jueves, 25 de enero de 2007

No saben comprar, ¿sabrán subsidiar?

Un precio sube en el mercado y el político exige: “Subsidiemos al consumidor”. Un precio baja en el mercado y el político demanda: “Subsidiemos al productor”. Un precio permanece inalterado y el político clama: “Hay que estimular al sector con un subsidio”. Claro, es que los mercados – nos dirán – fallan, y los políticos siempre aciertan…con el dinero de los contribuyentes.

Ayer leí las opiniones de un legislador lleno de buenas intenciones (al que llamaré “A”) que argumentaba que es urgente, en el plazo de dos o tres meses, “diseñar algún mecanismo de subsidio, directo o indirecto, focalizado o general, que evite que el precio de la tortilla siga subiendo”.

Un día antes, otro legislador (al que bautizaré como “B”) se quejaba airadamente y exigía renuncias fulminantes, porque fue a una tortillería y – aseguró- le vendieron el kilo a más de nueve pesos. Al quejarse ese otro político se puso en evidencia: Cualquiera que de veras compre tortillas cotidianamente sabe que ese político enojado habría encontrado tortillas de maíz a seis pesos el kilo, o menos, en el supermercado más cercano.

¿Será buena idea permitir que estos mismos señores – que no saben comprar un kilo de tortillas al mejor precio disponible en el mercado- anden promoviendo subsidios a diestra y siniestra?

Hace menos de un año los mismos políticos que hoy claman al cielo por los precios altos del maíz pronosticaban males sin cuento si México abría en el 2008 sus fronteras a la libre importación de ese grano. Miles de pobres campesinos serían literalmente aplastados – auguraban- por la implacable competencia del maíz extranjero, más barato.

Pero nada, los precios internacionales del maíz han subido gracias, entre otras cosas, al generoso subsidio otorgado por el gobierno de Estados Unidos a la producción de etanol a partir de maíz.

Con consecuencias insospechadas: en Jalisco agricultores que en 2005 recibían $1,500 pesos por tonelada de maíz, en 2006 recibieron $4,500 pesos por tonelada. Nadie sabe para quién trabaja, pero esos agricultores deberán agradecer la súbita bonanza a los contribuyentes “gringos” quienes, sin deberla ni temerla, pagan los subsidios ideados por los “genios” políticos de Washington…, que se traducen en precios más altos para el maíz de un productor modesto – tres hectáreas- en Jalisco.

Tenemos así “manoseos” políticos al mercado por todos lados, ya sea incrementando la demanda artificialmente con subsidios, ya sea sofocando la oferta artificialmente (“cupos” de importación que suenan a racionamiento). Y ante esto, ¿qué se les ocurre a los políticos? Pues sí, ¡más subsidios! No saben si para el consumidor, o para el productor, o mejor: para los dos. Pero en lo de subsidiar no les cabe la menor duda, ni les tiembla la mano.

Primero desbarajustan los mercados con subsidios y protecciones, después gritan: “¡Ya ven, los mercados fallan!”. Y para cerrar el ciclo proponen: “Hay que subsidiar”.

No debe extrañarnos que ignoren cómo funcionan los mercados libres…si no saben encontrar dónde venden las tortillas más baratas.

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2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Mas impertinencias por faavorrr!!!!!. (me refiero a esas del tipo filosoficas), al menos no producen ulceras.

enero 25, 2007  
Anonymous Anónimo dijo...

Que tal al menos una vez a la semana?... "impertinencias de la semana"., urgen uuuurgen urgen. saludos.

enero 25, 2007  

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