Ocurrencias atroces que fracasaron
Ayer, jueves 5 de noviembre, fueron sepultadas en el Senado dos ocurrencias atroces que, en la madrugada del sábado 31 de octubre, habían ideado un grupo de senadores del PRD y algunos más del PRI y que, sorpresivamente, se habían aprobado.
La primera ocurrencia, fabricada al parecer por el senador Ricardo Monreal, de Zacatecas, consistía en terminar con el secreto bancario y fiscal, ya que se obligaría a las autoridades fiscales y financieras (entre otras a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores) a otorgar a diputados y senadores información individual hasta ahora protegida - ¡con toda razón!- por el sigilo.
Por fortuna, la Cámara de Diputados rechazó la ocurrencia y regresó la minuta correspondiente - cancelando el disparate- a la Cámara de Senadores.
Ésta última cámara, revisora en este asunto, podía allanarse a la corrección hecha por los diputados o empeñarse en la ocurrencia. Si se empeñaba en la ocurrencia, ésta quedaría en suspenso - como materia no definida - hasta el siguiente periodo ordinario de sesiones. Privó la razón y el Senado se allanó a lo señalado por los diputados. Por supuesto, Monreal subió ayer a la tribuna para insistir en su disparate y para escucharse a sí mismo; allá cada cual con sus adicciones a la verborrea.
Es fácil imaginar las consecuencias que habría tenido desaparecer, para todo efecto práctico, el secreto bancario y fiscal que protege la vida personal de los contribuyentes y de los clientes de las instituciones bancarias. Cito los comentarios que me envió por escrito un buen amigo que estaba alarmado por esa ocurrencia fraguada por el oportunista Monreal:
Debe recordarse la reacción airada - y la amenaza de terminar con los mecanismos de intercambio de información entre México y Estados Unidos en materia fiscal - que ocasionó en el gobierno de Estados Unidos, en 2006, la violación del sigilo fiscal que cometió Andrés Manuel López Obrador al difundir un expediente con información confidencial que el Tesoro de Estados Unidos envió al gobierno de México, y que López Obrador, siendo aún jefe de gobierno de la ciudad, hizo público parcialmente, para efectos de propaganda sectaria.
La segunda ocurrencia atroz - aprobada como una especie de revancha del PRI y del PRD contra el Presidente- consistía en pasar al Congreso la facultad de fijar, suprimir, elevar, disminuir ¡fracciones arancelarias de comercio exterior! Un auténtico disparate que dejaría el comercio exterior de México a subasta en los pasillos del Congreso. No sólo los legisladores y el Congreso carecen de los conocimientos y de la capacidad técnica y administrativa que requiere el manejo de más de 15 mil fracciones arancelarias, sino que se trata de decisiones estrictamente acotadas por tratados internacionales de comercio y por la OMC, a la que pertenece México. La ocurrencia fracasó además porque inopinadamente la quisieron meter "con calzador" ¡en la ley de ingresos!, sin siquiera hacer los cambios correspondientes en otras leyes como la de Comercio Exterior y hasta la Orgánica de la Administración Pública. Una estupidez, para decirlo en una palabra.
Por fortuna, los diputados también en esto le enmendaron la plana a los senadores y éstos tuvieron que allanarse. Otra ocurrencia atroz que apenas esquivamos gracias a que existe un contrapeso efectivo entre ambas cámaras. Por supuesto, Monreal subió a la tribuna -no desperdicia oportunidad- para insistir en el disparate. Arguyó que no le importaba promover ese mazacote jurìdico porque él no es "ortodoxo" en esa materia (la jurídica)..., como si un delincuente argumentase que él no es tal (delincuente) sino sólo un poquito "heterodoxo" en materia de leyes y por eso las viola con singular alegría.
La primera ocurrencia, fabricada al parecer por el senador Ricardo Monreal, de Zacatecas, consistía en terminar con el secreto bancario y fiscal, ya que se obligaría a las autoridades fiscales y financieras (entre otras a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores) a otorgar a diputados y senadores información individual hasta ahora protegida - ¡con toda razón!- por el sigilo.
Por fortuna, la Cámara de Diputados rechazó la ocurrencia y regresó la minuta correspondiente - cancelando el disparate- a la Cámara de Senadores.
Ésta última cámara, revisora en este asunto, podía allanarse a la corrección hecha por los diputados o empeñarse en la ocurrencia. Si se empeñaba en la ocurrencia, ésta quedaría en suspenso - como materia no definida - hasta el siguiente periodo ordinario de sesiones. Privó la razón y el Senado se allanó a lo señalado por los diputados. Por supuesto, Monreal subió ayer a la tribuna para insistir en su disparate y para escucharse a sí mismo; allá cada cual con sus adicciones a la verborrea.
Es fácil imaginar las consecuencias que habría tenido desaparecer, para todo efecto práctico, el secreto bancario y fiscal que protege la vida personal de los contribuyentes y de los clientes de las instituciones bancarias. Cito los comentarios que me envió por escrito un buen amigo que estaba alarmado por esa ocurrencia fraguada por el oportunista Monreal:
"Son graves las implicaciones de la legislación que quiere Monreal relacionada con eliminar el secreto fiscal para los miembros del Congreso.
"Primero. En el momento que la información fiscal esté disponible para miembros del Congreso habrá perdido su confidencialidad porque se colará para todo mundo.
"Segundo. La amplia difusión de datos personales y de empresas se prestará para secuestros y también para ataques periodísticos con fines políticos. (Alguien estará ganando mucho dinero o poco en relación con su nivel de vida).
"Tercero. Va a provocar que muchos que confían sus ahorros a nuestro sistema financiero decidan colocarlos fuera del país. Cuando durante el gobierno anterior se llevó a cabo la acumulación de ingresos financieros el escollo más grande fue la reticencia de los banqueros para confiar en la bondad de los mecanismos del gobierno mexicano para encriptar y salvaguardar la información. Es fácil imaginar la reacción de los ahorradores y del tipo de consejos que les darán los administradores de patrimonio.
"Cuarto. Se difundirá más la práctica de algunas empresas extranjeras de depositar fuera del país parte del sueldo de sus funcionarios.
"Quinto. La inversión extranjera. ¿Cómo va a reaccionar cuando se quebrante el secreto fiscal? Parte del motivo del secreto es respetar posiciones competitivas, salvaguardar información que las empresas no desean que conozcan sus competidores. ¿Cómo van a reaccionar los fiscos extranjeros cuando se difunda información de sus empresas que en sus países se conserva bajo sigilo?
"Sexto. ¿Qué respuesta van a tener las solicitudes del gobierno mexicano de intercambio de información cuando se den cuenta los fiscos del extranjero que la secrecía que deseaban ser respetada es quebrantada?"
Debe recordarse la reacción airada - y la amenaza de terminar con los mecanismos de intercambio de información entre México y Estados Unidos en materia fiscal - que ocasionó en el gobierno de Estados Unidos, en 2006, la violación del sigilo fiscal que cometió Andrés Manuel López Obrador al difundir un expediente con información confidencial que el Tesoro de Estados Unidos envió al gobierno de México, y que López Obrador, siendo aún jefe de gobierno de la ciudad, hizo público parcialmente, para efectos de propaganda sectaria.
La segunda ocurrencia atroz - aprobada como una especie de revancha del PRI y del PRD contra el Presidente- consistía en pasar al Congreso la facultad de fijar, suprimir, elevar, disminuir ¡fracciones arancelarias de comercio exterior! Un auténtico disparate que dejaría el comercio exterior de México a subasta en los pasillos del Congreso. No sólo los legisladores y el Congreso carecen de los conocimientos y de la capacidad técnica y administrativa que requiere el manejo de más de 15 mil fracciones arancelarias, sino que se trata de decisiones estrictamente acotadas por tratados internacionales de comercio y por la OMC, a la que pertenece México. La ocurrencia fracasó además porque inopinadamente la quisieron meter "con calzador" ¡en la ley de ingresos!, sin siquiera hacer los cambios correspondientes en otras leyes como la de Comercio Exterior y hasta la Orgánica de la Administración Pública. Una estupidez, para decirlo en una palabra.
Por fortuna, los diputados también en esto le enmendaron la plana a los senadores y éstos tuvieron que allanarse. Otra ocurrencia atroz que apenas esquivamos gracias a que existe un contrapeso efectivo entre ambas cámaras. Por supuesto, Monreal subió a la tribuna -no desperdicia oportunidad- para insistir en el disparate. Arguyó que no le importaba promover ese mazacote jurìdico porque él no es "ortodoxo" en esa materia (la jurídica)..., como si un delincuente argumentase que él no es tal (delincuente) sino sólo un poquito "heterodoxo" en materia de leyes y por eso las viola con singular alegría.
Etiquetas: Cámara de Diputados, disparates, México hoy, Ricardo Monreal, Senado de la República
3 Comentarios:
Ja ja ja. Me gustó eso de ser heterodoxo como justificación del por qué se salta uno las trancas.
Esta vez nos salvamos. ¿Y en 2010? ¿Y en 2011? ¿Y etcètera?
---Cada vez que los Representantes entran en sesión, la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos corren grave riesgo (Mark Twain)
Completamente de acuerdo con Gilmore.
México sigue vivo A PESAR de los animales que lo siguen madreando, sangrando y manipulando.
Saludos.
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