Ciudad de México: ¿Ombligo continental?
¿En serio hay quien cree que la Ciudad de México pueda volverse “la sede continental preferida de los corporativos multinacionales”?, ¿de veras?, ¿una ciudad en la que moverse es lo más semejante a convertirse en ratón de laboratorio eludiendo cada día nuevos obstáculos en un laberinto diseñado por idiotas?
No entiendo esa vocación competitiva chafa que les ha surgido a ciertos “genios” mexicanos. Es chafa porque conciben la competitividad como una variante de las clasificaciones que hace la FIFA o un periódico de deportes respecto de qué seleccionado nacional de futbol ocupa tal o cual sitio en una tabla de posiciones.
El chiste para estos visionarios es, por ejemplo, que la Ciudad de México le gane a Sao Paulo o a Miami y se vengan aquí, al ombligo del mundo, las sedes de los más importantes corporativos multinacionales. Y quien padece todos los días la Ciudad de México, ¿qué gana con esa competencia de vanidades, si lleva años esperando que funcione eficazmente la recolección de basura o si tiene que recurrir diariamente a toda clase de artilugios para detectar los nuevos obstáculos a vencer para llegar a su trabajo?, ¿será una manifestación – de esas que no sólo jamás se reprimen, sino que son diligentemente auxiliadas por las autoridades locales-, será un “operativo vial” que cerró alguna avenida atravesando una patrulla o con cintas de plástico amarradas entre dos postes?, ¿qué gana a cambio de enrolarse en esa carrera de los más populares quien tiene que gastar miserablemente tres horas de su jornada en llegar de un punto a otro?
La competitividad es un derivado de la productividad, no un sitio en una lista convencional publicitada a los cuatro vientos.
Una ciudad en la que los registros de propiedad carecen de confiabilidad, una ciudad en la que el transporte público es sucio, insuficiente, con tarifas distorsionadas, una ciudad en la que la última gran obra vial es el medio más rápido para llegar a un embudo, una ciudad en la que el agua se tira, no se cobra, o se cobra de veras mal, una ciudad en la que 30 subnormales pueden cerrar las principales avenidas por horas o hasta por días…¡por favor!, una ciudad así es un monumento a la improductividad.
No entiendo esa vocación competitiva chafa que les ha surgido a ciertos “genios” mexicanos. Es chafa porque conciben la competitividad como una variante de las clasificaciones que hace la FIFA o un periódico de deportes respecto de qué seleccionado nacional de futbol ocupa tal o cual sitio en una tabla de posiciones.
El chiste para estos visionarios es, por ejemplo, que la Ciudad de México le gane a Sao Paulo o a Miami y se vengan aquí, al ombligo del mundo, las sedes de los más importantes corporativos multinacionales. Y quien padece todos los días la Ciudad de México, ¿qué gana con esa competencia de vanidades, si lleva años esperando que funcione eficazmente la recolección de basura o si tiene que recurrir diariamente a toda clase de artilugios para detectar los nuevos obstáculos a vencer para llegar a su trabajo?, ¿será una manifestación – de esas que no sólo jamás se reprimen, sino que son diligentemente auxiliadas por las autoridades locales-, será un “operativo vial” que cerró alguna avenida atravesando una patrulla o con cintas de plástico amarradas entre dos postes?, ¿qué gana a cambio de enrolarse en esa carrera de los más populares quien tiene que gastar miserablemente tres horas de su jornada en llegar de un punto a otro?
La competitividad es un derivado de la productividad, no un sitio en una lista convencional publicitada a los cuatro vientos.
Una ciudad en la que los registros de propiedad carecen de confiabilidad, una ciudad en la que el transporte público es sucio, insuficiente, con tarifas distorsionadas, una ciudad en la que la última gran obra vial es el medio más rápido para llegar a un embudo, una ciudad en la que el agua se tira, no se cobra, o se cobra de veras mal, una ciudad en la que 30 subnormales pueden cerrar las principales avenidas por horas o hasta por días…¡por favor!, una ciudad así es un monumento a la improductividad.
Etiquetas: Ciudad de México, competitividad, productividad, servicios públicos, sueños guajiros
4 Comentarios:
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Yo nunca he pensado del D.F. solamente como una ciudad pero más como un país porque su población es más grande que las poblaciones de muchos países.
Por eso su funcionario principal tiene el título de "Jefe de Gobierno" en vez de "Presidente Municipal" o "Alcalde".
El Jefe de Gobierno tiene que dirigir "Chilangolandia" más como un gobernador, y las colonias diversas funcionarían más eficientemente con cabildos autónomos semejante a los cantones de Suiza.
... y quieren administrar el aeropuerto cuand no pueden siquiera administrar el trenecito de chapultepec
Ciertamente, no estamos ni cercanamente preparados. Imagina que un buen día llueve bastante, y como no han reparado el drenaje profundo, este ombligo amanece con heces hasta el cogote...
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