sábado, 25 de febrero de 2006

Remesas: Una propuesta impertinente

Decía Ronald Reagan que la frase que infunde más terror es la siguiente: “Soy del gobierno y estoy aquí para ayudar”. ¿Por qué los políticos quieren resolverle la vida a la gente, echándosela a perder?

El sábado pasado la candidata Patricia Mercado propuso que las remesas que envían a sus familias los mexicanos que trabajan en el exterior se destinen a proyectos productivos que generen empleos en México.
Tiene razón. Lo malo es que proponer eso es como proponer que la gente use el aire para respirar…y que el gobierno debe encargarse de que así sea. ¿En qué cree la señora Mercado que las familias gastan el dinero que reciben del exterior?, ¿en hacer con los billetes verdes avioncitos de papel?
Las remesas se gastan en comida, en vestido, en transporte, en educación, en salud, en mejoramiento de la vivienda, en adquisición de vivienda, en diversión, en herramientas para el trabajo, en modestos pero productivos bienes de capital. Y ese dinero genera empleos en México e inversiones productivas.
Ningún burócrata iluminado sabe mejor que las mismas familias en qué conviene gastar el dinero que les pertenece. Detrás de la genial propuesta de la señora Mercado está la convicción –paternalista y humillante- de que la clase ilustrada de los políticos está aquí para subsanar la idiotez de los comunes mortales. Por ello, propone que el gobierno – un hipotético gobierno que ella encabezaría- haga (muy mal) lo que la gente ya hace (muy bien). No hay, en tal género de propuestas, el menor respeto por la libertad y por la inteligencia de las personas.
Algo que el gobierno, en cambio, sí puede hacer en materia de remesas – y éste gobierno lo ha hecho muy bien- es contribuir a que disminuyan los costos de envío de esas remesas, de forma que las familias reciban en términos netos más dinero a cambio del mismo aporte de trabajo (eso se llama productividad). Por ejemplo, de julio de 1999 a junio de 2005 el costo promedio de envío de remesas, de varias ciudades de Estados Unidos (Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Houston, Miami, entre otras) a México, disminuyó en promedio casi 62 por ciento. Y eso se logra aumentando la libre competencia entre los agentes financieros, desregulando y, en general, liberalizando – nunca obstruyendo- los mercados.
Nadie está peleado con su dinero, ni los ricos ni los pobres, y nadie sabe mejor que quien posee los recursos cuál es su mejor asignación posible.
La arrogancia de ciertos políticos – que, repito, desprecian la inteligencia y la libertad de las personas – conduce a tener gobiernos que se meten donde no deben (empobreciendo a los ciudadanos) y que no hacen lo que sí deberían hacer, como garantizar derechos y libertades, seguridad y cumplimiento de la ley.
Para citar otra vez a Reagan: “La perspectiva del gobierno acerca de la economía puede resumirse en pocas y breves frases: Si algo se mueve, ponle un impuesto; si se sigue moviendo, regúlalo; si deja de moverse, dale un subsidio”.

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Solo Dios es omnisciente y las transnacionales que desfalcan a cualquier economía nacional, sin que nadie sepa bien cómo ni por qué lo hicieron. Pregúntemelo a mi que soy agricultor. Por cierto en EEUU, por si no lo sabe existen increíbles subsidios al campo y dista mucho de ser un país socialista. En México los subsidios se los lleva el secretario de agricultura para untar el pan con ajo. O debo decir ¿su pan, nuestro pan?
Sin embrago, esta vez su texto acierta en la retórica, aunque parece fascinarle que exista desempleo y cantidad de inmigrantes. Creo que Fox contestó algo parecido a usted: que bueno que les vaya bien, cuando el problema es por qué se van.
Y por último, citar a Reagan en estos tiempos, sobrecargados de estética, es de plano una hipérbole del mal gusto.
Saludos.

febrero 25, 2006  
Anonymous Anónimo dijo...

Señor Macías:
Estoy enojado. Mi actitud es inmadura. Tengo una forma distinta de pensar a la de usted pero no tengo porque atacarlo con ese tono violento y arrogante. Lo hago porque tengo problemas conmigo mismo. Usted es un hombre valioso de opinión y puede pensar como usted lo desee. Usted tiene la valentía y la bondad de abrir este espacio a las opiniones de nosotros, los asiduos de la red. Y aunque pienso que no todo lo que dije es erróneo, tengo que aceptar que es un autoengaño, pues mis opiniones son revanchistas y tratan de desviar el malestar personal, en una persona de prestigio como usted que no le hace mal a nadie, sino que abre las puertas al debate y a la libertad de expresión.
Le pido disculpas por mis comentarios seudocontructivos, caprichosos y groseros. La próxima vez que participe, lo haré sin veneno y por el puro placer de hacerlo y no con el fin de vencer sus argumentos, y con mi nombre verdadero. Usted entenderá que el descontento se puede convertir en rencor, pero espero que el arrepentimiento me ayude a superarlo.
Le pido una disculpa.
Su lector anónimo: Krauze

febrero 26, 2006  
Anonymous Anónimo dijo...

Quiero disculparme, Por piedad contra mi mismo, y contra usted. Pero noy hay forma, usted es un fanatico.

febrero 26, 2006  

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