domingo, 14 de septiembre de 2008

Sí existen las restricciones presupuestales, (19 de agosto)

Para el presupuesto de egresos de 2009 será una tarea vana que los diputados recurran al viejo expediente de generar recursos en el papel subiéndole tantos más cuantos dólares al precio estimado del petróleo. Lo que le suban al precio voluntariosamente deberán traducirlo en un mayor gasto para subsidiar el consumo de combustibles.



¿Qué sucederá con el subsidio que se está otorgando actualmente en México al consumo de gasolina y diesel, entre otros combustibles? Nadie lo sabe a ciencia cierta, entre otras causas porque su gradual ajuste, su sostenimiento, su remota desaparición súbita y demás escenarios, dependen de lo que suceda con el precio internacional del petróleo.

Por ejemplo, si se cree que en un futuro próximo el subsidio desparecerá "naturalmente" porque los precios de la gasolina en nuestro principal mercado de referencia geográfica (Estados Unidos) disminuirán – por razones de oferta y demanda- hasta igualarse con los precios vigentes en México, se debe presupuestar que el precio del petróleo mexicano en los mercados internacionales promediará algo así como 64 dólares el barril durante 2009, no mucho más.

Pero si, por el contrario, el engolosinamiento con los altos precios del petróleo lleva a los legisladores a generar recursos adicionales, en el papel, mediante el viejo truco de subir el precio estimado (a pesar de los lineamientos de la nueva Ley de Presupuesto hay forma de hacerlo), tendrán que asignar, por elemental congruencia, recursos proporcionales en el gasto para solventar los subsidios a los combustibles…o – asunto que se antoja imposible- tendrán que armarse de valor y recetar en la ley de ingresos un incremento sustancial a los precios de la gasolina, desapareciendo el mecanismo del IEPS negativo, a través del cual se ha venido generando el subsidio. No parece haber un "valiente" que quiera cargar con ese costo político.

Todo esto comprueba que, aun queriendo eludir con mucha "voluntad política" las restricciones presupuestales que impone la realidad de los recursos escasos, no hay forma de hacerlo. Los tozudos mercados se imponen de una u otra forma.

Podríamos bautizar este asunto como "la justicia poética de los mercados en contra del voluntarismo político" o, mejor: "Más temprano que tarde, la realidad de los recursos escasos te pasa la factura".

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