martes, 21 de noviembre de 2006

El cálculo del vendedor de ilusiones

"Nuestros cálculos más peligrosos son esos que llamamos ilusiones": Georges Bernanos.


"Calculador" es un adjetivo que la mala literatura de folletín suele aplicar a los villanos. Fulano – nos dice la novelita romántica – era frío, calculador, despiadado incluso, insensible. En una palabra: Egoísta.

La "ilusión", en cambio, en la misma mala literatura de folletín, tiene alas y sobrepasa voluntariosamente todos los obstáculos. La ilusionada o el ilusionado – a quienes nadie en esa literatura llama "ilusos"- suelen aparecer como dechados de generosidad.

Por ahí va nuestra educación sentimental de décadas, tal vez siglos, abrevando en el romanticismo. Preferimos mil veces el "encendido fervorín" desde el púlpito o desde la tribuna política, que el "fatigoso razonamiento", los argumentos que se encadenan con lógica o las tediosas sumas y restas. La ilusión, suponemos, no se detiene en minucias en tanto que el cálculo se pierde en ellas a fuerza de ser minucioso.

De ahí deriva una enfermiza afición hacia el ilusionismo de los caudillos, por la historia oficial poblada de héroes siempre inmaculados y de villanos indefectiblemente despreciables, lo mismo que la querencia por los juegos de azar que, mágicamente, nos liberarán de las limitaciones que impone la pobreza.

Somos ilusos porque nos complace – secreta soberbia- sentirnos buenos y generosos. Pongo un ejemplo prosaico y reciente: Todo mundo alaba que México tenga una norma ambiental que obligue a que tengamos – al igual que en el mejor de los países desarrollados- combustibles "limpios" de bajísimo contenido de azufre. Pero cuando llega la cuenta - ¡otra vez, los cálculos mezquinos!- y se informa que tales combustibles (por cierto, de muy bajo consumo) serán más caros, surgen por doquier las plañideras, se pone el grito en el cielo. ¿Cuál fue el pecado? Que llegaron quienes hacen cálculos y se desvanecieron las ilusiones.

Por supuesto, las plañideras – digamos, algunos políticos y algunos periodistas- distan de ser almas ilusas, por el contrario han hecho el cálculo de que jugar al bueno y generoso ante la muchedumbre, al "buenazo" que no para mientes en "cálculos mezquinos", es un negocio muy rentable para ellos.

La frase que encabeza estas "Ideas al vuelo" la pronuncia la madre priora del convento de carmelitas al que desea ingresar la joven Blanche, hija del marqués de la Force (Diálogos de Carmelitas, George Bernanos), buscando, dice, "una vida heroica". Este es el diálogo:

Priora: ¿La búsqueda de una vida heroica, o la de cierto modo de vida que, equivocadamente, creéis que ha de hacer más fácil el heroísmo, poniéndolo, como quien dice, al alcance la mano?

Blanche: Reverenda Madre, perdonadme, pero yo nunca he hecho semejantes cálculos.

Priora: Nuestros cálculos más peligrosos son esos que llamamos ilusiones…

Los ilusionistas de feria – hasta en las ilusiones hay clases- protestan: "No dejemos que nos quiten la esperanza". Traducción de un impertinente calculador: "No hay cálculo más cruel que el que hace el ambicioso demagogo con las ilusiones de un auditorio atribulado".

1 Comentarios:

Blogger Ramón Mier dijo...

Para los ilusos, ilusionistas.

¿Quien se acuerda de los IMECAS, ese índice de calidad del aire que cada mañana daban a conocer en las noticias junto con el pronóstico del tiempo y que atormentaba a los defeños y a sus autoridades? ¿cuándo fué la última contingencia ambiental? ¿ya terminaron de morirse los pajaritos? ¿hace cuánto no hay un doble "hoy no circula?

Si se deja de medir y de dar a conocer la calidad del aire de la ciudad de México, se crea la ilusión de que esta ha desaparecido ¿no es cierto?

David Copperfield desapareció la estatua de la libertad, pero jamás se atrevería a desaparecer la contaminación de la ciudad de México. No está a la altura del ilusionista de Macuspana.

¿Porqué no vender la gasolina premium y el diesel de siempre y decir que ahora son menos contaminantes? ¿Quien se va a tomar la molestia de probarles lo contrario? La ilusión no cuesta nada, los combustibles sin azufre sí.

noviembre 21, 2006  

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