Matar y matarse, ¿es una respuesta?, ¿a qué?
Preguntas que no tienen respuesta y miedo. Hay mucho loco suelto y es aterrorizante vivir en donde “cualquier loquito” puede adquirir un arma, pero ¿son las armas todo el problema?, las armas no matan sino quienes las usan para matar. ¿Hay alguna racionalidad, es algún tipo de respuesta, y a qué, matar a 32 y después matarse?, ¿por qué?, ¿para qué?
Primero, el estupor: ¿Otra vez una matanza sin sentido alguno?, ¿otra vez alguien sale del anonimato y se convierte en personaje noticioso, odiosamente inolvidable, mediante el expediente de disparar a mansalva a todo ser humano que tenga la desgracia de caer bajo su horizonte visual?
Segundo, la cíclica discusión entre quienes defienden el derecho – segunda enmienda constitucional en Estados Unidos- a portar armas y quienes culpan de estas tragedias a esa facilidad sorprendente con la que “cualquier loquito” – no sólo en Estados Unidos, pero especialmente en Estados Unidos- puede hacerse de un arma. (Ver en el blog "Disiento, luego existo" una muestra de esta ´discusión).
Pero las armas no se disparan solas, las armas no asesinan; son las personas que las usan quienes matan. Es malo que “cualquier loquito” pueda comprar un arma – legal o ilegalmente- tan fácil como se compra un disco compacto. Pero es peor que nos hayamos acostumbrado a que “cualquiera” pueda ser “cualquier loquito” que “en cualquier momento” pueda volverse asesino múltiple si se conciertan no sabemos qué circunstancias, incluida la circunstancia de la facilidad para hacerse de un arma.
Tercero, más estupor. Más de 24 horas después de la matanza nadie sabe qué clase de demonio se apoderó de Cho Seung Hui a sus 23 años, nadie sabe, en fin, quién era. Dice uno de los voceros del Tecnológico de Virginia: “Era un tipo solitario”. ¡Gran hallazgo! Pues sí, debió serlo si al parecer ahora nadie tiene la menor idea de sus aficiones, sus gustos, sus hábitos, sus sueños, sus obsesiones, sus manías…Valiente consuelo, en un país y en un planeta en el que abundan ese tipo de solitarios que a nadie importan y a quienes nadie recuerda.
Sí, es la locura. Pero ¿por qué esa locura precisamente? Sí, son las armas de fuego, pero igual pudieron ser explosivos, piedras, cuchillos, machetes, aviones, autos, venenos…, las armas de fuego no son indispensables para quien está decidido a matar y a morir. Eso es aún más aterrador.
Primero, el estupor: ¿Otra vez una matanza sin sentido alguno?, ¿otra vez alguien sale del anonimato y se convierte en personaje noticioso, odiosamente inolvidable, mediante el expediente de disparar a mansalva a todo ser humano que tenga la desgracia de caer bajo su horizonte visual?
Segundo, la cíclica discusión entre quienes defienden el derecho – segunda enmienda constitucional en Estados Unidos- a portar armas y quienes culpan de estas tragedias a esa facilidad sorprendente con la que “cualquier loquito” – no sólo en Estados Unidos, pero especialmente en Estados Unidos- puede hacerse de un arma. (Ver en el blog "Disiento, luego existo" una muestra de esta ´discusión).
Pero las armas no se disparan solas, las armas no asesinan; son las personas que las usan quienes matan. Es malo que “cualquier loquito” pueda comprar un arma – legal o ilegalmente- tan fácil como se compra un disco compacto. Pero es peor que nos hayamos acostumbrado a que “cualquiera” pueda ser “cualquier loquito” que “en cualquier momento” pueda volverse asesino múltiple si se conciertan no sabemos qué circunstancias, incluida la circunstancia de la facilidad para hacerse de un arma.
Tercero, más estupor. Más de 24 horas después de la matanza nadie sabe qué clase de demonio se apoderó de Cho Seung Hui a sus 23 años, nadie sabe, en fin, quién era. Dice uno de los voceros del Tecnológico de Virginia: “Era un tipo solitario”. ¡Gran hallazgo! Pues sí, debió serlo si al parecer ahora nadie tiene la menor idea de sus aficiones, sus gustos, sus hábitos, sus sueños, sus obsesiones, sus manías…Valiente consuelo, en un país y en un planeta en el que abundan ese tipo de solitarios que a nadie importan y a quienes nadie recuerda.
Sí, es la locura. Pero ¿por qué esa locura precisamente? Sí, son las armas de fuego, pero igual pudieron ser explosivos, piedras, cuchillos, machetes, aviones, autos, venenos…, las armas de fuego no son indispensables para quien está decidido a matar y a morir. Eso es aún más aterrador.
Etiquetas: armas, Estados Unidos, locura, miedo
5 Comentarios:
Papá,
Mira esto para saber un poco más del tirador:
http://www.nytimes.com/2007/04/17/us/17cnd-ROOMMATE.html?oref=login
Este hombre parace ser como cientos que he visto y conozco. La verdad en ese tema, yo si creo que con un cuchillo no habría matado a 33 personas, alguien lo habría detenido antes.
Si alguno de mis alumnos no entra a la escuela de Derecho por una mala calificación en un examen que yo califiqué (como se han quejado varias veces que sucedería si no accedo a cambiar una nota), ¿cómo sé que no me va a pegar un tiro? ¿Y qué tel si no fue por algo que yo hice? Al menos parte del problema es que este hombre, con su green card y ya, pudo comprar un arma de fuego, en unos minutos (y cuya nota traía en el chaleco que portaba cuando murió). Como dices, vivimos en un mundo en que todos podemos volvernos locos, pero eso ha sido desde el principio de la humanidad. Pero sin un arma, de fuego, se suicidaban o mataban a una persona a golpes, con un cuchillo o algo así, no a 33.
Jamás compraría un arma de fuego, es más ni regalada la aceptaría, pero por mi libertad de caminar sin miedo por la calle, creo que aquí si el gobierno debiera aumentar muchísimo las restricciones para comprar armas. En eso si se necesita intervención. No sé si exámenes psicológicos para poder comprarlas, pasar exámenes de uso de armas, poner altos impuestos para que un estudiante piense 2 veces antes de comprarla.
Es como el alcoholímetro, por un lado está la libertad de ir borracho, pero por el otro está el derecho a vivir de las personas inocentes a las que puedes matar manejando ebrio. Aquí por un lado está el derecho a defenderte, pero por el otro el derecho a que no peligre tu vida y no vivir con miedo.
Perdón por lo extenso del texto, el hecho de que haya sido en una universidad me hace tener una posición más intensa que en otras situaciones.
Mari, estoy completamente de acuerdo contigo. Dado que ninguna autoridad sería capaz de distinguir con plena certeza quién es plenamente confiable y quién no para portar un arma, soy partidario de la más severa restricción a la portación y venta de armas de fuego.
Pero eso sólo resuleve una partecita del problema. Lo que me aterra es este tipo de locura que está proliferando, no sólo en Estados Unidos. Lo que me deja estupefacto es que, en efecto, cualquiera (el señor con el que acabo de tomparme en la calle) puede ser cualquier loquito que en su locura puede creer que atropellame con su coche o amenazarme con una sierra eléctrica o clavareme un cuchillo es la respuesta a sus problemas. BRRRR....!!!!!!!
Exacto, da muchísimo miedo. A mí lo que me hace sentir peor es que quizá si alguien hubiera hablado con él, la tragedia nunca hubiera sucedido. Tenemos que ver más a nuestro alrededor y no ignorar a las personas solitarias, deprimidas, etc. pensando que ya pasará.
http://abcnews.go.com/US/story?id=3048108&page=1
A mi también me dan miedo las armas y muchas otras cosas.
Yo tenía mucho miedo de que ganara Andrés Manuel López la presidencia de México.
El país estaba lleno de "loquitos" que querían y de hecho votaron por él. Las consecuencias de su decisión pudieron haber sido terribles, hasta mortales.
Sin embargo jamás pensaría en negarles el derecho a emitir libremente su voto.... o hubiera estado a favor de que se les quitara dicho derecho.
Lamentablemente en muchísimos países "por su bien", "por su seguridad", "para garantizar la soberanía", por lo que sea, se les niega a los ciudadanos el derecho a votar.
Por "nuestro bien", "por nuestra seguridad" se le niega a los ciudadanos mexicanos el derecho a poseer legalmente un arma y con ello la oportunidad de defendernos de los abusos del gobierno o de los ataques de los ciminales. ¿A cambio de qué cedimos ese derecho? ¿de una falsa sensación de seguridad?
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