lunes, 24 de octubre de 2005

Perversiones periodísticas

Es un género periodístico inclasificable y espurio, pero muy leído: Se trata de las columnas, generalmente anónimas, que recogen chismes, especulaciones, calumnias, mensajes cifrados. Todo este material, que debiera ser impublicable, se nos vende como información confidencial o reservada buscando engañar al lector.

Algún malqueriente de Álvaro Obregón decía hace años que la especialidad de ese brillante estratega militar autodidacta – quien además fue Presidente de la República, empresario agrícola y caudillo revolucionario – era “tirar la piedra y esconder la mano”. Por eso, añadía el enemigo de Obregón, el horrendo monumento en San Ángel – en donde fue el restaurante La Bombilla- al sur de la Ciudad de México, exhibe en formol la única mano que conservó el caudillo hasta su asesinato.
Chistes crueles aparte, hablando de manos que arrojan piedras y se esconden tras el anonimato es inevitable mencionar ese género de periodismo espurio constituido por las columnas anónimas de “trascendidos”, rumores, calumnias, especulaciones. En México, recuerdo al menos tres sitios muy leídos y citados en los mentideros políticos: La columna “Templo Mayor” del diario Reforma, la columna “Trascendió” en el periódico Milenio y, más recientemente, la columna “Bajo Reserva” del diario El Universal.
Tales espacios tienen, para los periódicos que los difunden, una ventaja indiscutible: La irresponsabilidad. De antemano, lo que ahí se publique se pone a salvo de las exigencias elementales – para el resto del periodismo – de tener una fuente verificable, de buscar la objetividad, de presentar los distintos ángulos de una historia. Establecida esa patente de impunidad – esa dispensa graciosa de los rudimentos elementales del buen periodismo- todo cabe en las dichosas columnas. Si las columnas se equivocan en sus especulaciones – su promedio de aciertos suele ser muy bajo – o si los chismes resultan mentira –caso frecuente-, las víctimas pueden darse por bien atendidas si se les brinda cierto derecho de réplica; eso sí, réplica acotada al gusto de los autores de la columna.
Hoy, en el diario "Crónica" Otto Granados Roldán – periodista y académico, ex gobernador de Aguascalientes y ex embajador de México en Chile – consignó lo que nunca se le dio la gana al responsable (¿?) de la columna “Bajo Reserva” de El Universaldarle a conocer a los lectores acerca del mismo Granados Roldán. ¿Qué ocultó esa columna de chismes acerca de Granados Roldán y que era pertinente conocer? Muy sencillo: Las réplicas puntuales de Granados a las alusiones malintencionadas que sobre él hizo dicha columna. Un tal Joel Hernández, quien aparece como responsable (¿?) de la columna, considera por lo visto que los lectores no estamos preparados – intelectualmente – para conocer las réplicas directas del afectado.
En cualquier caso, Granados Roldán publicó en el diario Crónica un relato pormenorizado del enojoso asunto bajo el significativo título de Bajo, bajito y bajeza.
¿Editoriales disfrazados de noticias confidenciales?, ¿espacios para ajustes de cuentas mafiosas?, ¿campo de tiro que garantiza el anonimato a los agresores?, ¿canal del drenaje de algunas publicaciones? Todo eso y más pueden ser esas dichosas columnas. Todo, menos periodismo.

1 Comentarios:

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octubre 24, 2005  

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