El desastre de los subsidios a la oferta
El presidente Barack Obama se queja de que los detractores de su propuesta de reforma al actual sistema de cuidado de la salud (health-care system) preferirían dejar las cosas como están, en lugar de apoyar una reforma.
Obama tiene algo de razón en lo que dice, porque, a su vez, tales detractores tienen razón: "Reformar" el sistema de salud en la forma en la que lo está proponiendo Obama empeoraría las cosas...Si Obama quiere plantear las cosas, políticamente, como: "O toman mi propuesta o no se hace nada", la elección para la inmensa mayoría de sus conciudadanos es clara: Deja las cosas como están, no trates de arreglarlas porque ya vimos que sólo las vas a empeorar.
El problema del sistema de salud estadounidense lo plantea con gran claridad hoy en "The Wall Street Journal" el economista Arthur Laffer (ver: "curva de Laffer" o porqué con tasas más altas de impuestos la recaudación tiende a caer) al decir que lo que debe corregirse es la "cuña" entre los costos del sistema de salud - cada vez más altos- y lo que desembolsa y recibe quien es el supuesto beneficiario.
Si la brecha entre los costos y el precio percibido sigue creciendo - porque los costos, y por tanto el subsidio efectivo, siguen aumentando-, el sistema está muy cerca de ser insostenible fiscalmente. Es lo que suele suceder con los subsidios a la oferta -en salud o en educación, por ejemplo-, donde cualquier incremento en el subsidio en lugar de traducirse para el supuesto destinatario del subsidio en mejor atención médica o en educación de mejor calidad, se traduce en beneficios, mayor margen de utilidad, para el prestador del servicio.
Si en lugar de darle el subsidio directamente a los maestros y a las escuelas (o, peor todavía, a los líderes del sindicato de maestros), se los damos a los alumnos o a los padres de familia de los alumnos en la forma de un cheque o bono para que lo gasten en pagar la colegiatura en la escuela de su elección, el subsidio se vuelve mucho más eficiente. Exactamente lo mismo sucede en el sistema de salud y la propuesta de Obama, al insistir en un mayor desembolso de recursos fiscales para subsidiar la oferta (beneficiar a compañías de seguros y a médicos, entre otros) no soluciona el problema, lo empeora.
Lo que Obama requiere entender es muy sencillo. Le están diciendo: "Si ésa es tu manera de arreglar las cosas, si eso es lo mejor que puedes hacer, mejor no hagas nada".
Obama tiene algo de razón en lo que dice, porque, a su vez, tales detractores tienen razón: "Reformar" el sistema de salud en la forma en la que lo está proponiendo Obama empeoraría las cosas...Si Obama quiere plantear las cosas, políticamente, como: "O toman mi propuesta o no se hace nada", la elección para la inmensa mayoría de sus conciudadanos es clara: Deja las cosas como están, no trates de arreglarlas porque ya vimos que sólo las vas a empeorar.
El problema del sistema de salud estadounidense lo plantea con gran claridad hoy en "The Wall Street Journal" el economista Arthur Laffer (ver: "curva de Laffer" o porqué con tasas más altas de impuestos la recaudación tiende a caer) al decir que lo que debe corregirse es la "cuña" entre los costos del sistema de salud - cada vez más altos- y lo que desembolsa y recibe quien es el supuesto beneficiario.
Si la brecha entre los costos y el precio percibido sigue creciendo - porque los costos, y por tanto el subsidio efectivo, siguen aumentando-, el sistema está muy cerca de ser insostenible fiscalmente. Es lo que suele suceder con los subsidios a la oferta -en salud o en educación, por ejemplo-, donde cualquier incremento en el subsidio en lugar de traducirse para el supuesto destinatario del subsidio en mejor atención médica o en educación de mejor calidad, se traduce en beneficios, mayor margen de utilidad, para el prestador del servicio.
Si en lugar de darle el subsidio directamente a los maestros y a las escuelas (o, peor todavía, a los líderes del sindicato de maestros), se los damos a los alumnos o a los padres de familia de los alumnos en la forma de un cheque o bono para que lo gasten en pagar la colegiatura en la escuela de su elección, el subsidio se vuelve mucho más eficiente. Exactamente lo mismo sucede en el sistema de salud y la propuesta de Obama, al insistir en un mayor desembolso de recursos fiscales para subsidiar la oferta (beneficiar a compañías de seguros y a médicos, entre otros) no soluciona el problema, lo empeora.
Lo que Obama requiere entender es muy sencillo. Le están diciendo: "Si ésa es tu manera de arreglar las cosas, si eso es lo mejor que puedes hacer, mejor no hagas nada".
Etiquetas: Arthur B. Laffer, Barack Obama, sistema de salud en Estados Unidos
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal