Burbuja que, pese a todo, se desinfla
En 25 días el precio del petróleo ha caído 13 por ciento. Otra burbuja que empieza a desinflarse, a pesar de las torpezas de los políticos.
El pasado 8 de julio me aventuré a señalar que la burbuja petrolera empezaba a desinflarse. Escribí que el precio de 131 dólares por barril (3 de julio) para la mezcla mexicana de petróleo probablemente sería el más alto que veríamos en una burbuja, la de los precios del petróleo, que hizo salivar de gusto en México sólo a los devoradores de recursos públicos – legisladores, dirigentes de partidos, gobernadores y demás- que hacen cuentas de mal abarrotero: sólo ven los ingresos brutos y desdeñan el crecimiento de costos y gastos de ventas.
Hasta ahora el mes de julio ha marcado el principio del fin de esa burbuja, alentada por una demanda más que vigorosa que se sostuvo por una larga temporada de dinero fácil (promovida por una política monetaria laxa de la Reserva Federal de Estados Unidos). Ayer, martes 29, el precio del petróleo mexicano ya cayó 13% respecto de esa marca y se cotizó en 114.09 dólares por barril.
Una tendencia similar a la baja han experimentado los precios del WTI y del Brent, al grado de que la incipiente recuperación de la confianza de los consumidores (el índice del Conference Board subió, 51.9 en julio, respecto de su punto más bajo en 16 años: 51.0 en junio) se atribuye a la percepción de que, ¡por fin!, los precios del petróleo están reaccionando ante una menor demanda.
El proceso apenas comienza. Al final de los juegos olímpicos (25 de agosto) el gobierno de China apretará más sus políticas fiscal y monetaria para enfriar la demanda y después de las elecciones del 4 de noviembre la Reserva Federal tendrá que abandonar su política complaciente – típica de las temporadas electorales- e iniciar un prolongado proceso de alza en las tasas de interés.
Los precios, pese a las triquiñuelas de los políticos, han funcionado. Ante los precios altos, la demanda cae. Es doloroso – desinflarse es el momento más crítico de las burbujas especulativas-, pero es el inicio de la recuperación. ¿Cuánto se prolongará el proceso? Eso dependerá de que los políticos del mundo dejen funcionar a los mercados. Es decir: será largo y sinuoso.
El pasado 8 de julio me aventuré a señalar que la burbuja petrolera empezaba a desinflarse. Escribí que el precio de 131 dólares por barril (3 de julio) para la mezcla mexicana de petróleo probablemente sería el más alto que veríamos en una burbuja, la de los precios del petróleo, que hizo salivar de gusto en México sólo a los devoradores de recursos públicos – legisladores, dirigentes de partidos, gobernadores y demás- que hacen cuentas de mal abarrotero: sólo ven los ingresos brutos y desdeñan el crecimiento de costos y gastos de ventas.
Hasta ahora el mes de julio ha marcado el principio del fin de esa burbuja, alentada por una demanda más que vigorosa que se sostuvo por una larga temporada de dinero fácil (promovida por una política monetaria laxa de la Reserva Federal de Estados Unidos). Ayer, martes 29, el precio del petróleo mexicano ya cayó 13% respecto de esa marca y se cotizó en 114.09 dólares por barril.
Una tendencia similar a la baja han experimentado los precios del WTI y del Brent, al grado de que la incipiente recuperación de la confianza de los consumidores (el índice del Conference Board subió, 51.9 en julio, respecto de su punto más bajo en 16 años: 51.0 en junio) se atribuye a la percepción de que, ¡por fin!, los precios del petróleo están reaccionando ante una menor demanda.
El proceso apenas comienza. Al final de los juegos olímpicos (25 de agosto) el gobierno de China apretará más sus políticas fiscal y monetaria para enfriar la demanda y después de las elecciones del 4 de noviembre la Reserva Federal tendrá que abandonar su política complaciente – típica de las temporadas electorales- e iniciar un prolongado proceso de alza en las tasas de interés.
Los precios, pese a las triquiñuelas de los políticos, han funcionado. Ante los precios altos, la demanda cae. Es doloroso – desinflarse es el momento más crítico de las burbujas especulativas-, pero es el inicio de la recuperación. ¿Cuánto se prolongará el proceso? Eso dependerá de que los políticos del mundo dejen funcionar a los mercados. Es decir: será largo y sinuoso.
Etiquetas: burbujas, distorsiones en los mercados, mercados, políticos, precios del petróleo
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