La responsabilidad fiscal sí paga...y paga bien
¿Por qué se han ensombrecido en los últimos días las perspectivas de una recuperación económica mundial, en especial en Europa? Por algo que, desde el inicio de la crisis, era previsible: La desastrosa situación fiscal de los países de la "Europa periférica" (persiste en esa denominación, desempolvada en estos días, un dejo de desprecio y arrogancia, aquella vieja conseja de que la auténtica Europa "comienza en los Pirineos"), el conjunto de los "PIIGS" (en inglés: Portugal, Italy, Ireland, Greece, Spain). Ya vemos que no sólo existen los "BRIC" (Brasil, Rusia, India, China).
La preocupación acerca del futuro económico de esos países, en especial de Grecia y de España, está más que justificada. Basta ver sus balances fiscales, sus cifras de desempleo, la persistente caída de sus indicadores de producción. El riesgo para los mercados se llama insolvencia. Con algo de exageración podríamos decir que tales países, hace unos años orgullosos nuevos miembros de la Unión Europea, se han "agentinizado" a paso veloz, teniendo como telón de fondo la crisis global. Claro que los déficit fiscales de Estados Unidos y de la Gran Bretaña también son impresentables, pero nadie en los mercados pensaría que esas dos grandes naciones incurrirían en la insolvencia (no sólo cuenta el tamaño, también cuenta la reputación histórica y la hegemonía monetaria en el caso de Estados Unidos).
En este contexto, México y su gobierno federal deberían estar presumiendo, con razón y orgullo, que la responsabilidad fiscal sostenida contra viento y marea en medio de las solicitaciones de la crisis (¿ya se nos olvidaron todas las voces que exigían un mayor déficit fiscal porque esa era la receta indicada para combatir la recesión?, ¿ya se nos olvidaron las jactanciosas criticas de que era un disparate proponer reformas tributarias en medio de la crisis?), ha dado excelentes resultados: La recuperación económica no parece estar en riesgo en México - aun cuando dependa tanto de la demanda por productos manufactureros en Estados Unidos- y eso lo están sancionando los mercados: El "riesgo país" de los muy endeudados se dispara francamente, como les ha sucedido a Grecia y España, mientras que las perspectivas para México son promisorias.
Todo esto está muy bien y lo saben quienes lo deben de saber. Lo que me intriga es por qué, cuando hay un auténtico logro para presumir y defender, el gobierno federal tiende a quedarse callado o a esconder la cabeza. Lo digo porque la semana que acaba de terminar, y para no perder la costumbre, algunos medios de comunicación (específicamente el periódico "Reforma"), algunos comentaristas despistados y hasta uno que otro legislador del PRI acusaron al gobierno federal de haber "mentido" o "exagerado" acerca de la magnitud del golpe fiscal (caída de los ingresos públicos) que tuvo que enfrentarse en 2009. El argumento, si puede llamársele así, es tan torpe como perverso: "Si había un boquete tan grande, preguntan, ¿por qué no cerramos el año de 2009 con un gran déficit fiscal? ". Es decir: Ahora resulta que es "malo" que no estemos tan mal como los tristemente famosos países PIIGS. Y también fue malo que, de manera previsora, el gobierno contase con fondos contingentes que le permitieron subsanar el golpe fiscal.
Los números son contundentes.
En la columna de la reducción de ingresos deben anotarse:
Disminución de ingresos petroleros: 143,129 millones de pesos
Disminución en la recaudación tributaria no petrolera: 136,202 millones de pesos
Disminución de ingresos de entidades públicas sujetas a control presupuestal: 24,540 millones de pesos
Lo que da un total de 303,871 millones de pesos.
Que se compensaron oportunamente con:
Remanente de operación de Banco de México entregado al gobierno federal: 95,000 millones de pesos
Recursos de fondos de estabilización (¡para eso son!): 82,927 millones de pesos
Coberturas del precio del petróleo (contratadas ¡oportuna e inteligentemente! en 2008): 64,404 millones de pesos
Excedentes de dependencias federales (algunos productos de recortes al gasto): 21,035 millones de pesos
Fondos de inversión de dependencias: 16,191
Otros (también algunos recortes de gastos): 24,313
Lo que da un total de: 303, 870 millones de pesos.
Si esto no es para presumirlo, o al menos para defenderlo, como ejemplo de un buen manejo fiscal en tiempos extremadamente difíciles, me pregunto qué sí lo es.
La preocupación acerca del futuro económico de esos países, en especial de Grecia y de España, está más que justificada. Basta ver sus balances fiscales, sus cifras de desempleo, la persistente caída de sus indicadores de producción. El riesgo para los mercados se llama insolvencia. Con algo de exageración podríamos decir que tales países, hace unos años orgullosos nuevos miembros de la Unión Europea, se han "agentinizado" a paso veloz, teniendo como telón de fondo la crisis global. Claro que los déficit fiscales de Estados Unidos y de la Gran Bretaña también son impresentables, pero nadie en los mercados pensaría que esas dos grandes naciones incurrirían en la insolvencia (no sólo cuenta el tamaño, también cuenta la reputación histórica y la hegemonía monetaria en el caso de Estados Unidos).
En este contexto, México y su gobierno federal deberían estar presumiendo, con razón y orgullo, que la responsabilidad fiscal sostenida contra viento y marea en medio de las solicitaciones de la crisis (¿ya se nos olvidaron todas las voces que exigían un mayor déficit fiscal porque esa era la receta indicada para combatir la recesión?, ¿ya se nos olvidaron las jactanciosas criticas de que era un disparate proponer reformas tributarias en medio de la crisis?), ha dado excelentes resultados: La recuperación económica no parece estar en riesgo en México - aun cuando dependa tanto de la demanda por productos manufactureros en Estados Unidos- y eso lo están sancionando los mercados: El "riesgo país" de los muy endeudados se dispara francamente, como les ha sucedido a Grecia y España, mientras que las perspectivas para México son promisorias.
Todo esto está muy bien y lo saben quienes lo deben de saber. Lo que me intriga es por qué, cuando hay un auténtico logro para presumir y defender, el gobierno federal tiende a quedarse callado o a esconder la cabeza. Lo digo porque la semana que acaba de terminar, y para no perder la costumbre, algunos medios de comunicación (específicamente el periódico "Reforma"), algunos comentaristas despistados y hasta uno que otro legislador del PRI acusaron al gobierno federal de haber "mentido" o "exagerado" acerca de la magnitud del golpe fiscal (caída de los ingresos públicos) que tuvo que enfrentarse en 2009. El argumento, si puede llamársele así, es tan torpe como perverso: "Si había un boquete tan grande, preguntan, ¿por qué no cerramos el año de 2009 con un gran déficit fiscal? ". Es decir: Ahora resulta que es "malo" que no estemos tan mal como los tristemente famosos países PIIGS. Y también fue malo que, de manera previsora, el gobierno contase con fondos contingentes que le permitieron subsanar el golpe fiscal.
Los números son contundentes.
En la columna de la reducción de ingresos deben anotarse:
Disminución de ingresos petroleros: 143,129 millones de pesos
Disminución en la recaudación tributaria no petrolera: 136,202 millones de pesos
Disminución de ingresos de entidades públicas sujetas a control presupuestal: 24,540 millones de pesos
Lo que da un total de 303,871 millones de pesos.
Que se compensaron oportunamente con:
Remanente de operación de Banco de México entregado al gobierno federal: 95,000 millones de pesos
Recursos de fondos de estabilización (¡para eso son!): 82,927 millones de pesos
Coberturas del precio del petróleo (contratadas ¡oportuna e inteligentemente! en 2008): 64,404 millones de pesos
Excedentes de dependencias federales (algunos productos de recortes al gasto): 21,035 millones de pesos
Fondos de inversión de dependencias: 16,191
Otros (también algunos recortes de gastos): 24,313
Lo que da un total de: 303, 870 millones de pesos.
Si esto no es para presumirlo, o al menos para defenderlo, como ejemplo de un buen manejo fiscal en tiempos extremadamente difíciles, me pregunto qué sí lo es.
Etiquetas: déficit fiscal en Estados Unidos, España, Gran Bretaña, Grecia, Irlanda, Italia, mercados financieros, política fiscal, Portugal
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