El negocio de la suspicacia
Hubo un tiempo remoto en el que se pensaba que el buen periodista debería ser escéptico; hoy el buen periodista está pletórico de “certezas” fundadas en la suspicacia. De Descartes a Otelo.
Para un grupo de periodistas mexicanos los lectores debemos creer a píe juntillas que el cardenal Norberto Rivera encubrió a un sacerdote que abusó sexualmente de varios menores.
¿Por qué debemos creerlo? Por varias razones: 1. Porque ellos, emisores cotidianos de condenas y absoluciones, así lo creen, 2. Porque ellos, y este es un valor sobreentendido, disponen de más elementos de juicio que nosotros (simples lectores distraídos), 3. Porque ellos, y ¡ay de aquél que lo dude!, siempre defienden las causas justas y condenan, desde su tribuna beatífica, a los villanos, aun cuando las leyes – imperfectas- no siempre acierten a dar un merecido castigo a los culpables.
Un periodista con oficio, Ciro Gómez Leyva, sentenció ayer desde su columna: “El cardenal será sospechoso por los siglos de los siglos, amén”. Ése fue el enunciado central del alegato en el que comentaba el hecho de que un tribunal de Los Ángeles “resolvió no enjuiciar al cardenal como presunto responsable (…) porque el supuesto delito se habría cometido en México y contra un mexicano”.
Más adelante, Ciro emite su inapelable sentencia: el cardenal “no conseguirá la absolución de una sociedad que tiene sobradas razones para pensar que la jerarquía católica mexicana reprodujo el patrón estadounidense y europeo de abusar de los menores y proteger a los abusadores”. ¡Ah!, ya entendí. De lo que se trata es que toda la jerarquía católica de todo un continente y de al menos dos países de otro ha sido, por axioma, abusadora y encubridora. Silogismo: “Todos los jerarcas católicos estadounidenses, europeos y mexicanos son o abusadores o encubridores o ambas. Norberto Rivera es jerarca católico en México. Luego: Norberto Rivera es culpable”. Implacable “razonamiento”. Sería formalmente impecable si aceptamos como axioma el prejuicio de la primera premisa.
Y, además, nos advierte el periodista: No lo digo yo, lo dice “la sociedad”. ¿Y cómo sabemos que ése y no otro es el juicio de la sociedad? Pues, obvio: Porque lo dice Ciro y otro axioma es que Ciro siempre sabe lo que piensa la sociedad y siempre lo dice. “No puede engañarse ni engañarnos”. Como Dios.
Para un grupo de periodistas mexicanos los lectores debemos creer a píe juntillas que el cardenal Norberto Rivera encubrió a un sacerdote que abusó sexualmente de varios menores.
¿Por qué debemos creerlo? Por varias razones: 1. Porque ellos, emisores cotidianos de condenas y absoluciones, así lo creen, 2. Porque ellos, y este es un valor sobreentendido, disponen de más elementos de juicio que nosotros (simples lectores distraídos), 3. Porque ellos, y ¡ay de aquél que lo dude!, siempre defienden las causas justas y condenan, desde su tribuna beatífica, a los villanos, aun cuando las leyes – imperfectas- no siempre acierten a dar un merecido castigo a los culpables.
Un periodista con oficio, Ciro Gómez Leyva, sentenció ayer desde su columna: “El cardenal será sospechoso por los siglos de los siglos, amén”. Ése fue el enunciado central del alegato en el que comentaba el hecho de que un tribunal de Los Ángeles “resolvió no enjuiciar al cardenal como presunto responsable (…) porque el supuesto delito se habría cometido en México y contra un mexicano”.
Más adelante, Ciro emite su inapelable sentencia: el cardenal “no conseguirá la absolución de una sociedad que tiene sobradas razones para pensar que la jerarquía católica mexicana reprodujo el patrón estadounidense y europeo de abusar de los menores y proteger a los abusadores”. ¡Ah!, ya entendí. De lo que se trata es que toda la jerarquía católica de todo un continente y de al menos dos países de otro ha sido, por axioma, abusadora y encubridora. Silogismo: “Todos los jerarcas católicos estadounidenses, europeos y mexicanos son o abusadores o encubridores o ambas. Norberto Rivera es jerarca católico en México. Luego: Norberto Rivera es culpable”. Implacable “razonamiento”. Sería formalmente impecable si aceptamos como axioma el prejuicio de la primera premisa.
Y, además, nos advierte el periodista: No lo digo yo, lo dice “la sociedad”. ¿Y cómo sabemos que ése y no otro es el juicio de la sociedad? Pues, obvio: Porque lo dice Ciro y otro axioma es que Ciro siempre sabe lo que piensa la sociedad y siempre lo dice. “No puede engañarse ni engañarnos”. Como Dios.
Etiquetas: Ciro Gómez Leyva, dogmas panfletarios, escepticismo, Iglesia Católica, Norberto Rivera Carrera, Otelo, periodismo progre, Rene Descartes, suspicacia metódica
6 Comentarios:
Siempre será un error hablar a nombre de "la sociedad" o "el pueblo" y Ciro cometió ese error en su columna, no hay duda.
Pero hubiera bastado cambiar la expresión "una sociedad", por "muchísimos mexicanos" habría atinado.
Yo me contaría entre esos muchísimos mexicanos con "sobradas razones para pensar que la jerarquía católica reprodujo durante décadas el patrón estadounidense y europeo de abusar de menores y proteger a abusadores".
Porque razones son conocer a una víctima de tales abusos y saber que su victimario fue protegido por la jerarquía católica.
La sospecha infundada, es tontería. En el caso del Cardenal, no lo es.
Caray, si para algunos periodistas hay villanos favoritos, actualmente, para casi todos los periodistas y medios, el villano por excelencia es Norberto Rivera.
No sé hasta que punto sea una persecución mediática organizada, lo que me queda claro es que los progres, o algunos de ellos, no aceptan el disenso y la incorrección política que representa la Iglesia católica, por lo que resulta necesario hacer blanco de sus críticas la supuesta o real carencia de autoridad moral de algunos (o todos, por qué no) de sus miembros.
Saludos
Martxele
Comentario de FAT (son iniciales, no apodo) recibido en mi correo personal:
Que curioso, hoy mismo, el gran Ciro pontificaba y yo obviamente lo escuchaba para poder aprender y salir de mi ignorancia.
El decia que Vicente Fox demostro su verdadera cara de intolerante y grosero con el "buen periodista" de telemundo, obvio bueno a juicio del Gran Ciro.... Y en palabras mas o menos dijo que Vicente Fox era lo peor que le habia pasado a Mexico. Nunca existio el cuestionamiento hacia la veracidad de la informacion del "buen periodista", se sobreentendia que por tratarse de ser un comunicador de la "misma generacion" que Ciro, lo que decia no podia ser mas que la verdad...
Las propiedades de Fox son mal habidas porque Ciro, Carmen, y compania asi lo quieren, para que perder el tiempo en buscar evidencias que sustenten esto, que no ves que si no hay evidencias se podria poner en entredicho a Ciro y Carmen, como por ejemplo en el caso de Zongolica o Songolica, donde Carmen no hizo el ridiculo...
Saludos
Ramón:
1. No estoy defendiendo al cardenal Rivera; estoy criticando a Ciro.
2. No sé si el cardenal encubrió o no al abusador. Dudo mucho que Ciro lo sepa a ciencia cierta. Esa es mi queja: Que hagamos tanto periodismo de creencias dogmáticas.
3. El artículo NO es acerca de la Iglesia Católica o acerca de los abusos (que han existido y siguen existiendo) que cometieron o cometen sacerdotes, ministros, seminaristas, miembros de órdenes religiosas... es acerca de dos escuelas - llamémoslo así- de periodismo muy diferentes: la de los escépticos y la de los comprometidos. Mi escuela de periodismo es la primera. Me enseñaron a dudar tanto de la inocencia a priori como de la culpabilidad a priori. Me enseñaron que el periodismo de opinión, cuando emitimos juicios morales sobre las personas o cuando afirmamos o negamos que un presunto responsable de un delito sí lo es, se debe basar en hechos verificables (tres fuentes confiables, distintas e independientes que me digan lo mismo, cuando menos...como en Watergate; de preferencia, documentos irrefutables o incluso ser testigo de los hechos) no en percepciones o prejuicios. Por supuesto, el periodismo informativo es sólo eso: informativo (adjetivos y adeverbios salen sobrando en este caso). La otra escuela es la de los periodistas comprometidos con alguna causa, persona, ideología o partido...y suele recurrir a la suspicacia metódica (tipo las insinuaciones con las que Yago le calienta la cabeza a Otelo en el drama de Shakespeare) que es muy diferente de la duda metódica.
4. Hace unos días Ciro se quejaba del "linchamiento" que se ha hecho de Roberto Madrado por la famosa historia de una posible - eventual, presunta, probable- trampa en el maratón de Berlín. Me queda claro que Madrazo no pertenece al tipo de sujetos a los que Ciro somete a la suspicacia metódica, sino a la benevolencia que corresponde a los amigos...o a los compañeros con los que eventualmente se coincide en el gimnasio.
5. Jamás critiqué a Ciro cuando les dio a voz a quienes decían haber sido víctimas de abusos por parte del fundador de los legionarios de Cristo. Se trataba, entonces, no de un juicio civil o penal sino del reclamo desesperado de unos católicos a su propia iglesia por permitir o cerrar los ojos ante conductas que, justamente, les parecían atroces. Quienes pelearon ese caso siempre dieron la cara con gran valentía y entereza y no buscaban una indemnización sino que la iglesia católica, a la que ven como madre, les hiciera justicia. Es un caso totalmente distinto. Al final, y Ciro así lo comentó, triunfaron porque el fundador de los legionarios fue suspendido por la propia autoridad de la iglesia. Ésa era su lucha y Ciro, hay que reconocerlo, los acompañó en ella enfrentando presiones de todo tipo. En el caso del cardenal Rivera estamos frente a una acusación de "encubrimiento" NO de abuso, que simplemente es una mera conjetura: ¿Alguien puede asegurar que el presunto culpable del abuso le confesó al carednal su delito y que éste decidió encubrirlo?, ¿no es más probable que el presunto culpable negase su culpabilidad y se presentase ante el carednal como víctima de una calumnia?, ¿acaso la víctima se presentó ante el Cardenal e hizo una acusación directa? No lo sabemos. Ciro no lo sabe. "La sociedad" no lo sabe y no tiene manera de saberlo.
6. Sólo para el anecdotario: No conozco al cardenal personalmente pero puedo asegurar que no me simpatiza (detesto sus frecuentes opiniones "políticas" y su "amistad"- hoy rota- con López Obrador) y con frecuencia lo encuentro muy poco espiritual, muy poco pastor y demasiado interesado, como su colega Onésimo Cepeda, en ser protagonista político y en compartir el pan y la sal, como dicen los cursis, con los que están en el candelero.
6. Por cierto, Ciro y yo fuimos compañeros en la Universidad y tuvimos, más o menos, los mismos maestros de periodismo. Es raro que hayamos acabado en escuelas de periodismo tan distintas.
Volví a leer la columna de Ciro y no encuentro una sola línea en la que afirme que el cardenal encubrió a alguien o en la que sugiera que debemos creer que así fue.
Lo que afirma Ciro es que el cardenal estará bajo sospecha permanente de lo que equivocadamente llama "sociedad", error que insisto, pudo haber evitado suplantando dicha palabra por "muchísimos mexicanos".
Salvado ese error, su diagnóstico sería correcto, pues las sospechas existen y no se disiparán porque no se trata de sospechas infundadas.
El cardenal ha afirmado varias veces que "no va a meter las manos por los sacerdotes que sean pederastas", pero jamás ha dicho que los denunciaría ante las autoridades competentes, o que de haber conocido de algún caso lo habría hecho.
¿Hace falta una "mente fantasiosa" (como dijo alguna vez el cardenal) para creer que los traslados de sacerdotes acusados de pederastas de una localidad a otra eran para encubrirlos y protegerlos?
Perdona que insista en el tema, pero como dije en mi comentario anterior yo soy una de esas personas que sospecha y con razones.
También escuché en la radio a Ciro afirmar que era lo peor que le había pasado a México y decir que México era un gran país... ¡porque había aguantado a un gobernante como él!
Se mandó Ciro. Parece que nunca podrá reconocerle mérito alguno después del ahora célebre "¿y yo porqué?"
De las dos escuelas de periodismo y de las dos majas de Goya (como diría Sabina) prefiero las mismas que tú.
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