A 30 años del gran viraje de China
En diciembre de este año, 2008, se habrán cumplido 30 años del inicio formal del gran viraje de China hacia la prosperidad. Encabezada por Deng Xiaoping, la clase dirigente de China vio con extraordinaria claridad que su permanencia en el poder dependía de cambiar radicalmente el paradigma de la lucha de clases por el paradigma de la productividad.
A la distancia parece claro que fue durante la tercera reunión plenaria del Décimo Primer Comité Central del Partido Comunista de China, en noviembre y diciembre de 1978, cuando deliberadamente la clase dirigente china sentó las bases de una de las más radicales y exitosas reformas económicas de la historia. Paradójicamente, la motivación principal detrás de este viraje fue garantizar la permanencia en el poder del PC chino y de su clase dirigente. También paradójicamente, el evidente fracaso de las estrategias maoístas, encaminadas a erradicar cualquier vestigio de capitalismo, propiedad privada y libre competencia, así como los devastadores resultados de la desastrosa "revolución cultural", contribuyeron a que los nuevos dirigentes, encabezados por Deng Xiaoping, hicieran entonces un diagnóstico descarnado: Conservar el actual estado de cosas o retomar la planificación central de la economía sería suicida.
Como lo expresó Jean Francoise Huchet: "Económica y políticamente la inmovilidad ya no era más una opción. El capitalismo representaba la única alternativa posible en términos de organización del sistema económico" ( "The emergence of capitalism in China: an historical perspective and its impact on the political system" en Social Research, 22 de marzo de 2006).
Para la anécdota y como metafóra de este viraje quedó la famosa frase de Deng: "No importa si el gato es negro, pardo o blanco; lo importante es que atrape ratones".
Sería ingenuo querer transplantar tal cual la experiencia china de reforma económica radical (la cual, además, no ha sido líneal, sino que ha procedido por ensayo y error, con no pocas rectificaciones sobre la marcha), pero es indudable que China representa hoy la mejor demostración viviente de la superioridad y eficacia del modelo capitalista sobre las utopías igualitaristas y que la historia de la transformación china en los últimos 30 años encierra valiosas lecciones que deberían tomar en serio los hacedores de políticas públicas en países como México. En los siguientes artículos desmenuzaré algunas de esas lecciones.
A la distancia parece claro que fue durante la tercera reunión plenaria del Décimo Primer Comité Central del Partido Comunista de China, en noviembre y diciembre de 1978, cuando deliberadamente la clase dirigente china sentó las bases de una de las más radicales y exitosas reformas económicas de la historia. Paradójicamente, la motivación principal detrás de este viraje fue garantizar la permanencia en el poder del PC chino y de su clase dirigente. También paradójicamente, el evidente fracaso de las estrategias maoístas, encaminadas a erradicar cualquier vestigio de capitalismo, propiedad privada y libre competencia, así como los devastadores resultados de la desastrosa "revolución cultural", contribuyeron a que los nuevos dirigentes, encabezados por Deng Xiaoping, hicieran entonces un diagnóstico descarnado: Conservar el actual estado de cosas o retomar la planificación central de la economía sería suicida.
Como lo expresó Jean Francoise Huchet: "Económica y políticamente la inmovilidad ya no era más una opción. El capitalismo representaba la única alternativa posible en términos de organización del sistema económico" ( "The emergence of capitalism in China: an historical perspective and its impact on the political system" en Social Research, 22 de marzo de 2006).
Para la anécdota y como metafóra de este viraje quedó la famosa frase de Deng: "No importa si el gato es negro, pardo o blanco; lo importante es que atrape ratones".
Sería ingenuo querer transplantar tal cual la experiencia china de reforma económica radical (la cual, además, no ha sido líneal, sino que ha procedido por ensayo y error, con no pocas rectificaciones sobre la marcha), pero es indudable que China representa hoy la mejor demostración viviente de la superioridad y eficacia del modelo capitalista sobre las utopías igualitaristas y que la historia de la transformación china en los últimos 30 años encierra valiosas lecciones que deberían tomar en serio los hacedores de políticas públicas en países como México. En los siguientes artículos desmenuzaré algunas de esas lecciones.
Etiquetas: "revolución cultural", China, Deng Xiaoping, lucha de clases, Mao, México hoy, productividad, reformas
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