martes, 23 de octubre de 2007

Gobierno: El padre no deseado

¿Habrá manera de educar a "papá-gobierno", para que no sea un padrastro irresponsable, dispendioso, voluble, entrometido en la vida privada de sus presuntos hijos?, ¿no sería mejor que de una vez por todas le digamos al gobierno, a cualquier gobierno, que preferimos la orfandad a padecer un padre postizo e incorregible?

En muchos países el peor negocio durante el siglo XX fue haber sido "redimido" por algún movimiento revolucionario. No sólo fue el caso de millones de seres humanos que padecieron – o aún padecen como los cubanos – atroces dictaduras, también es el caso de millones de habitantes de países más o menos "libres" a quienes alguna revolución o algunas ideas de ingeniería social nos "beneficiaron" con el "bienestar social obligatorio".

Muchos gobiernos y políticos manifiestan una proclividad tenaz a erigirse como padres postizos y sobre-protectores de los ciudadanos. Cuidan que sus hijos adoptados – es decir: nosotros, eternos menores de edad con escasa inteligencia- no hagan tonterías, como no ahorrar para su retiro o para una casa, descuidar su salud o comprar productos perniciosos.

Lo extraño es que la historia ha resultado al revés de lo que se preveía: El padre postizo y protector fue, a lo largo de los años, un sujeto irresponsable, caprichoso, dispendioso, errático, que dilapidó lo poco o lo mucho que le sustrajo a sus "hijitos queridos" amparado en la tierna retórica de "lo hago por tu bien".

Así, el padrastro gobierno protegió a sus hijos campesinos convirtiéndoles en ejidatarios, prohibiéndoles - ¡por su bien, desde luego!- el pernicioso derecho a poseer la tierra que trabajaban…y los condenó a la pobreza y a la dependencia perpetuas.

También nos protegió – este padrastro no solicitado- de que usásemos mal una porción considerable de los ingresos que recibíamos por nuestro trabajo y nos hizo ahorrar a fuerzas para que todos tuviésemos salud, un retiro venturoso, casa y un sin fin de beneficios. Pero a la vuelta de los años nos está avisando que el Seguro Social está virtualmente quebrado o que quienes aportaron al Infonavit entre los años 1972 y 1997 perdieron su dinero o sufragaron involuntariamente, en el mejor de los casos, algunas casitas para miembros de sindicatos de la CTM y nada más.

Con razón Ronald Reagan llegó a decir que una de las frases más atemorizantes es la siguiente: "Soy del gobierno y estoy aquí para ayudarle".

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