¡Hay que prohibir el suero oral!
Dos ejemplos de cómo funciona la lógica mercantilista a la que se adhieren cotidianamente multitud de gobiernos, políticos, sindicatos, periodistas, académicos y organizaciones no gubernamentales.
Imagine el lector que en un país pobre, como Bangladesh, se descubre una terapia de rehidratación oral que es cien veces más económica que la terapia usada hasta entonces: 50 centavos de dólar por paciente atendido contra 50 dólares por paciente atendido. Ahora imagine el lector que algunas poderosas compañías farmacéuticas en países desarrollados, que generan empleos y pagan millones de dólares de impuestos, poseen la patente de la terapia usual hasta entonces para atender la deshidratación – la de 50 dólares por paciente- y detectan que el descubrimiento del suero oral y su difusión en el mundo significará que su producto patentado desaparecerá del mercado y, con ello, cientos de empleos directos y miles de empleos indirectos, amén de la disminución de las utilidades, de la pérdida para los accionistas en bolsa y del menor pago de millonarios impuestos.
En la lógica mercantilista habría que prohibir el suero oral ¡para salvar empleos! En la lógica mercantilista son más importantes esos empleos (y las utilidades, y los impuestos pagados) que la vida de millones de niños que mueren de deshidratación – derivada de enfermedades gastrointestinales- en los países pobres. Por fortuna, en el caso del suero oral la lógica mercantilista fue derrotada.
Imagine ahora el lector que gracias a la investigación tecnológica, a innovaciones productivas y a condiciones inmejorables de suelo y clima – entre otros factores- Australia, Nueva Zelanda y Brasil pueden producir y vender azúcar a 12 centavos de dólar la libra puesta en cualquier puerto del mundo, mientras que en México el precio del azúcar es de 28 centavos de dólar la libra (precios aproximados vigentes en enero de 2007).
En la lógica mercantilista hay que impedir a toda costa que cien millones de consumidores mexicanos – país que tiene el segundo lugar mundial en consumo de azúcar por habitante- puedan adquirir ese edulcorante 57% más barato. ¡Hay que salvar empleos de cañeros, hay que salvar utilidades de los dueños de ingenios!, ¡salvar al campo es salvar a México!
Para que después nos digan que todos somos iguales. No, en la lógica mercantilista, como en la granja de Orwell, “unos son más iguales que otros”. Ya sabemos quiénes.
¿Progresistas?, ¿de izquierda? No me hagan reír.
Imagine el lector que en un país pobre, como Bangladesh, se descubre una terapia de rehidratación oral que es cien veces más económica que la terapia usada hasta entonces: 50 centavos de dólar por paciente atendido contra 50 dólares por paciente atendido. Ahora imagine el lector que algunas poderosas compañías farmacéuticas en países desarrollados, que generan empleos y pagan millones de dólares de impuestos, poseen la patente de la terapia usual hasta entonces para atender la deshidratación – la de 50 dólares por paciente- y detectan que el descubrimiento del suero oral y su difusión en el mundo significará que su producto patentado desaparecerá del mercado y, con ello, cientos de empleos directos y miles de empleos indirectos, amén de la disminución de las utilidades, de la pérdida para los accionistas en bolsa y del menor pago de millonarios impuestos.
En la lógica mercantilista habría que prohibir el suero oral ¡para salvar empleos! En la lógica mercantilista son más importantes esos empleos (y las utilidades, y los impuestos pagados) que la vida de millones de niños que mueren de deshidratación – derivada de enfermedades gastrointestinales- en los países pobres. Por fortuna, en el caso del suero oral la lógica mercantilista fue derrotada.
Imagine ahora el lector que gracias a la investigación tecnológica, a innovaciones productivas y a condiciones inmejorables de suelo y clima – entre otros factores- Australia, Nueva Zelanda y Brasil pueden producir y vender azúcar a 12 centavos de dólar la libra puesta en cualquier puerto del mundo, mientras que en México el precio del azúcar es de 28 centavos de dólar la libra (precios aproximados vigentes en enero de 2007).
En la lógica mercantilista hay que impedir a toda costa que cien millones de consumidores mexicanos – país que tiene el segundo lugar mundial en consumo de azúcar por habitante- puedan adquirir ese edulcorante 57% más barato. ¡Hay que salvar empleos de cañeros, hay que salvar utilidades de los dueños de ingenios!, ¡salvar al campo es salvar a México!
Para que después nos digan que todos somos iguales. No, en la lógica mercantilista, como en la granja de Orwell, “unos son más iguales que otros”. Ya sabemos quiénes.
¿Progresistas?, ¿de izquierda? No me hagan reír.
Etiquetas: "izquierda", agricultura, alimentos, Australia, azúcar, Brasil, Historia de México, liberalización comercial, lógica de la acción colectiva, mercantilismo, Nueva Zelanda
2 Comentarios:
Lo peor del caso es que no hay obstáculos insalvables para poder producir en México azúcar mucho más barata.
Pero no hay incentivos para hacerlo. Todo lo contrario, hay que mantener la baja productividad a toda costa para seguir recibiendo "protección".
Poderoso y adictivo es sin duda el veneno d ela protección gubernamental.
Tienes razón. Tenemos casi las mismas ventajas "naturales" (clima, suelo) que Brasil y también podríamos producir etanol a partir de la caña (mucho más barato y eficiente, el proceso quema menos combustibles fósiles, que el etanol producido en Estados Unidos a partir del maíz y a golpe de subisidios políticamente verdes...Podríamos, pero...¿has intentado convencer a un tipo que lleva 40 años sentado en un cómodo sillón, al que llevan comidas, bebidas y entretenimiento, de las bondades de hacer ejercicio?
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