La "película completa" no es la "versión oficial"
Leo, con cierta consternación, que algún analista considera que mi observación de ayer acerca de los ingresos tributarios en los primeros cinco meses del año (que puede leerse aquí) es algo así como una "versión oficial" que intenta minimizar el desplome de la recaudación de IVA e ISR, con la supuesta "buena" noticia de que el fisco ya volvió a recaudar por IEPS en la venta de combustibles, a diferencia del pasado inmediato (de 2005 a 2008 aproximadamente) cuando el IEPS en gasolina y diesel fue un impuesto negativo, un subsidio.
Aclaro:
1. Es mi opinión sobre lo que debe ser la "película completa" que debiera ofrecer un periodismo especializado profesional; no la versión oficial.
2. Que yo sepa, no hay una versión oficial sobre este asunto; pero no me cabe duda de que si la hubiese NO destacaría la recuperación de los ingresos tributarios vía el impuesto especial (IEPS) a gasolina y diesel, entre otras razones porque ello implicaría admitir que en el pasado, mediante la decisión de "congelar" los precios de la gasolina al consumidor final (en realidad, otorgarles un subsidio cuantioso a los automovilistas y a las empresas de transporte) se derrocharon más de 80 mil millones de pesos de recursos fiscales, se estimuló el dispendio de gasolina (en un país que cada día produce menos petróleo), se alentó la contaminación y la venta de automóviles y camiones ineficientes y se obsequió al populismo más ramplón (el de López Obrador) el cumplimiento de una de sus más descabelladas e irresponsables exigencias:" ¡No al gasolinazo!".
3. Quien quiera tener clara mi opinión al respecto puede leer en esta misma bitácora lo que publiqué al respecto el 5 de junio de 2008 y el 30 de junio de 2008, así como lo que publiqué en El Economista el 9 de enero de este año y que copio a continuación (ya que no está en los archivos de esta bitácora):
El mercado lo hace mucho mejor
Durante 2008 sólo un par de comentaristas -Sergio Sarmiento y yo, hasta donde recuerdo- sostuvimos reiteradamente que se trataba de un error subsidiar el precio de la gasolina en México. El precio artificialmente bajo propició el consumo dispendioso (mayores importaciones) de ese energético y un mayor deterioro del ambiente. También significó que el fisco recibiera menores ingresos (en realidad, el impuesto específico – IEPS- fue negativo, es decir: subsidio), pero eso es lo menos relevante.
Durante la mayor parte de 2008 los precios de la gasolina en México fueron sensiblemente menores que los precios vigentes en Estados Unidos. Hoy la situación es la inversa. Aun con la congelación de precios anunciada el miércoles el precio de la gasolina Magna en México quedará en 7.72 pesos el litro mientras que el precio promedio de la gasolina equivalente en Estados Unidos es de casi 6.00 pesos el litro (datos para el cálculo: precio promedio en Estados Unidos por galón al 5 de enero: 1.684 dólares; tipo de cambio: 13.45 pesos por dólar; equivalencia: un galón igual a 3.785 litros). Diferencia porcentual: 29 por ciento.
Una de las causas fundamentales de la caída del precio de la gasolina ahí donde funciona el sistema de precios libres para ese producto (digamos, Estados Unidos) fue la drástica disminución del consumo dictada por los mismos precios: El mejor disuasivo para consumir ese energético fue el alto precio que marcaron las bombas de despacho del combustible. Es un ejemplo contundente de la eficacia de los mercados y del comportamiento "racional" (en términos estadísticos) de los consumidores: Nadie, pobre o rico, está peleado con su dinero.
El caso de los precios de la gasolina demuestra claramente la inmensa superioridad del mercado libre para asignar recursos escasos. Jamás los precios o las tarifas dictados por déspotas más o menos benevolentes e ilustrados (legisladores, funcionarios públicos, burocracias, pactos en la cúpula) logran asignar los recursos con la misma eficiencia y oportunidad.
¿Hasta cuándo los déspotas benevolentes e ilustrados nos dejarán decidir a los consumidores?, ¿hasta cuándo combatiremos neciamente al mercado libre como mecanismo para fijar los precios correctos en el momento correcto?
Aclaro:
1. Es mi opinión sobre lo que debe ser la "película completa" que debiera ofrecer un periodismo especializado profesional; no la versión oficial.
2. Que yo sepa, no hay una versión oficial sobre este asunto; pero no me cabe duda de que si la hubiese NO destacaría la recuperación de los ingresos tributarios vía el impuesto especial (IEPS) a gasolina y diesel, entre otras razones porque ello implicaría admitir que en el pasado, mediante la decisión de "congelar" los precios de la gasolina al consumidor final (en realidad, otorgarles un subsidio cuantioso a los automovilistas y a las empresas de transporte) se derrocharon más de 80 mil millones de pesos de recursos fiscales, se estimuló el dispendio de gasolina (en un país que cada día produce menos petróleo), se alentó la contaminación y la venta de automóviles y camiones ineficientes y se obsequió al populismo más ramplón (el de López Obrador) el cumplimiento de una de sus más descabelladas e irresponsables exigencias:" ¡No al gasolinazo!".
3. Quien quiera tener clara mi opinión al respecto puede leer en esta misma bitácora lo que publiqué al respecto el 5 de junio de 2008 y el 30 de junio de 2008, así como lo que publiqué en El Economista el 9 de enero de este año y que copio a continuación (ya que no está en los archivos de esta bitácora):
El mercado lo hace mucho mejor
Durante 2008 sólo un par de comentaristas -Sergio Sarmiento y yo, hasta donde recuerdo- sostuvimos reiteradamente que se trataba de un error subsidiar el precio de la gasolina en México. El precio artificialmente bajo propició el consumo dispendioso (mayores importaciones) de ese energético y un mayor deterioro del ambiente. También significó que el fisco recibiera menores ingresos (en realidad, el impuesto específico – IEPS- fue negativo, es decir: subsidio), pero eso es lo menos relevante.
Durante la mayor parte de 2008 los precios de la gasolina en México fueron sensiblemente menores que los precios vigentes en Estados Unidos. Hoy la situación es la inversa. Aun con la congelación de precios anunciada el miércoles el precio de la gasolina Magna en México quedará en 7.72 pesos el litro mientras que el precio promedio de la gasolina equivalente en Estados Unidos es de casi 6.00 pesos el litro (datos para el cálculo: precio promedio en Estados Unidos por galón al 5 de enero: 1.684 dólares; tipo de cambio: 13.45 pesos por dólar; equivalencia: un galón igual a 3.785 litros). Diferencia porcentual: 29 por ciento.
Una de las causas fundamentales de la caída del precio de la gasolina ahí donde funciona el sistema de precios libres para ese producto (digamos, Estados Unidos) fue la drástica disminución del consumo dictada por los mismos precios: El mejor disuasivo para consumir ese energético fue el alto precio que marcaron las bombas de despacho del combustible. Es un ejemplo contundente de la eficacia de los mercados y del comportamiento "racional" (en términos estadísticos) de los consumidores: Nadie, pobre o rico, está peleado con su dinero.
El caso de los precios de la gasolina demuestra claramente la inmensa superioridad del mercado libre para asignar recursos escasos. Jamás los precios o las tarifas dictados por déspotas más o menos benevolentes e ilustrados (legisladores, funcionarios públicos, burocracias, pactos en la cúpula) logran asignar los recursos con la misma eficiencia y oportunidad.
¿Hasta cuándo los déspotas benevolentes e ilustrados nos dejarán decidir a los consumidores?, ¿hasta cuándo combatiremos neciamente al mercado libre como mecanismo para fijar los precios correctos en el momento correcto?
Etiquetas: gasolinas, precios de las gasolinas, precios mentirosos, subsidios
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal