miércoles, 20 de diciembre de 2006

El capitalismo y la felicidad

Sólo hay una cosa peor que esperar que la economía capitalista de mercado nos de la felicidad, y esa es detestar al capitalismo y a la economía de mercado porque no nos hace felices.



Supongo que alentados por las fiestas navideñas, los editores de The Economist han destinado su artículo principal de esta semana al viejo asunto de si la prosperidad derivada de la economía de libre competencia en los mercados, si el capitalismo, para decirlo con una palabra fuerte, nos hace más o menos felices.

La mayoría de la gente sabe la respuesta: La felicidad no es un asunto de economía, ni siquiera de sistemas políticos más o menos equitativos que nos hagan sentir mejor. La conclusión de la revista mata muchas ilusiones pero es certera: "El capitalismo puede hacer que te vaya mejor. Y también dejarte libre para ser tan infeliz cómo tu elijas. Pedirle más es pedirle demasiado".

Otra manera de decirlo: El capitalismo NO está contraindicado para la felicidad, pero tampoco es el medicamento de prescripción para lograrla.

Lo sorprendente no es esto, sino que multitud de políticos, estrategas de mercado, publicistas, ideólogos de ocasión, consideren pertinente medir los resultados de un sistema de derechos de propiedad, producción y distribución de bienes y servicios, en términos de felicidad producida. Ridículo. No saben lo que es la felicidad.

Una economía que funciona bien es aquella en la que los recursos escasos se emplean de la forma más razonable, respetando la libertad y la propiedad de cada cual, lo que genera un aumento significativo en el bienestar material del mayor número posible de personas. Nada más y nada menos. No es la bienaventuranza, ni el paraíso eterno. Sólo es el arreglo más inteligente que podemos encontrar para que, sin que nadie sea despojado de su libertad ni de lo que es suyo de pleno derecho, podamos aumentar el caudal de satisfactores materiales disponibles para el mayor número posible de personas. Una batalla bien ganada contra la escasez, pero una batalla de una guerra interminable, en la que la escasez seguirá siendo, aquí en la tierra, la norma.

Por supuesto, la privación de bienes, la escasez, suele producir infelicidad. Pero la abundancia de bienes materiales tampoco genera felicidad automática.

Tengo para mí que la mayor parte del odio que concita la economía de libre mercado entre muchas personas radica en que esas mismas personas están buscando la felicidad donde no puede estar. Tal odio tiene su raíz en la envidia – el pesar por el bien ajeno- que es una de las condiciones más tristes en que puede caer el ser humano. La envidia es una deformación cognoscitiva que nos hace pensar que sólo puedo ser feliz si el prójimo es infeliz. A poco que lo meditemos veremos que es esa cosmovisión de "suma cero" – lo que tiene "A" le resta necesariamente a lo que tiene "B"-, la fórmula perfecta para la infelicidad. Esa sí. La envidia.

2 Comentarios:

Blogger AntonioNeri dijo...

Hola:

Esta es la saegunda vez que opino en su blog... suelo leer sus Ideas en el papel de color salmón.

Debo confesar que estos pensamientos sobre la felicidad y su relaciòn con el capitalismo han estado rondando mi mente desde hace un buen tiempo. Lo que usted ha puesto aquí me parece coherente, lógico y sobre todo respetable, sin embargo no me deja satisfecho.

En cuanto leí el titulo del post ("El capitalismo y la felicidad"), realmente sentí la emoción de quien ha encontrado la llave de la sabiduría... no fue así evidentemente. Creo que mi problema es que ni siquiera he determinado lo que es la felicidad, sé que no está en las cosas materiales (sean propiedad privada, personal o del "Estado"), pero tampoco sé exactamente dónde buscar (quizá dentro, muy dentro de mí).

Todo lo anterior sólo para decir que opino que el sistema económico que adopte una sociedad debe ser aquel que efectivamente brinde la mayor felicidad al mayor nùmero posible de personas (he leido algo sobre el Utilitarismo y creo en él cuando se trata de un Utilitarismo Ético).

Gracias por sus Ideas al Vuelo, espero encontrar pronto una respuesta.

diciembre 22, 2006  
Blogger Ramón Mier dijo...

Creo que pocas personas han capturado la naturaleza y significado de la felicidad con tanto tino como Antonio Carlos Jobim con su canción A Felicicdade.

"Tristeza não tem fim
Felicidade, sim

A felicidade é como a pluma
Que o vento vai levando pelo ar
Voa tão leve
Mas tem a vida breve
Precisa que haja vento sem parar

A felicidade do pobre parece
A grande ilusão do carnaval
A gente trabalha o ano inteiro
Por um momento de sonho
Pra fazer a fantasia
De rei ou de pirata ou jardineira
E tudo se acabar na quarta feira

Tristeza não tem fim
Felicidade, sim

A felicidade é como a gota
De orvalho numa pétala de flor
Brilha tranquila
Depois de leve oscila
E cai como uma lágrima de amor

A minha felicidade está sonhando
Nos olhos da minha namorada
É como esta noite
Passando, passando
Em busca da madrugada
Falem baixo, por favor
Pra que ela acorde alegre como o dia
Oferecendo beijos de amor

Tristeza não tem fim
Felicidade, sim"


Ningún sistema económico te puede garantizar la felicidad. Pero no creo que haya otro sistema que te ofrezca una probabilidad de encontrarla más alta que el capitalismo.

diciembre 23, 2006  

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