domingo, 29 de octubre de 2006

¿Cuándo fue tu primera vez?

A veces el aprendizaje no es otra cosa que la dolorosa pérdida de las ilusiones.


¿Cuándo fue la primera vez que te diste cuenta que los héroes no eran héroes?
¿Cuándo fue la primera vez que la prosaica realidad de la corrupción hizo tambalear lo poco o mucho que habías aprendido en las clases de civismo?
¿Cuándo fue la primera vez que dejaste de creer a pie juntillas esa patraña de que los políticos buscan antes que otra cosa el bien de los demás?
¿Cuándo fue la primera vez que te enteraste que no siempre ganan los buenos?
¿Cuándo fue la primera vez que tuviste que admitir que hay quien usa el nombre de Dios como coartada para esconder vergonzosas intenciones y aún crímenes abominables?
¿Cuándo fue la primera vez que te enteraste que no basta ser bueno, sino que además hay que ser inteligente?
¿Cuándo fue la primera vez que te rebelaste contra el igualitarismo salvaje que pretende darle a cada quien según sus necesidades y exigirle a cada cual según sus capacidades?
¿Cuándo fue la primera vez que la parábola del hijo pródigo no te gustó, porque te identificas más con el hijo responsable que permaneció trabajando en la casa paterna y al que nadie le hizo ninguna fiesta?
¿Cuándo fue la primera vez que descubriste que un buen café no sólo se hace con amor, sino con buenos granos de café?
¿Cuándo fue la primera vez que te indignó que te dieran la misma o menor calificación que al flojo y al incompetente porque a ellos, te dijo el maestro, “les cuesta más trabajo que a ti”?
¿Cuándo fue la primera vez que fuiste discriminado en el trabajo, en la escuela, en la academia, por no someterte a las reglas de la dictadura de los incompetentes?
¿Cuándo fue la primera vez que te dijeron que la verdad es inconveniente?
¿Cuándo fue la primera vez que comprobaste que detrás de las “vacas sagradas” – como el nacionalismo, la justicia social, la soberanía, la defensa de los más débiles, la promoción de la cultura y muchas otras- siempre hay carniceros que viven de mantenerlas intocables?
¿Cuándo fue la primera vez que te percataste de que hay personas “bien intencionadas” que hacen mucho daño porque creen que sus buenas intenciones bastan para que suceda lo correcto?
¿Cuándo fue la primera vez que un autodenominado filántropo te quiso estafar diciéndote que él no buscaba su beneficio sino hacerte un favor por pura bondad?
¿Cuándo fue la primera vez que intuiste que la pobreza es un gran negocio para quienes viven de ocuparse y preocuparse de los “pobrecitos pobres”?
¿Cuándo fue la primera vez que viste cómo la cobardía de los buenos es la mejor aliada de las tropelías de los malos?
¿Cuándo fue la primera vez que entendiste que un gobierno que busca más ser querido que ser respetado termina por destrozar las reglas del juego?

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