Gasto público y gobiernos divididos: E. U. y México
Para el caso de Estados Unidos, los gobiernos divididos son más moderados en el gasto público, que aquellos gobiernos en los que el partido del Presidente domina ambas cámaras. En México esto no ha sucedido, ¿por qué?
Esquemáticamente se supone que el Partido Republicano en Estados Unidos le da mayor importancia a la responsabilidad fiscal y a las restricciones presupuestales que el Partido Demócrata, sin embargo en la práctica – y el mejor ejemplo podría ser el gobierno de George W. Bush-, los gobiernos republicanos pueden ser tan irresponsables o más en materia fiscal que los demócratas.
Así las cosas, para muchos republicanos a quienes preocupa seriamente el déficit fiscal – entre los que NO se cuenta, desde luego, el actual presidente Bush- podría ser una buena noticia que los demócratas recuperen la cámara de representantes. Como lo dice William A. Niskanen – quien es presidente del Cato Institute y fue presidente del Consejo de Asesores Económicos del Presidente Reagan- el gobierno federal funciona mejor –o menos mal- cuando al menos una de las cámaras es controlada por un partido diferente al del Presidente.
En periodos de gobiernos divididos el gasto federal ha crecido un promedio anual de sólo 1.73 por ciento, en tanto que en períodos de gobierno en los cuales ambas cámaras son dominadas por el mismo partido al que pertenece el Presidente, el crecimiento anual promedio del gasto se eleva a 5.26 por ciento. Periodos de gobiernos unificados y derrochadores del dinero público los ha habido lo mismo de demócratas –como Harry Truman- que de republicanos como George W. Bush. (Ver aquí).
En México no ha sucedido así, al menos con las escasas experiencias que hemos tenido de gobiernos divididos. ¿Por qué?
Apunto una hipótesis: Mientras que en Estados Unidos representantes y senadores – que pueden reelegirse- ven a su electorado como un contribuyente sumamente cuidadoso y exigente con su dinero, en México nuestros diputados y senadores conciben todavía la política como la tarea de cultivar clientelas ávidas de obtener dinero público.
Estas clientelas pueden ser lo mismo sindicatos que empresas a la búsqueda de contratos, gobernadores o grupos organizados para obtener prebendas y dinero del Estado (los demandantes de vivienda gratis, los demandantes de créditos subsidiados, los demandantes de subsidios al campo, los demandantes de subsidios a las universidades, los demandantes de concesiones exclusivas en telecomunicaciones y demás), y eso explica que en México veamos comportamientos de algunos legisladores que serían absurdos y equivaldrían al suicidio político en otras democracias: ¡El diputado encargado de la comisión de presupuesto pidiendo que el gobierno federal, encabezado por otro partido, gaste más!
¡Cómo se ve que no hay reelección y cómo se ve que los mandamases en las comisiones legislativas son diputados plurinominales, que para ganar su curul no tuvieron ni siquiera que despeinarse frente a los electores de carne y hueso, que somos quienes pagamos el gasto público!
3 Comentarios:
Ricardo:
Quizás parte de la explicación radique en que en los EU los Estados dependen poco de participaciones federales, en cambio en México los Estados casi no tienen ingresos propios. Por eso a los diputados del partido que en los EU no está en el poder puede no interesarles dar recursos que al Presidente le son útiles políticamente. Después de todo, los Estados que representan no dependen mayormente de participaciones. En cambio los gobiernos de los Estados en México, al no tener ingresos propios y ser limitadas sus fuentes de financiamiento, más ahora con Congresos divididos que se niegan a autorizar emisiones de deuda, les conviene pugnar por más recursos. No sólo eso, los diputados que logran más recursos etiquetados para sus Estados son los que se llevan la medalla y no el Gobierno Federal.
Isaac Katz me escribió sobre este artículo:
Estimado Ricardo:
Interesante tu análisis. Tre anexo un artículo que presenté en el VII Congreso de Derecho Constitucional. El "paper" (¡que mamila!) fue publicado en las memorias del Congreso así como en la Gaceta de Ciencia Política del ITAM.
Me gustarían tus comentarios.
Un abrazo,
Isaac
--------------
Copio a continuación las conclusiones del trabajo de Isaac que, como puede verse, difiere en sus conclusiones de la hipótesis apresurada que yo formulé.
La reelección inmediata de los legisladores es sin duda un elemento importante para que ellos se vean inducidos a legislar de manera responsable. La rendición de cuentas a los electores sobre una labor responsable y eficiente, es sin duda uno de los elementos benéficos que se pueden derivar de la reelección. Sin embargo, cuando existe la figura de la reelección, la labor presupuestaria de los legisladores, buscando favorecer a través del gasto a sus electores y a grupos particulares de presión, puede llevar a que el Congreso apruebe niveles de impuestos y de gasto gubernamental que inhiban el crecimiento económico. De ahí que la reelección tenga que estar acompañada de dos candados constitucionales en materia fiscal. La primera es que las finanzas públicas tienen que estar en equilibrio y la segunda, un límite al monto de gasto, que como proporción del PIB, puede el gobierno ejercer.
Quizás es una ilusión pensar que lo legisladores que quieren reelegirse estén dispuestos a aprobar una enmienda constitucional que los limite en cuanto a lo que pueden presupuestar de gasto público. Sin embargo, esta restricción es crucial si lo que se desea es un marco impositivo y presupuestal que permita maximizar el crecimiento económico. Si estos candados fiscales no pueden ser legislados, es más eficiente que no exista la reelección pero, todavía más eficiente sería que la reelección de los legisladores vaya acompañada de la reelección del Presidente de la República quién, al buscar reelegirse, tenderá a ser fiscalmente responsable.
----------------
Pero mientras Isaac y yo teorizamos en gran medida, el anónimo corresponsal del primer comentario - que sin duda sabe de primera mano de lo que habla- toca el punto crucial: El muy defectuoso arreglo de federalismo fiscal que tenemos en México. Federalismo limosnero o "feuderalismo" como le llama Juan Pablo Roiz en el artículo que cito.
Incluyo, para enriquecer la discusión y la rteflexión, otros comentarios recibidos acerca de este artículo, en este caso a través de "Asuntos Capitales":
Nombre: Ramón Mier Fecha: 11/8/2006
Comentario:
Creo que más importante aún que la reelección, sería lograr que más mexicanos pagaran impuestos. Supongamos que se aprueba la reelección. Mientras la mayoría de los votantes NO PAGUEN impuestos ¿por qué habrían de dejar de exigir más gasto gubernamental? Después de todo ellos no tienen que pagar por ese gasto. Mientras la mayoría de los mexicanos no paguen impuestos, no existe ningún incentivo para exigir control en el gasto, con o sin reelección. Sin una recaudación más amplia, los diputados y senadores no dejarían de cultivar clientelas, por el contrario, se verían obligados a seguir transfiriéndoles recursos para mantenerse en el poder.
______________________________
Nombre: Angel Gerardo Castillo Rocha Fecha: 11/8/2006
Comentario:
Consideremos a la industria, el empleado que hace bien su trabajo y cumple los objetivos que le plantean conserva su empleo, también asi puede ser para los puestos de elección popular, que mejor incentivo para hacer nuestro tabajo que el tener una estabilidad laboral y seguridad en el ingreso. Pero en México continuamos con el sistema del compadre-cacique en turno, hoy te dejo hacer, mañana me toca a mi, pasado al otro compadre y asi nos la llevamos, ganando nosotros y perdiendo los demas. Del gasto gubernamental y los impuestos, sin rendición de cuentas no habrá impuestos que alcancen para cubrir ese gasto. Ahi estan los excedentes del petroleo que no han servido para disminuir la deuda externa e interna, sino solo para que se lo gasten los gobiernos de los estados sin que nadie vea beneficios reales de ese dinero.
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal