La escasez y la productividad
En un mundo sin escasez la productividad sería impensable. Dicho de otra manera: No hay desperdicio de recursos cuando nada falta.
La economía existe porque existe la escasez. Nadie necesita de economistas, ni de ingenieros, ni de tecnólogos, en un paraíso de abundancia absoluta. El problema es que tal paraíso, al menos aquí en la tierra, no existe. No hay tal lugar; es una utopía.
De esta constatación – la escasez existe y nos importa – se deriva la existencia de disciplinas científicas y técnicas – la ingeniería, la economía, la ciencia política positiva, por mencionar algunas- que buscan resolver el problema de la escasez. Son ciencias y disciplinas de la necesidad, utilitarias, que parten de un inconmovible principio de realidad: la escasez de recursos.
Como cualquer otro conocimiento cientìfico requieren de un riguroso proceso de verificación (verificabilidad) frente a lo real. Como ciencias utilitarias tal verificación suele ser eminentemente práctica: Un puente falla cuando no resiste el peso para el que, presuntamente, fue calculado; una hipótesis económica (digamos, la que da origen a un sistema de reparto de beneficios sociales) falla si se vuelve insostenible financieramente; vale decir, falla porque ignoró o desdeñó el principio básico que impone la realidad: La escasez.
La escasez signfica siempre que los recursos que empleamos para un fin “X” son recursos que han dejado de estar disponibles para fines alernativos “Y” “W” “Z”. ..Una buena decisión económica es aquella que asigna los recursos disponibles a los mejores fines en competencia. En el terreno de las decisiones personales, por ejemplo, una buena elección económica podría ser destinar una fracción determinada de los ingresos personales al ahorro; en el terreno de las decisiones macroeconómicas, de política fiscal, una buena decisión podría ser elegir gastar más en construir caminos a cambio de gastar menos en edfiicar estatuas conmemorativas.
Sin embargo, muchas de estas decisiones económicas no se refieren tanto a la asignación especìfica de los recursos, como a la elección de sistemas o métodos que propiciarán por sí mismos una mejor asignación de recursos. Es verificable, por ejemplo, que los individuos libres tomando decisiones de compra y venta en un mercado en competencia generan – a través de los precios libremente pactados- un mejor mecanismo de asignación de recursos que el generado por un sistema compulsivo en el que el gobierno decide cuánto producir, qué producir, a qué precio vender, quiénes deben producir, quiénes pueden comprar…El primer sistema es más eficaz para reducir la escasez y el segundo – es verificable a través de la historia- suele incrementar la escasez.
Esa virtud, disminuir la escasez, es otro nombre de la productividad. Los desafíos que plantea la productividad – para todos – en un mundo globalizado son inexorables, implacables, de la misma forma que la escasez es inescapable.
La economía existe porque existe la escasez. Nadie necesita de economistas, ni de ingenieros, ni de tecnólogos, en un paraíso de abundancia absoluta. El problema es que tal paraíso, al menos aquí en la tierra, no existe. No hay tal lugar; es una utopía.
De esta constatación – la escasez existe y nos importa – se deriva la existencia de disciplinas científicas y técnicas – la ingeniería, la economía, la ciencia política positiva, por mencionar algunas- que buscan resolver el problema de la escasez. Son ciencias y disciplinas de la necesidad, utilitarias, que parten de un inconmovible principio de realidad: la escasez de recursos.
Como cualquer otro conocimiento cientìfico requieren de un riguroso proceso de verificación (verificabilidad) frente a lo real. Como ciencias utilitarias tal verificación suele ser eminentemente práctica: Un puente falla cuando no resiste el peso para el que, presuntamente, fue calculado; una hipótesis económica (digamos, la que da origen a un sistema de reparto de beneficios sociales) falla si se vuelve insostenible financieramente; vale decir, falla porque ignoró o desdeñó el principio básico que impone la realidad: La escasez.
La escasez signfica siempre que los recursos que empleamos para un fin “X” son recursos que han dejado de estar disponibles para fines alernativos “Y” “W” “Z”. ..Una buena decisión económica es aquella que asigna los recursos disponibles a los mejores fines en competencia. En el terreno de las decisiones personales, por ejemplo, una buena elección económica podría ser destinar una fracción determinada de los ingresos personales al ahorro; en el terreno de las decisiones macroeconómicas, de política fiscal, una buena decisión podría ser elegir gastar más en construir caminos a cambio de gastar menos en edfiicar estatuas conmemorativas.
Sin embargo, muchas de estas decisiones económicas no se refieren tanto a la asignación especìfica de los recursos, como a la elección de sistemas o métodos que propiciarán por sí mismos una mejor asignación de recursos. Es verificable, por ejemplo, que los individuos libres tomando decisiones de compra y venta en un mercado en competencia generan – a través de los precios libremente pactados- un mejor mecanismo de asignación de recursos que el generado por un sistema compulsivo en el que el gobierno decide cuánto producir, qué producir, a qué precio vender, quiénes deben producir, quiénes pueden comprar…El primer sistema es más eficaz para reducir la escasez y el segundo – es verificable a través de la historia- suele incrementar la escasez.
Esa virtud, disminuir la escasez, es otro nombre de la productividad. Los desafíos que plantea la productividad – para todos – en un mundo globalizado son inexorables, implacables, de la misma forma que la escasez es inescapable.
2 Comentarios:
Hablar de escacez es algo más bien novelesco y decimomónico. Hace mucho que se sabe que el problema de cualquier sistema es la entropía. Su solución al problema del movimiento perpetuo serían las baterías recargables.Es muy penoso cuando alguien confunde el cero con el concepto de nada. El cero es de mucha ayuda, el concepto de la nada, no es más que angustia.
Saludos.
Atte.
"El optimismo de no hundirse en el pantano o cómo mantenerse a flote "
Estimado anónimo,
Estoy en completo desacuerdo con la afirmación de que hablar de ESCASEZ (ojo, que se escribe así, no ESCACEZ) es decimonónico (ojo, tambien no es DECIMOMONICO). Se trata de una realidad que los recursos no son infinitos.
Es un hecho, que no se puede cambiar ni siquiera con las más ardientes profesiones de fe en el movimiento perpetuo (que por cierto, NECESITA de recursos, aunque no sea más que para dar inicio. Una máquina con movimiento perpetuo no ha estado siempre en esa condición).
Le pongo un ejemplo. La ley de la oferta y la demanda en el establecimiento de precios de un bien (aunque algunos voluntariosos la llamarían una conspiración de las "oscuras fuerzas del mercado"). La oferta de un producto y la fijación de un precio, se basa precisamente en la necesidad (sea cual sea) de un bien determinado, en la inteligencia de que NO hay para todos (de lo contrario) no habría necesidad de fijar un precio por dicho bien. Eso, señor anónimo, es escasez.
Saludos a todos
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