jueves, 9 de marzo de 2006

Elecciones 2006: Un estudio de casos (1)

¿Cuáles es el flujo de rentas esperadas por el votante ante los distintos desenlaces electorales?, ¿en el caso de las inminente elecciones se comprueba o se rechaza – por no corresponder a la realidad- el modelo según el cual el elector decide “racionalmente” para maximizar sus beneficios?


En 1957 un economista, Anthony Downs, publicó su “Teoría Económica de la Democracia”, un ambicioso estudio que buscó aplicar postulados básicos de la ciencia económica al comportamiento de gobiernos, partidos y electores en una democracia. Downs diseñó cuidadosamente un modelo teórico que tendría mucho mayor impacto entre los estudiosos de la ciencia política que entre los economistas.
Algo similar había sucedido antes con las aportaciones de Kenneth Arrow (premio Nóbel de Economía 1972) y su famoso teorema de la imposibilidad de que las preferencias sociales (voto mayoritario) expresen fielmente el agregado o la suma de las preferencias individuales, y sucedería más tarde con las aportaciones de Mancur Olson, James Buchanan (premio Nóbel de Economía 1986) y Gordon Tullock, entre otros: Han sido hallazgos de brillantes economistas mucho más y mejor estudiados por los especialistas en ciencia política que por los propios economistas.
Resulta interesante y provechoso contrastar algunos de los postulados del modelo de Downs con la realidad del proceso electoral que se lleva a cabo hoy en México, porque puede arrojar hallazgos relevantes acerca de las tendencias previsibles así como sobre las presuntas “razones” que explicarían el comportamiento de candidatos, partidos, electores y otros agentes políticos, como los medios de comunicación.
Downs establece, desde el principio, que su modelo NO es normativo (no versa acerca de lo que debe ser) sino positivo: Trata acerca de lo que es, con todas las limitaciones propias de un modelo teórico que inevitablemente deja fuera – por razones metodológicas, principalmente- muchos aspectos que podrían ser relevantes en el comportamiento de votantes, candidatos, partidos y gobierno pero que escapan a un análisis estrictamente “racional”.
Del mismo modo en esta serie trataré NO acerca de cuál debiera ser – desde un punto de vista normativo, doctrinal o ideológico- el desenlace electoral, sino de cuáles son, descriptivamente, las tendencias de comportamiento perceptibles en esta campaña, cuál puede ser la explicación “racional” de esas tendencias y cuál podría ser – a partir de la información disponible- el comportamiento de los votantes ante las distintas opciones electorales. Me apoyaré en buena medida en la muy valiosa metodología de Downs y procuraré en todo momento referirme a ejemplos ilustrativos de estas tendencias y comportamientos sin hacer juicios de valor o de preferencia electoral.
Para los lectores habituales de estas Ideas al vuelo debe estar claro que tengo claras preferencias por un determinado “modelo” normativo para México que, para simplificar, podemos llamar “liberal” o de mercado y Estado de Derecho. Sin embargo en esta serie NO propugnaré por dicho “modelo” sino que procuraré limitarme a la descripción y al análisis positivo –no normativo- de los hechos.

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