martes, 18 de marzo de 2008

Pedagogía de la irresponsabilidad

Con singular denuedo, la Reserva Federal de los Estados Unidos sigue insuflando tres cosas en los mercados: miedo, irresponsabilidad e inflación.


A estas alturas de la crisis en los mercados financieros internacionales ya quedaron en claro varias cosas:

1. Las autoridades financieras internacionales parecen mucho más asustadas que los mercados. La primeras ya entraron en pánico, mientras los mercados siguen sólo nerviosos.

2. Las autoridades financieras le tienen más miedo a una recesión que a los demonios inflacionarios; por eso, paradójicamente, están haciendo todo lo necesario para que el inevitable ajuste recesivo sea más severo y prolongado en la medida que la política monetaria tendrá que lidiar además con una espiral inflacionaria, alimentada por el miedo a la recesión.

3. Las autoridades financieras tienen una profunda desconfianza en la eficacia de los mecanismos naturales de ajuste que poseen los mercados. Según ellas están "protegiendo" a los mercados, pero en realidad los están dejando sin capacidad de respuesta.

4. La participación de la Reserva Federal en el "rescate" de Bearn Stearns ha enviado el peor mensaje; "Mientras podamos – y podemos poco – vamos a evitar que personas e instituciones asuman las consecuencias de sus decisiones erróneas. Nuestra idea del mercado deseable es aquél en el que no existen pérdidas y en el que la irresponsabilidad es recompensada; esto es: nuestra idea del mercado perfecto es la de un mercado que no funciona".

5. Dado el pánico a la recesión que manifiestan las autoridades monetarias de los Estados Unidos – y de Europa y, en gran medida, también los organismos financieros internacionales-, puede pronosticarse con certeza que, antes de superar la crisis, tendremos altas tasas de interés y una severa restricción crediticia.

6. No sabemos la magnitud de los daños que han causado las políticas monetarias laxas del pasado reciente, pero sabemos con certeza que la actual política monetaria – dictada por el pánico a la recesión- tendrá efectos devastadores. No podemos controlar el incendio, pero confiamos en que arrojarle más gasolina contribuirá a extenderlo y prolongarlo.

7. Buena parte de la economía real – no financiera- en el mundo está funcionando aceptablemente, pero las autoridades monetarias de los Estados Unidos no pierden la esperanza de que una crisis en el mercado hipotecario se convierta en una tremenda crisis global. Están trabajando en ello.

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