Azúcar: Un insulto al libre comercio
Los consumidores de azúcar en México, Estados Unidos, Europa y Japón pagamos dos o tres veces más por ese endulzante que el precio internacional. ¿Por qué? Pues ¡porque producimos azúcar!…tal parece que si no lo hiciéramos nos saldría mucho más barata.
El mercado mundial del azúcar es un ejemplo perfecto, de libro de texto, de todas las aberraciones que provoca el proteccionismo comercial y de cómo la intervención de los gobiernos para proteger a una minoría de productores condena a los consumidores de esos mismos países no sólo a pagar precios más altos sino a pagar impuestos que sirven para subsidiar a los productores más ineficientes.
Cita: “…la variación anual del precio del azúcar entre junio y diciembre pasó de 2.09 a 31.93 por ciento. El aumento en el precio de este endulzante NO estuvo asociado a incrementos en sus cotizaciones internacionales. En respuesta a dicho incremento se autorizaron a partir del 30 de agosto una serie de cupos a la importación. Adicionalmente, se elevó la disponibilidad del producto por la zafra que inició en noviembre. No obstante, el descenso en los precios fue limitado (en diciembre de 2006 los precios internos del azúcar superaron a los externos en 136 por ciento)”. Termina la cita del Informe de Inflación octubre-diciembre de 2006 del Banco de México.
Antes de que algún demagogo silvestre quiera aprovechar estos datos para exigir aumentos salariales de emergencia o promover marchas de protesta, debo advertir (al odioso demagogo y a los, esos sí, amables lectores) que el caso del azúcar es el ejemplo perfecto de que la mejor respuesta a los problemas de carestía en los países pobres y en desarrollo (¡y hasta en los países desarrollados!) es libre comercio, más libre comercio y más libre comercio. También debo advertir que el hecho de que en México el azúcar estuviese en diciembre 136 por ciento más cara que en el mercado libre internacional no es, por desgracia, algo anómalo: Los consumidores de Estados Unidos, de la Unión Europea y de Japón pagan dos y hasta tres veces más por el azúcar que las cotizaciones internacionales del azúcar “libre”, que sólo representa algo así como el 15 por ciento de la producción mundial.
Más todavía: Las aberraciones del mercado mundial del azúcar son el ejemplo más dramático de que la retórica de los políticos del mundo a favor del libre comercio es desmentida todos los días por las acciones proteccionistas de los gobiernos a los que pertenecen esos mismos políticos.
El caso del azúcar – uno de los mercados más distorsionados por la intervención de los gobiernos a favor de prósperas minorías de productores en detrimento de cientos de millones de consumidores- es también el mejor ejemplo de por qué hasta ahora los esfuerzos de la Organización Mundial de Comercio para terminar con el proteccionismo agrícola han fracasado.
Hagamos una protesta multitudinaria, sí, pero para exigir, ¡ya!, verdadero libre comercio. En los próximos artículos seguiré con este amargo asunto del azúcar.
El mercado mundial del azúcar es un ejemplo perfecto, de libro de texto, de todas las aberraciones que provoca el proteccionismo comercial y de cómo la intervención de los gobiernos para proteger a una minoría de productores condena a los consumidores de esos mismos países no sólo a pagar precios más altos sino a pagar impuestos que sirven para subsidiar a los productores más ineficientes.
Cita: “…la variación anual del precio del azúcar entre junio y diciembre pasó de 2.09 a 31.93 por ciento. El aumento en el precio de este endulzante NO estuvo asociado a incrementos en sus cotizaciones internacionales. En respuesta a dicho incremento se autorizaron a partir del 30 de agosto una serie de cupos a la importación. Adicionalmente, se elevó la disponibilidad del producto por la zafra que inició en noviembre. No obstante, el descenso en los precios fue limitado (en diciembre de 2006 los precios internos del azúcar superaron a los externos en 136 por ciento)”. Termina la cita del Informe de Inflación octubre-diciembre de 2006 del Banco de México.
Antes de que algún demagogo silvestre quiera aprovechar estos datos para exigir aumentos salariales de emergencia o promover marchas de protesta, debo advertir (al odioso demagogo y a los, esos sí, amables lectores) que el caso del azúcar es el ejemplo perfecto de que la mejor respuesta a los problemas de carestía en los países pobres y en desarrollo (¡y hasta en los países desarrollados!) es libre comercio, más libre comercio y más libre comercio. También debo advertir que el hecho de que en México el azúcar estuviese en diciembre 136 por ciento más cara que en el mercado libre internacional no es, por desgracia, algo anómalo: Los consumidores de Estados Unidos, de la Unión Europea y de Japón pagan dos y hasta tres veces más por el azúcar que las cotizaciones internacionales del azúcar “libre”, que sólo representa algo así como el 15 por ciento de la producción mundial.
Más todavía: Las aberraciones del mercado mundial del azúcar son el ejemplo más dramático de que la retórica de los políticos del mundo a favor del libre comercio es desmentida todos los días por las acciones proteccionistas de los gobiernos a los que pertenecen esos mismos políticos.
El caso del azúcar – uno de los mercados más distorsionados por la intervención de los gobiernos a favor de prósperas minorías de productores en detrimento de cientos de millones de consumidores- es también el mejor ejemplo de por qué hasta ahora los esfuerzos de la Organización Mundial de Comercio para terminar con el proteccionismo agrícola han fracasado.
Hagamos una protesta multitudinaria, sí, pero para exigir, ¡ya!, verdadero libre comercio. En los próximos artículos seguiré con este amargo asunto del azúcar.
Etiquetas: azúcar, demagogia, inflación, OMC (WTO), proteccionismo comercial
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