¡Ay, Dios!, ¡cuánto teólogo!
Aunque “creer” es más barato que “saber” no necesariamente es un buen negocio, sobre todo cuando los datos – frías cifras, tercos hechos – que nos permitirían saber – y no disfrazar nuestra ignorancia con el ropaje del dogma- están a la mano, disponibles para quien tenga tiempo de buscarlos.
No había caído en la cuenta. El artículo de ayer de Bruno Donatello en El Economista me ha abierto los ojos: Gran parte del problema de nuestros desgarradores desencuentros públicos radica en que hay demasiados teólogos – o émulos de teólogos, para ser exactos- profiriendo dogmas acerca de materias humanas, que no requieren una teología dogmática para ser creídas, sino de un examen, objetivo e informado, para ser sabidas.
La Santísima Trinidad es un dogma de la Fe católica que, por su contenido, excede la capacidad de cualquier ser humano para ser descifrado, pero es absurdo que pulule tanto dogma de fe en materias tan pedestres como a cuánto asciende el pasivo laboral del ISSSTE o qué se hizo con los excedentes presupuestales – petroleros o no- en el pasado inmediato.
En ambos casos – el de las pensiones y el de los excedentes- no estamos ante materias de fe (lo que se cree por autoridad divina dado que no se puede descifrar) sino ante datos fríos, hechos tercos, información documentada y, por fortuna, pública. Sin embargo, gran parte de lo que se dice sobre estos asuntos se nos ofrece en envoltura de teología dogmática, decretando de antemano que “o se cree o no se cree, punto”.
Me sorprende que de nueva cuenta se propale el dogma de que “no se sabe” en qué se gastaron los excedentes fiscales – petroleros y no petroleros- generados en el pasado inmediato, cuando tal información, minuciosa, ha sido difundida profusamente. Sin ir más lejos, e incurriendo en la vanidad, sugiero a esos teólogos dogmáticos leer mi artículo del pasado 14 de marzo: Mitos acerca del gasto público en 2006 (parte III). Mejor todavía, pueden consultar todo lo que querían saber – pero temían preguntar- en el Informe sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública del cuarto trimestre de 2006 difundido por la Secretaría de Hacienda (en la página 29, por ejemplo, hay un didáctico cuadro sobre el origen y aplicación de tales recursos, muy útil para teólogos apresurados).
No había caído en la cuenta. El artículo de ayer de Bruno Donatello en El Economista me ha abierto los ojos: Gran parte del problema de nuestros desgarradores desencuentros públicos radica en que hay demasiados teólogos – o émulos de teólogos, para ser exactos- profiriendo dogmas acerca de materias humanas, que no requieren una teología dogmática para ser creídas, sino de un examen, objetivo e informado, para ser sabidas.
La Santísima Trinidad es un dogma de la Fe católica que, por su contenido, excede la capacidad de cualquier ser humano para ser descifrado, pero es absurdo que pulule tanto dogma de fe en materias tan pedestres como a cuánto asciende el pasivo laboral del ISSSTE o qué se hizo con los excedentes presupuestales – petroleros o no- en el pasado inmediato.
En ambos casos – el de las pensiones y el de los excedentes- no estamos ante materias de fe (lo que se cree por autoridad divina dado que no se puede descifrar) sino ante datos fríos, hechos tercos, información documentada y, por fortuna, pública. Sin embargo, gran parte de lo que se dice sobre estos asuntos se nos ofrece en envoltura de teología dogmática, decretando de antemano que “o se cree o no se cree, punto”.
Me sorprende que de nueva cuenta se propale el dogma de que “no se sabe” en qué se gastaron los excedentes fiscales – petroleros y no petroleros- generados en el pasado inmediato, cuando tal información, minuciosa, ha sido difundida profusamente. Sin ir más lejos, e incurriendo en la vanidad, sugiero a esos teólogos dogmáticos leer mi artículo del pasado 14 de marzo: Mitos acerca del gasto público en 2006 (parte III). Mejor todavía, pueden consultar todo lo que querían saber – pero temían preguntar- en el Informe sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública del cuarto trimestre de 2006 difundido por la Secretaría de Hacienda (en la página 29, por ejemplo, hay un didáctico cuadro sobre el origen y aplicación de tales recursos, muy útil para teólogos apresurados).
Etiquetas: cifrar y descifrar, demagogia, finanzas públicas, pensiones, políticos
1 Comentarios:
Ya lo dijo Serrat:
"nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio".
Y precisamente porque la verdad no tiene remedio muchos prefieren creer en muchisimas cosas que no pueden ser verdad.
Es más fácil creer en el ratón de los dientes, en las hadas madrinas, los reyes magos y en el gasto público como motor del desarrollo que enfrentar la irremediable verdad de que nada es gratis.
Parafraseando a mi amigo Alfredo Fernández:
¿Que les lleva a pensar a los manifestantes que el gobierno es santa claus? ¿Qué les hace suponer que se portaron bien?
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