sábado, 26 de agosto de 2006

Modelo de "izquierda": Precios altos, salarios bajos


Algunos bien intencionados proponen que el próximo gobierno en México adopte una "agenda de izquierda". Suena bien, pero cuidado con lo que proponen porque podrían fastidiar a los más pobres.


Nadie pone en duda – mucho menos sus numerosos propagandistas en Argentina- que el gobierno de Néstor Kirchner es un gobierno de izquierda. La pregunta incómoda es si tal gobierno está beneficiando a los pobres y a los trabajadores, más allá de las etiquetas útiles para andar presumiendo. La respuesta - ¡incomodísima!- es que no. Los asalariados en Argentina, entre otros, están peor ahora que antes de que se abandonara la heterodoxa ley de convertibilidad que mantenía a la par del dólar al peso argentino.
Desde luego, la convertibilidad era inviable con un déficit fiscal. Puede decirse, para simplificar el diagnóstico, que la devaluación del tipo de cambio no fue la "solución" al problema sino la inevitable consecuencia de una enfermedad que tampoco el gobierno de Kirchner ha atacado. Esa enfermedad se llama irresponsabilidad fiscal y las manipulaciones cambiarias de ayer (la convertibilidad) servían para disfrazarla, así como las manipulaciones de hoy (controles de algunos precios) sirven para ocultar la enfermedad y agravarla.
Cuando "tronó" la convertibilidad y se devaluó la moneda argentina algunos trasnochados – con etiqueta de izquierda- aplaudieron porque de esa forma, decían, Argentina recuperaba "competitividad". Pamplinas. Lo único que significa una devaluación abrupta es una disminución brutal de los salarios reales.
Por eso, hoy el precio de un departamento nuevo en Buenos Aires es en promedio 20% más caro en dólares que en 1996, pero los salarios son también, en dólares y en promedio, 40% más bajos. Nótese, por cierto, el contraste con lo que ha sucedido en el mismo rubro en México en los últimos años: El poder adquisitivo de los salarios se ha recuperado (por la baja inflación, lograda entre otras cosas por la responsabilidad fiscal), mientras que la misma estabilidad macroeconómica ha generado las condiciones para que los créditos hipotecarios para adquirir una vivienda nueva sean mucho más baratos (baja tasa de interés), a plazos más largos, en pesos y en tasa fija. Nótese también que la sabiduría convencional – que no tiene nada de "sabia"- cataloga a tal política económica vigente en México como odiosamente "neoliberal", mientras que califica a la política económica de Argentina como de "izquierda" (y casi se les humedecen los ojos por la emoción).
Suena bien decir que el próximo gobierno en México deberá poner en marcha una agenda de políticas de "izquierda". Nada más que hay que ir más allá de las estúpidas etiquetas y definir, con términos precisos, qué se entiende por "izquierda". Por desgracia, los predicadores bien intencionados de eso que llaman "izquierda" suelen hacer las cuentas sin contar con la cocinera (sin políticas fiscal y monetaria responsables) y dejan sin comer a los de siempre: ¡a los más necesitados!

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