Predecir huracanes: ¿Tres días o 25 años?
¿Sabrá el presidente municipal de Coatzacoalcos predecir huracanes con mucho mayor precisión y alcance que los mejores científicos dedicados a la meteorología?
La etiqueta “cambio climático” aplicada generosamente a cualquier declaración, conjetura o suceso se ha convertido en receta infalible para fabricar “noticias”. Lo curioso es que el cambio climático no es ninguna novedad. El clima siempre ha cambiado, pero hoy día la frase “cambio climático” se descifra – en muchos medios de comunicación y en la imaginación de una parte del público- como equivalente a “calentamiento global”, lo cual a su vez significa “catástrofe causada por la irresponsable actividad humana cuyo motor es la avaricia”.
Esta mutación de significados ha convertido al asunto en una especie de religión apocalíptica que divide al mundo en creyentes fervorosos – aunque sea de palabra- y en despreciables escépticos, a quienes se supone movidos por la codicia y patrocinados por alguna petrolera que se dedica a destruir al planeta.
El domingo, un periódico mexicano (“Reforma”, la consulta en línea requiere suscripción) anunciaba “Modifica el clima a Coatzacoalcos” e informaba en voz del presidente municipal que se ha modificado el programa de desarrollo urbano de ese puerto “para hacer frente a los efectos del cambio climático”. El funcionario Iván Hillman Chapoy declaró según la nota: “Hemos ubicado las zonas por debajo de los cinco metros sobre el nivel medio del mar que han sido y serán impactadas con mayor fuerza por las precipitaciones y los huracanes”. La metodología – precisó- está prevista para 25 años.
Un poco más humilde, un científico – el profesor Francisco Valero, del Departamento de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica de la Facultad de Físicas de la Universidad Complutense – explicaba en octubre de 2005, tras los huracanes Rita, Stan y Katrina, dos asuntos: 1. Que no hay ningún indicio razonable de que los huracanes dependan del cambio climático que pueda provocar el hombre y 2. Que se han hecho grandes avances en la predicción de la trayectoria de los huracanes: en los años 80 se podía predecir la trayectoria probable hasta con dos días de anticipación; hoy se puede predecir dicha trayectoria probable – no cierta, sino probable- hasta con tres días de anticipación…y la predicción puede fallar, como sucedió con la entrada a tierra del huracán Katrina.
El presidente municipal “cree” saber, el científico sabe lo que no sabe. Creer es más barato que saber.
La etiqueta “cambio climático” aplicada generosamente a cualquier declaración, conjetura o suceso se ha convertido en receta infalible para fabricar “noticias”. Lo curioso es que el cambio climático no es ninguna novedad. El clima siempre ha cambiado, pero hoy día la frase “cambio climático” se descifra – en muchos medios de comunicación y en la imaginación de una parte del público- como equivalente a “calentamiento global”, lo cual a su vez significa “catástrofe causada por la irresponsable actividad humana cuyo motor es la avaricia”.
Esta mutación de significados ha convertido al asunto en una especie de religión apocalíptica que divide al mundo en creyentes fervorosos – aunque sea de palabra- y en despreciables escépticos, a quienes se supone movidos por la codicia y patrocinados por alguna petrolera que se dedica a destruir al planeta.
El domingo, un periódico mexicano (“Reforma”, la consulta en línea requiere suscripción) anunciaba “Modifica el clima a Coatzacoalcos” e informaba en voz del presidente municipal que se ha modificado el programa de desarrollo urbano de ese puerto “para hacer frente a los efectos del cambio climático”. El funcionario Iván Hillman Chapoy declaró según la nota: “Hemos ubicado las zonas por debajo de los cinco metros sobre el nivel medio del mar que han sido y serán impactadas con mayor fuerza por las precipitaciones y los huracanes”. La metodología – precisó- está prevista para 25 años.
Un poco más humilde, un científico – el profesor Francisco Valero, del Departamento de Física de la Tierra, Astronomía y Astrofísica de la Facultad de Físicas de la Universidad Complutense – explicaba en octubre de 2005, tras los huracanes Rita, Stan y Katrina, dos asuntos: 1. Que no hay ningún indicio razonable de que los huracanes dependan del cambio climático que pueda provocar el hombre y 2. Que se han hecho grandes avances en la predicción de la trayectoria de los huracanes: en los años 80 se podía predecir la trayectoria probable hasta con dos días de anticipación; hoy se puede predecir dicha trayectoria probable – no cierta, sino probable- hasta con tres días de anticipación…y la predicción puede fallar, como sucedió con la entrada a tierra del huracán Katrina.
El presidente municipal “cree” saber, el científico sabe lo que no sabe. Creer es más barato que saber.
Etiquetas: calentamiento global, cambio climático, ecología, huracanes, políticas públicas, políticos
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