Receta para destrozar un país
Vivimos una época particularmente propicia para que los políticos en los países en desarrollo, como México, cometan errores fatales. Volver a los "precios mentirosos" y cerrar la economía, como lo propone algún iluminado, es la receta perfecta para destrozar a este país.
¿Sabe usted qué se necesita para que México retroceda 25 años a los días aciagos de la crisis de 1982? Mentir, mentirnos y creernos nuestras propias mentiras.
El viernes pasado en un programa de radio un tristemente célebre iluminado expuso en unos cuantas palabras la receta perfecta, infalible, para empobrecer más a los pobres de México, desestabilizar la economía y arrojarnos a los brazos del primer demagogo que prometa falsamente sacarnos de la miseria a cambio de someternos a una dictadura.
No escuché a este singular iluminado, pero me allegué una transcripción de sus palabras. Primer paso: Gastar los recursos fiscales para imponer una política de precios mentirosos en materia energética, empezando por los precios de la gasolina.
Segundo paso: Impedir la apertura comercial en materia de granos básicos e imponer controles de precios que nos mantengan aislados de una realidad inexorable que es la siguiente: Se acabó el largo periodo de abaratamiento de los precios internacionales de los alimentos; la locura de los políticos estadounidenses de subsidiar el uso de maíz para producir combustibles, junto con el fuerte incremento de la demanda por alimentos en China e India no pueden evitarse, pero la demagogia de un iluminado puede desdeñar en el corto plazo esa realidad regresando a los controles de precios, lo que significaría: mayor escasez que afectaría a quienes menos tienen y, por supuesto, más recursos fiscales desperdiciados.
Tercer paso: Sostener, por lo tanto, una política de déficit fiscales crecientes que no sólo disparen la inflación, devalúen la moneda, desplomen los salarios reales y generen desempleo, sino que expriman el poco ahorro interno, tirándolo a la basura.
Cuarto paso: Cuando todo esto estalle y falle, culpar a los empresarios, a Estados Unidos y a "la derecha" para aumentar la dosis de atrocidades, coartar las libertades, destruir los derechos de propiedad y establecer un régimen dictatorial de hecho.
¿Quién es el iluminado que expuso esta receta? Andrés López Obrador entrevistado, obsequiosamente como es habitual, por Carmen Aristegui.
Al menos, ya sabemos qué es lo que NO hay que hacer.
¿Sabe usted qué se necesita para que México retroceda 25 años a los días aciagos de la crisis de 1982? Mentir, mentirnos y creernos nuestras propias mentiras.
El viernes pasado en un programa de radio un tristemente célebre iluminado expuso en unos cuantas palabras la receta perfecta, infalible, para empobrecer más a los pobres de México, desestabilizar la economía y arrojarnos a los brazos del primer demagogo que prometa falsamente sacarnos de la miseria a cambio de someternos a una dictadura.
No escuché a este singular iluminado, pero me allegué una transcripción de sus palabras. Primer paso: Gastar los recursos fiscales para imponer una política de precios mentirosos en materia energética, empezando por los precios de la gasolina.
Segundo paso: Impedir la apertura comercial en materia de granos básicos e imponer controles de precios que nos mantengan aislados de una realidad inexorable que es la siguiente: Se acabó el largo periodo de abaratamiento de los precios internacionales de los alimentos; la locura de los políticos estadounidenses de subsidiar el uso de maíz para producir combustibles, junto con el fuerte incremento de la demanda por alimentos en China e India no pueden evitarse, pero la demagogia de un iluminado puede desdeñar en el corto plazo esa realidad regresando a los controles de precios, lo que significaría: mayor escasez que afectaría a quienes menos tienen y, por supuesto, más recursos fiscales desperdiciados.
Tercer paso: Sostener, por lo tanto, una política de déficit fiscales crecientes que no sólo disparen la inflación, devalúen la moneda, desplomen los salarios reales y generen desempleo, sino que expriman el poco ahorro interno, tirándolo a la basura.
Cuarto paso: Cuando todo esto estalle y falle, culpar a los empresarios, a Estados Unidos y a "la derecha" para aumentar la dosis de atrocidades, coartar las libertades, destruir los derechos de propiedad y establecer un régimen dictatorial de hecho.
¿Quién es el iluminado que expuso esta receta? Andrés López Obrador entrevistado, obsequiosamente como es habitual, por Carmen Aristegui.
Al menos, ya sabemos qué es lo que NO hay que hacer.
Etiquetas: Andrés López Obrador, Carmen Aristegui, dictadores, finanzas públicas, populismo, precios de las gasolinas, precios de los granos, precios mentirosos, salarios
4 Comentarios:
Ricardo
Lo que faltó en la entrevista es que LO se manifestara complacido porque sus propuestas ya se están llevando a cabo. El proteccionismo y los apoyos a la comercialización y al sostenimiento de precios vienen desde Zedillo así como un mayor proteccionismo. El aumento de aranceles y otras prácticas proteccionistas se han dado en forma continua desde entonces, incluyendo este gobierno y el anterior. Los precios objetivo, después de que con Pro Campo Salinas había encontrado una fórmula exitosa de salida, reaparecieron con Francisco Labastida y Romárico Arroyo, continúan (se intensifican) pasando por Fox y siguen ahora con este gobierno. A esto hay que sumar los subsidios o precios artificialmente bajos de la gasolina, precio además ahora temporalmente congelado, así como el ofrecimiento de bajar a partir de enero los precios a los industriales sin corregir los subsidios al consumo residencial.
F
F:
Por supuesto, López debería presumir su "victoria cultural" - por llamarle de algún modo- a pesar de su derrota electoral. Sobre todo porque muchas decisiones que ha tomado el gobierno - el mejor ejemplo o el más grave, fue la congelación temporal de los precios de la gasolina- las ha tomado teniendo en mente complacer al electorado de López aplicando medidas y propuestas que habría aplicado un gobierno como el que tendríamos con López. Es decir: A la tendencia proteccionista y de profunda desconfianza hacia el mercado y sus mecanismos - que es generalizada entre la clase política e intelectual mexicana- este gobierno suma, por desgracia, el "trauma" de casi haber perdido y la percepción de que estuvo a punto de perder NO porque el sistema favorecía más las opciones demagógicas que las responsables, sino porque creen que, en el fondo, López tenía algo de razón en sus diagnósticos simplistas.
Si a esto le añadimos que la tendencia viene desde Zedillo o tal vez antes, tenemos un panorama profundamente peilgroso. Los precios de los alimentos seguirán subiendo en el mundo (en promedio, los chinos están comiendo el doble de proteínas animales - carne - de lo que comían en 1985 y un SUV que use etanol a partir de maíz como combustible "ingiere" el equivalente en granos, cada vez que le llenan el tanque, a la ingesta de granos de un latinoamericano pobre en un año, esto último según datos que The Economist atribuye al Banco Mundial) y México, por desgracia, NO está preparado para que sus productores agrícolas más pobres aprovechen ese "boom" de precios y, en cambio, sí está preparado para que lo políticamente correcto sea: 1. Congelar el precio de la tortilla, del pan, de la carne, 2. Subsidiar cosechas improductivas de maíz y frijol, 3. Coincidir, tontamente, con la mayoría de los actuales candidatos presidenciales en Estados Unidos en que debe revisarse el TLC, para echar atrás la apertura en maíz, frijol, azúcar ..., 4. Congelar, con inmensos subsidios, los precios de los energéticos: gasolina, consumo de electricidad y demás...
En fin, me parece que hay muchos motivos para estar preocupados...y para decirle al gobierno, así sea indirectamente, que "rebasar a la izquierda por la izquierda" es un seguro camino al desastre.
Saludos,
Ricardo
Ha! No se crean quee stan solos!
En Argentina, para resguardarnos de esa maldita demanda internacional que se viene a llevar nuestros alimentos hemos bloqueado exportaciones de todo tipo, empezando por la de carne. En un pais cuya poblacion rural vive casi exclusivamente de la produccion agropecuaria.
En serio, la locura es generalizada. Yo veo trabajo de decadas, seleccion genetica de la mejor carne que ha habido liquidarse porque simplemente ya no vale nada en costo de oportunidad. Por bajar los precios en un momento coyuntural en el que habria que hacer un minimo esfuerzo y catapultarse al mercado, estan vaciando estructuralmente estos paises. Pero claro, el que no trabaja no ganaría si las cosas anduvieran mejor, sino todo lo contrario, asi que ya sabe a quien votar.
La receta es de una eficacia indiscutible y comprobada. Basta mirar cómo van las cosas en Zimbabwe.
¿Porqué habiendo casos de éxito como el de Nueva Zelanda nuestros políticos se empeñan en seguir modelos que no han generado más que miseria?
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