domingo, 28 de enero de 2007

Preguntarle a Brasil

México tiene muchas cosas que aprender de la experiencia de Brasil. Tanto acerca de lo que no se debe hacer – por ejemplo, política fiscal o política comercial-, como acerca de lo mucho que sí se debe y se puede hacer – por ejemplo, política energética o cómo transformar una gigantesca petrolera estatal en algo más o menos competitivo y rentable.

El coeficiente de recaudación tributaria a Producto Interno Bruto en Brasil es de alrededor de 29 por ciento. Ese mismo coeficiente en México fue de menos de 10 por ciento en 2005 (considera únicamente recaudación de impuestos federales). Entiendo que la cifra brasileña de recaudación hace salivar de envidia a muchos en México, empezando por los políticos.

Error: Ese indicador en el caso de Brasil es el ejemplo más elocuente de que mayores ingresos tributarios NO son ninguna solución automática a los problemas de pobreza, falta de productividad y, por ende, de competitividad de la economía, avance de la economía informal y – atención- vulnerabilidad fiscal del Estado.

Para acabar pronto: Riesgo país de México, 100 puntos base. Riesgo país de Brasil, 183 puntos base. México: Equilibrio o superávit fiscal. Brasil: Déficit fiscal.

Moraleja: Si alguien cree que la razón más importante para hacer una reforma tributaria en México es aumentar el coeficiente de recaudación – por ejemplo, para convertirnos de la noche a la mañana, gracias a la cifra mágica “recaudación/PIB”, en una “Economía de Bienestar”- ese alguien está totalmente equivocado. Por cierto: Son muchos, o muy ruidosos, los equivocados.

Es un simple problema de identificar bien las causas y los efectos. La mayor recaudación – que puede lograrse, como en el caso de Brasil, a expensas de castigar más a la economía formal con mayores tasas impositivas y mayor número de gravámenes- NO es causa de crecimiento económico; podrá ser, en el mejor de los casos, resultado o efecto de un mayor crecimiento económico. El objetivo no debe ser recaudar más, sino crecer más como país en forma sostenida.

Lo expresa atinadamente William W. Lewis en su ya clásico análisis acerca de la productividad: El actual nivel de desarrollo (ingreso por persona) de Brasil es, hechas todas las ponderaciones necesarias, equivalente al de Estados Unidos en 1913. ¿Cuál era el coeficiente “recaudación/PIB” de Estados Unidos ese año? Sólo 6 por ciento. La carga tributaria en Estados Unidos en ese entonces NO resultaba un incentivo para el crecimiento explosivo de la improductiva economía informal, no distorsionaba la asignación de recursos en la economía, fomentaba la competencia y el crecimiento.

Hoy en Brasil hay mayor número de personas empleadas en la economía informal que en la economía formal. Hay niveles lacerantes de pobreza (sí, como en México, o peores), y hay una insoportable carga – no sólo fiscal, sino de trabas comerciales y regulativas- sobre inmensas áreas de la economía formal, que inhiben la inversión y la creación de empleos.

¿Alguien comentó esto en Davos?

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1 Comentarios:

Blogger Ramón Mier dijo...

En verdad que Brasil es un país burocrático. Nosotros importamos semillas de Brasil y nos sorprende que los trámites que tienen que hacer las empresas brasileñas para poder exportar sus productos son casi tan complejos e innecesarios como los que tenemos que hacer aquí para poder importarla.

Uno supondría que en un país como Brasil cuya economía depende tanto de las exportaciones agrícolas habría pocas barreras para ello, pero nada más lejos de la realidad.

enero 29, 2007  

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