jueves, 13 de diciembre de 2007

Zapateros de Guanajuato: Solos contra el mundo

Lo que yo entendí de toda la alharaca que armaron algunos fabricantes de zapatos es que se deben sentir muy solos: Según dicen ellos son una isla de eficiencia rodeada de un océano de imbecilidades; tontos, los chinos que quién sabe por qué andan regalando zapatos al mundo y tontos, millones de consumidores que compran zapatos más baratos.

El 12 de diciembre los zapateros de León, Guanajuato, junto con el gobernador de ese estado y la Concamin, hicieron su numerito contra la desaparición de las cuotas compensatorias – estratosféricas, por cierto- que se imponen en México a las importaciones de calzado producido en China. Un papelón digno de una sátira de Frederic Bastiat (los zapateros leoneses pueden consultar en alguna enciclopedia quién es ése señor del que tal vez jamás oyeron hablar), como la sátira de los fabricantes de velas exigiendo al gobierno que prohibiese la “competencia desleal” de…¡el sol!

El señor que encabeza la Cámara de la Industria del Calzado de Guanajuato, José Antonio Abugaber, hizo el consabido “road-show” en los medios con muchas ganas de envolverse en la bandera nacional, de manotearle al gobierno federal y de presumir que ellos – los negociantes zapateros de León- mantienen a miles de trabajadores (que, se infiere, de otra forma no tendrían cómo ganarse la vida), mientras que los chinos malvados – no hace falta recordar que son comunistas y ateos-, quieren inundar a México de zapatos baratos.

A estos paladines no se les cae de la boca la etiqueta: “Competencia desleal” como sinónimo de “Made in China”, pero jamás han definido qué entienden por eso: ¿vender más barato?, ¿aprovechar las ventajas competitivas y comparativas?, ¿ser más productivos?, ¿explotar el nicho de los zapatos baratos y desechables?

Tampoco quedó claro en este melodrama, tan barato como un par de zapatos chinos, cómo explican los zapateros de León la gran estupidez de los chinos que andan por el mundo vendiendo los zapatos por debajo de su costo, ¿qué les pasa a los chinos?, ¿además de comunistas se volvieron filántropos y quieren calzar al mundo aunque pierdan millones de dólares en el intento?

Y los consumidores, que no sabemos distinguir entre unas zapatillas chinas y unos zapatos de vestir bien hechos, tampoco salimos bien parados en esta historia lacrimosa. Somos tontos irredentos y es preciso que el gobierno nos impida comprar mercancías baratas.

Patético.

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1 Comentarios:

Blogger Ramón Mier dijo...

La competencia siempre es lo mejor, a menos de que se trate de la competencia de uno.

A nosotros nos tocó como empresa vivir (y sufrir) la apertura de nuestras fronteras a la carne de los Estados Unidos. Prósperos ganaderos dejaron de serlo casi de la noche a la mañana. Pero otros pudieron seguir adelante, aparecieron nuevos ganaderos y lo más importante de todo... el consumo de carne no ha hecho más que aumentar desde entonces hasta ahora.

La razón es muy sencilla. Antes de la apertura la carne de res en México era más cara que en Estados Unidos y que en Guatemala, pero gracias a la apertura ya no es así.

Hoy somos un país mejor alimentado, mañana podríamos ser un país mejor calzado.

diciembre 14, 2007  

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