¿Cuánto vale un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU?
Más allá de la retórica, para un país en desarrollo obtener uno de los puestos rotatorios en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas significa recibir más fondos de Estados Unidos y de la propia ONU durante el tiempo que dure el encargo.
Un bien sustentado análisis de Ilyana Kuziemko y Eric Werker de la Universidad de Harvard demuestra que hay una correlación positiva y significativa entre ocupar uno de los sitios rotatorios en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y recibir más ayuda externa de los Estados Unidos y de la propia ONU durante el tiempo del encargo. El trabajo de investigación tiene el contundente título de: "¿Cuánto vale un asiento en el Consejo de Seguridad? Ayuda exterior y sobornos en las Naciones Unidas". El trabajo puede leerse aquí.
Dicho sin circunloquios, el trabajo demuestra que hay un comercio entre votos y ayuda externa cuando se trata de que un país en desarrollo ocupe uno de los sitios rotatorios en el Consejo de Seguridad. Como apuntan los autores, estas conclusiones – sustentadas empíricamente – revelan no sólo la existencia de sobornos en las Naciones Unidas (a cambio de votos estratégicos) sino la imperiosa necesidad de reformar la ONU. Incidentalmente, y hablando de corrupción en ese organismo mundial, cabe recordar las acusaciones en contra del saliente Secretario General, Kofi Annan, por los beneficios que – se presume- habría obtenido su hijo, gracias a sobornos, dentro del programa de petróleo por alimentos de la ONU en Irak.
En este mes se vota en las Naciones Unidas la renovación de cinco de los diez puestos no-permanentes del Consejo de Seguridad. La semana pasada ya se definieron cuatro de los cinco sitios. El sitio restante, que corresponde a la región de América Latina y el Caribe, permanece en disputa, a pesar de que el lunes 16 de octubre Guatemala obtuvo más votos que Venezuela para ocupar el asiento, pero no logró los dos tercios necesarios del total de votos.
Ahora el gobierno venezolano, caracterizado por la inflamada retórica antiyanqui de Hugo Chávez (a pesar de que Estados Unidos es el principal comprador del petróleo venezolano de exportación), dice que retiraría su candidatura para promover la de Bolivia, cuyo gobierno "indigenista" de extrema izquierda encabeza Evo Morales.
La lectura habitual de estas disputas en los medios suele estar intoxicada de presunciones ideológicas. En este caso, la "lectura" es simple: Venezuela representa la oposición a Estados Unidos, en tanto que la candidatura de Guatemala sería apoyada por los países de la región alineados con el gobierno estadounidense.
Este trabajo de investigación le quita el halo romántico a esas lecturas y demuestra con solidez científica que, como en muchos otros casos, y más allá de la retórica, los políticos – también en el terreno internacional- luchan por apropiarse de mayores rentas o de porciones más grandes del dinero de los contribuyentes.
1 Comentarios:
¿Qué le parece que Letras Libre haya incluido en su último número, de octubre, un alegato a favor de esa tan medieval ley del libro, que por fortuna vetó el presidente Fox? Un saludo.
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