Los barriles vienen más flacos
En México, el petróleo ya no es lo que era. Los precios internacionales por las nubes, perfecto, pero nosotros producimos cada vez menos y consumimos cada vez más. Nuestra "vaca" petrolera da cada día menos "leche" y cuesta cada vez más mantenerla.
El anuncio de que el gobierno federal compraba 8,000 millones de dólares de las reservas para anticipar compromisos relativamente próximos y que, a consecuencia de ello, la Comisión de Cambios acordaba por unanimidad suspender indefinidamente las subastas programadas de dólares de las reservas (que iban a ser, ya no serán, de 40 millones diarios en el trimestre agosto-octubre), fue "leído" de inmediato por muchos, me incluyo, erróneamente. Pensamos a bote pronto que se trataba de una argucia maliciosa para detener la apreciación del peso. Doble error:
1. El gobierno no compra ni vende sus dólares en el mercado abierto, que es el que determina la cotización del dólar, sino que le vende sus dólares – abrumadoramente los que recibe por exportaciones de petróleo- a las reservas del Banco de México y recibe los pesos correspondientes (a la cotización que no determinan ni el gobierno ni el banco central, sino el mercado abierto); y cuando necesita dólares, para importar gasolina por ejemplo, se los compra a las reservas del banco central, por lo tanto la compra de los 8,000 millones es irrelevante para la cotización del dólar. (Otra cosa es cierto efecto psicológico en la paridad por la percepción errónea; pero la intuición a bote pronto no da para mucho). Tampoco debe preocupar la irrupción de esos pesos (los erogados para comprar los dólares) en términos de presiones inflacionarias, porque el banco central los esterilizará mediante la colocación de bonos.
2. Si en vez de hacer interpretaciones instantáneas hubiésemos visto la evolución de la balanza comercial de hidrocarburos – la leche (petróleo) que exportamos y alimenta a las reservas de divisas y el queso (combustibles) que importamos y que enflaca a las reservas de divisas- entenderíamos que en buena medida la decisión de comprar los dólares por anticipado obedece a que los barriles de petróleo cada vez vienen más flacos. La vaca da menos leche y come cada vez más queso y más caro.
Ante esto, la farsa que promovió Marcelo Ebrard (entre otros) con nuestro dinero no sólo fue vana, sino estúpida.
El anuncio de que el gobierno federal compraba 8,000 millones de dólares de las reservas para anticipar compromisos relativamente próximos y que, a consecuencia de ello, la Comisión de Cambios acordaba por unanimidad suspender indefinidamente las subastas programadas de dólares de las reservas (que iban a ser, ya no serán, de 40 millones diarios en el trimestre agosto-octubre), fue "leído" de inmediato por muchos, me incluyo, erróneamente. Pensamos a bote pronto que se trataba de una argucia maliciosa para detener la apreciación del peso. Doble error:
1. El gobierno no compra ni vende sus dólares en el mercado abierto, que es el que determina la cotización del dólar, sino que le vende sus dólares – abrumadoramente los que recibe por exportaciones de petróleo- a las reservas del Banco de México y recibe los pesos correspondientes (a la cotización que no determinan ni el gobierno ni el banco central, sino el mercado abierto); y cuando necesita dólares, para importar gasolina por ejemplo, se los compra a las reservas del banco central, por lo tanto la compra de los 8,000 millones es irrelevante para la cotización del dólar. (Otra cosa es cierto efecto psicológico en la paridad por la percepción errónea; pero la intuición a bote pronto no da para mucho). Tampoco debe preocupar la irrupción de esos pesos (los erogados para comprar los dólares) en términos de presiones inflacionarias, porque el banco central los esterilizará mediante la colocación de bonos.
2. Si en vez de hacer interpretaciones instantáneas hubiésemos visto la evolución de la balanza comercial de hidrocarburos – la leche (petróleo) que exportamos y alimenta a las reservas de divisas y el queso (combustibles) que importamos y que enflaca a las reservas de divisas- entenderíamos que en buena medida la decisión de comprar los dólares por anticipado obedece a que los barriles de petróleo cada vez vienen más flacos. La vaca da menos leche y come cada vez más queso y más caro.
Ante esto, la farsa que promovió Marcelo Ebrard (entre otros) con nuestro dinero no sólo fue vana, sino estúpida.
Etiquetas: la farsa de Ebrard, política monetaria, precios de las gasolinas, precios del dólar, precios del petróleo
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