabajo es procurar la estabilidad del poder adquisitivo...

-Ya sé, ya sé; ¿y por qué crees que quiero combatir a los cárteles, si no es para crear un clima de seguridad en el país y con ello atraer inversionistas que aumenten la oferta, disminuyan los precios y se proteja así el poder adquisitivo de los mexicanos?

-Aaaah, pos sí. Así sí. Ahorita mismo convenzo a los de la junta. ¿Cuánto necesita, señor presidente?

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Las instituciones son conjuntos de reglas, pero las reglas no son más que palabras... que, como dijo Santo Tomás, se dividen en unívocas, equívocas y analógicas, y, como dijo John L Austin, sirven para hacer miles de cosas, esto o aquello... o todo lo contrario.

diciembre 12, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

@Gilmore:

El lenguaje también es una institución. Una convención generalmente aceptada acerca del significado de las palabras y de la estructura sintáctica. Por eso las leyes se plasman en palabras que indican atribuciones y facultades así como límites y prohibiciones. A su vez, para cerciorarnos de que tales límites se cumplan se establecen sanciones por incumplimiento (que sean eficaces para disuadir a los potenciales infractores) y se diseñan mecanismos - barreras, candados - para que los incentivos con los que actúan las personas estén alineados con los objetivos que persigue la ley.
Hubiese sido deseable que antes de emitir juicios aventurados y sin fundamento hubieses leído lo que dicen las leyes que menciono en el artículo. Te recomiendo, Gilmore, que lo hagas y después expliques cómo podría darse el evento que conjeturas auxiliado por tu febril imaginación. Hasta tú puedes comprender que si ése fuese el caso, el camino idóneo para romper la institución llamada "autonomía del banco central" seria cambiar la ley (algo que, por cierto, propone una descabellada iniciativa del PRD que contempla justamente eliminar la prohibición de que el banco central financie al gobierno, para en su lugar ordenarle al banco central obsequiar todas las solicitudes del gobierno en esa materia), no poner a tal o cual persona. Toma en cuenta, además, que el banco central se gobierna por una junta de gobierno compuesta de cinco miembros que, a su vez, han sido designados para periodos escalonados por diferentes presidentes de la república, de forma que no basta con convencer a uno de los miembros (mucho menos de la manera tan tosca que tu imaginas) sino de persuadir a cinco o al menos a tres ¡a violar la ley!, lo que los haría de inmediato acreedores a un cese fulminante y a que se les fincasen responsabilidades (algo de lo que no los puede salvar ningún presidente)...En fin, he tratado de dar una respuesta comedida y serena a un comentario de verdad zafio, mal intencionado y peor informado. He sido, en fin, benévolo con los disparates.
Por cierto, qué bueno que ticas el asunto de los significados unívocos, análogos y equívocos. Si sabes algo de filosofía del lenguaje, te pido que analices la redacción de las leyes que cito (y para las cuales puse vínculos que faciliten su consulta textual) y encontrarás que se trata de disposiciones legales (instituciones) unívocas, en las que los significados no dejan lugar a dudas o interpretaciones. Hay leyes mal hechas, en cambio, que incurren en significados equívocos o, más que análogos, anfibológicos: Imagina, por ejemplo, una institución tan defectuosa como una ley de tráfico urbano en la que en una parte la luz roja del semáforo significa "alto", en otra parte de la ley la misma luz roja se entiende como "avanzar a discreción del conductor" y en un tercer párrafo la luz roja se interpreta como "a veces sí, a veces no, según el humor con el que haya amanecido el agente de tráfico".
RMM

diciembre 12, 2009  
Anonymous William Gilmore dijo...

No existe, ni puede existir, "el imperio de las leyes", señor Medina. Eso es un mito liberal. En este mundo de seres humanos (no de robots), lo mejor que podría existir es el imperio de los funcionarios bienintencionados que interpretan las leyes.

Todo el lenguaje jurídico es irremediablemente vago. Por ejemplo, ya había revisado la ley del Banco de México (siguiendo sus links), y encontré que por ahí dice que una de sus obligaciones es "procurar la estabilidad del poder adquisitivo" (cito de memoria). Ahora bien, ¿qué significa "procurar X"? Significa: hacer lo necesario para alcanzar el fin X. Pero en la vida real y práctica sólo puede significar: hacer lo que, a juicio de tales o cuales funcionarios o autoridades, conducirá a la realización de X. Así que... inevitablemente intervendrá la subjetividad de esos funcionarios (sus creencias, temperamento, emociones, etc). No hay forma de escapar a eso. Así pues, que Carstens sea amigo de Calderón influirá, de un modo u otro, en sus decisiones. Ojo: no digo que Ortiz es mejor, o que Carstens es mejor; sólo digo... que los funcionarios son seres humanos y que toda ley o toda regla tiene que ser interpretada por un ser humano.

Aun así, mejor es que esté ahí Carstens, y no el Peje o Ebrard.

diciembre 12, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Dice el joven Gilmore que no hay tal cosa como "el imperio de las leyes". Que eso es un "mito liberal". ¿De veras? Le recomiendo un experimento con el que podrá sentir en carne propia ese "imperio de las leyes" que conjetura inexistente: Conduzca un vehículo en sentido contrario en el anillo periférico del Distrito Federal. Con frecuencia, el imperio de las leyes, joven Gilmore, es duro e implacable. Debe ser muy duro terminar en el cementerio porque nos arrolló un presunto "mito liberal".

Concluye el joven Gilmore: "Aún así, mejor es que esté ahí Carstens, y no el Pejo o Ebrard". Se equivoca porque esa hipótesis (el Peje o Ebrard como gobernadores del Banco Central) es imposible, no porque el Presidente no los designaría o porque el Senado no los ratificaría -que son, desde luego, eventos muy improbables-, sino por la simple y sencilla razón que la ley se los impide. Léase al artículo 39 de la Ley del Banco de México que indica, UNIVOCAMENTE, sin dejar espacio a interpretaciones subjetivas, que serán requisitos indispensables para ser designado miembro de la Junta de Gobierno del banco: "Gozar de reconocida competencia en materia monetaria, así como haber ocupado, por lo menos
durante cinco años, cargos de alto nivel en el sistema financiero mexicano o en las dependencias,
organismos o instituciones que ejerzan funciones de autoridad en materia financiera." El mismo artículo suaviza estos requisitos para el caso de al menos dos de los cinco miembros, pero NO para el caso del Gobernador, e indica, UNIVOCAMENTE: "en todo caso, deberá tratarse de profesionales distinguidos en materia económica, financiera o jurídica." Salta a la vista que los dos personajes mencionados por el joven Gilmore NO cumplen tales requisitos. Es el imperio de la ley, no la subjetividad de las personas.

diciembre 13, 2009  
Anonymous Anónimo dijo...

De acuerdo que hay un imperio de la ley, en mi opinion un disparate eso de "lo mejor que podría existir es el imperio de los funcionarios bienintencionados que interpretan las leyes." es en serio iluso, mas que eso, pero si estoy en desacuerdo con el Sr RMM en el calificativo de univoco a algunas de las leyes que cita, por ej. "Gozar de reconocida competencia en materia monetaria" quien dira que el personaje goza de reconocida trayectoria? que es tener una reconocida trayectoria? es univoco, creo, tener años de experiencia, pero lo primero a mi no me resulta claro, por supuesto que es posible que toda la ley no deje lugar a dudas sobre el perfil minimo, pero si hay partes que en mi opinion se prestan al criterio de las personas, pero repito, en su conjunto hacen requerimientos minimos para ser miembro del consejo o el presidente del mismo...

diciembre 14, 2009  
Anonymous William Gilmore dijo...

El Anónimo dice que digo un disparate. Pero al final me da la razón. Las leyes no se interpretan a sí mismas; alguien tiene que interpretarlas. Así pues, las leyes no pueden imperar; no hay "imperio de las leyes". El que impera, o los que imperan, son aquéllos que las interpretan y tienen el poder suficiente para imponer su interpretación. De Perogrullo.

diciembre 14, 2009  
Anonymous Anónimo dijo...

pero entonces que caso que haya leyes? segun tu entonces podrias vivir en la epoca de las cavernas... muchas cosas pueden ser interpretadas, pero se me hace insensato andar esperando "gente bien-intencionada" (otra interpretacion?) para que haya justicia (otra mas?) un juego de nunca acabar segun tus ideas, un partido de futbol se juega igual aqui que en china con 11 jugadores por equipo, con un balon de similares dimensiones, 3 arbitros, interpretacion? seran algunas faltas durante todo el partido en el que difieran algunos analistas... sin ser tan dispares tales interpretaciones y si llegan a decir disparates quienes opinen, estos no serian gente que sepa del tema, serian algunos tipos enfermos de fanatismo cuya locura se notara hasta para el simple aficionado ajeno a la enfermedad de la locura... al final es el mismo juego simple de meter un balon en unas porterias. Entre mas simples, mejores las leyes, para evitar a los "bien-intencionados"

diciembre 14, 2009  
Anonymous Jose Trinidad dijo...

Ricardo,

Si todo está tan claro y la independencia está garantizada y el presidente no puede influir en el banco central; entonces, ¿por que o para que cambiar a Guillermo Ortiz?

Saludos

diciembre 15, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

José Trinidad: ¿Y por qué no?
RMM

diciembre 15, 2009  
Anonymous Jose trinidad dijo...

Ricardo,

Por el principio de no arreglar lo que no esta descompuesto.

Saludos

diciembre 16, 2009  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

José Trinidad:

Querer arreglar lo que no está descompuesto sería querer modificar una ley que funciona bien. No es en absoluto el caso.
Lo que está funcionando bien es la ley. Y, por cierto, de eso se trata el artículo - de las instituciones como remedio contra la incertidumbre-, no de la persona tal o de la persona cual.

Saludos,
RMM

diciembre 16, 2009  

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