Uruguay: “Realismo mata populismo”
El gobierno de Tabaré Vázquez se está atreviendo – insólito en la retórica del nuevo populismo – a ser realista en el asunto del libre comercio; el sentido común y la evidencia histórica indican que ése, el libre comercio, es el mejor camino para la prosperidad.
Con el triunfo electoral de Evo Morales en Bolivia y su toma de protesta como Presidente se hizo un lugar común entre algunos periodistas y entre los propagandistas del nuevo populismo anunciar que América Latina se mueve hacia la izquierda. Error.
Las cosas son un poco más complicadas y el caso de Uruguay, a izquierda y derecha, puede ser una llamada de atención.
Tabaré Vázquez llegó a la Presidencia de Uruguay apoyado en un discurso claramente populista.
El gran logro de la coalición que llevó a Vázquez al poder fue abortar una ley que permitiría al monopolio gubernamental de los hidrocarburos en Uruguay tener socios privados y volverse más productivo. Ese logro político estuvo basado en una campaña de propaganda totalmente mendaz. Eso sucedió a fines de 2003.
En noviembre de 2004, una vez que Tabaré Vázquez ganó las elecciones, el guión parecía seguir la línea trazada por otras victorias del neo populismo.
Pero de pronto, a fines de 2005 e inicios de 2006, algo rompió el esquema del guión. El gobierno de Vázquez envía claros signos de que se desmarca de sus presuntos aliados sudamericanos en un tema que se ha vuelto consigna para Chávez en Venezuela, para Kirchner en Argentina y – por razones diferentes- para Lula en Brasil: El rechazo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) – supuestamente promovida por Estados Unidos- y al libre comercio en general.
Heréticamente, el gobierno de Tabaré Vázquez – en su momento saludado como otro bastión de la izquierda latinoamericana antiyanqui y profundamente “anti-neo-liberal” (parece trabalenguas)-, ¡desea firmar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos!
Las reglas del MERCOSUR – al que formalmente pertenece Uruguay – obligan a sus miembros a sólo firmar acuerdos de comercio en bloque, nunca en solitario. Por lo tanto, si Uruguay llega a un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos será expulsado del MERCOSUR; escenario – por cierto- que a la mayoría de uruguayos no les desagradaría.
Para efectos prácticos el MERCOSUR – señala el analista argentino Martín Simonetta, director ejecutivo de la fundación Atlas 1853- “se ha forjado a imagen y semejanza de las necesidades de protección de sectores nacidos y criados bajo el paraguas de la sustitución de importaciones en las décadas del 50 y 60, con fortísima influencia en la determinación de políticas tanto en Brasil como en la Argentina. Asimismo, la reciente incorporación de Venezuela reafirma este sesgo de integración hacia adentro, restándole seriedad a un proceso que en marzo cumplirá 15 años de existencia”.
A la jactanciosa invectiva de Hugo Chávez que proclamó: “!ALCA, ALCA, ALCA …rajo!”, le ha respondido el ministro de Agricultura de Uruguay, José Mujica, exguerrillero tupamaro, con una sonora verdad en el mismo tono: Los compromisos del MERCOSUR “no sirven para un carajo”.
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