Por qué el salario mínimo aumenta el desempleo
En lugar de mejorar los ingresos de los trabajadores no calificados, el salario mínimo funciona como un factor que distorsiona el mercado laboral, perjudicando sobre todo ¡a los trabajadores no calificados!
Me voy a fusilar descaradamente un genial comentario de Greg Mankiw acerca del concepto del salario mínimo e invito a los lectores a compartir este acertijo, sacar sus conclusiones y discutirlo.
Supongamos que se propone una política laboral para beneficiar los ingresos de los trabajadores no calificados que se resume, básicamente, en:
1. Un subsidio a los trabajadores no calificados que se paga con…
2. Un impuesto aplicado a quienes contratan trabajadores no calificados.
Eso y no otra cosa es el salario mínimo. El subsidio (1) que parece encomiable se anula con el impuesto (2) que desalienta a los empleadores a contratar a esos trabajadores y, por ende, impide que algunos – tal vez muchos, dependiendo del monto del impuesto o subsidio- trabajadores no calificados obtengan no sólo ese beneficio sino cualquier tipo de empleo.
Mankiw lo ilustra en términos de las curvas de la oferta y de la demanda de empleo, de la siguiente forma: Sea “w” el salario de mercado para un trabajador no calificado y sea “W” el salario que es el objetivo de los hacedores de políticas públicas o “salario mínimo” establecido por ley. Dibújense las curvas de oferta y de demanda de trabajo para obtener el salario de equilibrio (“w”) en ausencia de una política gubernamental que pretenda establecer “W”. Ahora supóngase que el gobierno les dice a los oferentes de trabajo: “Cada vez que “w” sea menor que “W” se te pagará un subsidio igual a ‘W menos w’”. Y en forma similar les dice a quienes demandan trabajo, a los empleadores: “Cada vez que “w” sea menor que “W” se te cargará un impuesto equivalente a la diferencia entre “W” y “w”. Calcule la cantidad ofrecida y la cantidad demandada de trabajo como una función del salario de mercado “w”. Ahora, grafique las nuevas curvas de oferta y de demanda.
Resulta evidente porqué Mankiw argumenta que el salario mínimo es equivalente, a la vez, a un subsidio y a un impuesto que se anulan, pero que logran trastornar las curvas de oferta y demanda de trabajo. Aumenta la oferta de quien desea trabajar por el salario “W” pero se cae la demanda de trabajo por parte de los empleadores a causa de que ese salario equivale a un nuevo impuesto. ¿Resultado? Crece el desempleo.
Ejemplo: Francia tiene un salario mínimo equivalente a 60% del promedio de todos los salarios en el país, pero ha tenido a la vez durante más de una década una tasa de desempleo de dos dígitos. Miles de inmigrantes padecen en Francia el desempleo, pero no hay quien los contrate para una labor no calificada, como empacadores en un supermercado, porque no es viable pagarles el salario mínimo.
Me voy a fusilar descaradamente un genial comentario de Greg Mankiw acerca del concepto del salario mínimo e invito a los lectores a compartir este acertijo, sacar sus conclusiones y discutirlo.
Supongamos que se propone una política laboral para beneficiar los ingresos de los trabajadores no calificados que se resume, básicamente, en:
1. Un subsidio a los trabajadores no calificados que se paga con…
2. Un impuesto aplicado a quienes contratan trabajadores no calificados.
Eso y no otra cosa es el salario mínimo. El subsidio (1) que parece encomiable se anula con el impuesto (2) que desalienta a los empleadores a contratar a esos trabajadores y, por ende, impide que algunos – tal vez muchos, dependiendo del monto del impuesto o subsidio- trabajadores no calificados obtengan no sólo ese beneficio sino cualquier tipo de empleo.
Mankiw lo ilustra en términos de las curvas de la oferta y de la demanda de empleo, de la siguiente forma: Sea “w” el salario de mercado para un trabajador no calificado y sea “W” el salario que es el objetivo de los hacedores de políticas públicas o “salario mínimo” establecido por ley. Dibújense las curvas de oferta y de demanda de trabajo para obtener el salario de equilibrio (“w”) en ausencia de una política gubernamental que pretenda establecer “W”. Ahora supóngase que el gobierno les dice a los oferentes de trabajo: “Cada vez que “w” sea menor que “W” se te pagará un subsidio igual a ‘W menos w’”. Y en forma similar les dice a quienes demandan trabajo, a los empleadores: “Cada vez que “w” sea menor que “W” se te cargará un impuesto equivalente a la diferencia entre “W” y “w”. Calcule la cantidad ofrecida y la cantidad demandada de trabajo como una función del salario de mercado “w”. Ahora, grafique las nuevas curvas de oferta y de demanda.
Resulta evidente porqué Mankiw argumenta que el salario mínimo es equivalente, a la vez, a un subsidio y a un impuesto que se anulan, pero que logran trastornar las curvas de oferta y demanda de trabajo. Aumenta la oferta de quien desea trabajar por el salario “W” pero se cae la demanda de trabajo por parte de los empleadores a causa de que ese salario equivale a un nuevo impuesto. ¿Resultado? Crece el desempleo.
Ejemplo: Francia tiene un salario mínimo equivalente a 60% del promedio de todos los salarios en el país, pero ha tenido a la vez durante más de una década una tasa de desempleo de dos dígitos. Miles de inmigrantes padecen en Francia el desempleo, pero no hay quien los contrate para una labor no calificada, como empacadores en un supermercado, porque no es viable pagarles el salario mínimo.
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