domingo, 22 de julio de 2007

Reformas y sociedad abierta

La democracia es un sistema en permanente reforma; sólo las tiranías, surgidas de idealismos totalizadores, se resisten a reformarse y sólo los fanáticos, intoxicados igualmente de idealismo totalizador, repudian el reformismo y exigen revoluciones definitivas, que resuelvan todo de la noche a la mañana.

Una de las grandes enseñanzas de Karl Popper, útil tanto para el científico a la búsqueda de la verdad como para el político a la búsqueda de mejores arreglos institucionales para la vida social, fue la prevención contra el idealismo platónico y hegeliano que propone soluciones holísticas o totalizadoras, definitivas.

La tentación revolucionaria surge de la superstición idealista de estirpe platónica: Hay un mundo de ideas y arquetipos perfectos y bastaría con que alguien lo establezca en la vida social para que reinen la paz, la armonía, la justicia perfectas. Un gran mérito filosófico de Popper fue justamente revelar cómo Hegel – abuelo común del marxismo y del neopositivismo- es el eslabón intelectual entre Platón que proclamaba la tiranía de los sabios como el gobierno perfecto y los atroces totalitarismos que el mundo padeció en el siglo pasado.

Dando un salto de la filosofia a la vida pública cotidiana encontramos la expresión de ese idealismo totalizador en la retórica granidlocuente de no pocos políticos del todo o nada. Matizada, esa misma grandilocuencia está en quienes siempre encuentran motivos de rechazo hacia cualquier intento de reforma sea porque les parece lleno de imperfecciones, sea porque se les antoja tímido o parcial, sea porque no se aviene con un mundo abstracto de esencias ideales e inmutables.

A veces, incluso esas pretendidas esencias inmutables – por ejemplo: “soberanía nacional” o “identidad nacional”- se acaban revelando como auténticas patrañas cuando las confrontamos con la realidad.

Al discutir una reforma, como la reforma fiscal, sería muy provechoso que no se olvidasen estos dos sencillos principios: 1. Dada nuestra incapacidad de abarcar de un solo golpe toda la realidad, está en la naturaleza de la democracia reformarse continuamente, como quien procede por aproximaciones o, incluso, por ensayo y error, y 2. Dado que no hay, aquí en la tierra, reformas últimas, definitivas y perfectas la pregunta no debe ser si tal o cual reforma nos lleva directo al paraíso – ninguna lo hace- sino si significa un avance o un retroceso. La grandilocuencia sólo estorba.

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2 Comentarios:

Blogger Ramón Mier dijo...

Hace algunos años leí un libro titulado "Más Platón y Menos Prozac" de Lou Marinoff. No estaba mal y no le hará daño a nadie leerlo.

Pero lo que en verdad nos hace falta es un libro titulado "Arístoteles con o sin Prozac" algo que nos anime a acercarnos al mundo de lo que es pues demasiado tiempo hemos perdido ya en el mundo de lo ejemplar.

Estoy convencido de que son muchos los que les desagrada la reforma fiscal propuesta tan solo porque se trata de una "reforma posible". ¿Qué político que se respete votaría a favor de una "reforma posible"?

Debatir eternamente buscando la "reforma perfecta" con la esperanza de jamás encontrarla siempre será mucho más rentable y claro ser "revolucionario" es super sexy.

julio 22, 2007  
Anonymous Anónimo dijo...

Comentario recibido en "Asuntos Capitles":

Nombre:J Ariel Email:jorgeariel242@hotmail.com Fecha:2007/7/23
Comentario:
"The wish to impose order upon confusion, to bring harmony out of dissonance and unity out of multiplicity, is a kind of intellectual instinct, a primary and fundamental urge of the mind. Within the realms of science, art and philosophy the working of what I may call this "Will To Order" are mainly beneficient.It is in the social sphere, in the realm of politics and economics, that the Will to Order becomes really dangerous. "Here the theoretical reduction of unmanageable multiplicity to comprehensible unity becomes the practical reduction of human diversity to subhuman uniformity, of freedom to servitude. In politics the equivalent of a fully developed scientific theory or philosophical system is a totalitarian dictatorship. In economics, the equivalent of a beautifully composed work of art is the smoothly running factory in which the workers are perfectly adjusted to the machines. The Will to Order can make tyrants out of those who merely aspire to clear up a mess. The beauty of tidiness is used as a justification for despotism". Aldous Huxley Brave New World Revisited

julio 23, 2007  

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