jueves, 22 de mayo de 2008

Los “cadeneros” nacionalistas y el petróleo

Ahora sí don Lorenzo Meyer se voló la barda. Decretó ayer que sólo puede hacer propuestas acerca del petróleo mexicano “la izquierda” y no cualquier izquierda – mucho ojo- sino exclusivamente aquella “que tenga en orden sus credenciales nacionalistas”.

Lo de PEMEX como “mascarón de proa” del nacionalismo parece una cursilada inofensiva del doctor Lorenzo Meyer comparado con lo que el propio académico (sic) escribió en su largo artículo semanal publicado ayer en un diario mexicano.

Cito textual: “Si alguien hubiera podido proponer que nuestra empresa petrolera estatal se asociara con alguna foránea en algunos de sus campos, sin despertar sospecha sobre sus intenciones -hacer negocios privados a la sombra del interés público-, era la izquierda. Y no cualquier izquierda, sino una con sus credenciales nacionalistas en orden.”

Ante esta declaración de fanatismo no hay nada que hacer. Cierra y vayámonos. El cancerbero nacionalista, el policía de las conciencias, el burócrata del partido, encargado de revisar minuciosamente tus papeles, jamás te dejará pasar. Igual que esos antropoides que impiden el paso de los indeseables – o de quienes les parezcan tales- a las puertas de bares y discotecas:

-“No, joven, ¿cómo quiere usted participar en este debate, si a su credencial le faltan un montón de resellos?, ¿a ver, dónde está su estampita bendita de Tata Lázaro?, ¿dónde su constancia de que estuvo al lado de San Peje en la épica toma del Paseo de la Reforma?, si ni siquiera trae un triste escapulario autorizado por el Partido…Es más, no sólo no pasa, sino que me va a tener que acompañar a la delegación para explicar por qué sus credenciales ni son nacionalistas, ni están en regla…¿no las habrá comprado en Tepito?”

Más vale tomar como una muestra más de humorismo involuntario estas odiosas proclamas porque, en el fondo, son terroríficas. Ya me imagino a don Lorenzo, con un poquito del poder coactivo del Estado, a cargo de una comisaría de conciencias, ¿nos obligaría a portar estrellas amarillas en la solapa a todos aquellos que no pasemos, a su juicio, el examen de las credenciales nacionalistas con sus resellos en orden?

Lo que queda claro es que el contenido de las reformas propuestas, para estos personajes, es irrelevante. Lo que importa es quién haga la propuesta. Si es de los suyos o de “los otros”. Estos son fanáticos y no cuentos.

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