martes, 1 de abril de 2008

"…con el nombre que se le quiera dar"

Este país está lleno de cochinos privatizadores, vea usted si no.

Un grupo de escritores manifestó hace unos días su oposición a cualquier intento de privatización del petróleo con estas palabras memorables:

"Privatizar, con el nombre que se le quiera dar, es despojo triple: A la gran herencia de la soberanía, a la nación de hoy y a las generaciones siguientes".

Una de las ventajas de que los escritores empiecen a usar el lenguaje con la misma propiedad que los cronistas de partidos de futbol es que hasta los más lerdos, como parece ser mi caso, empezamos a ver con claridad las cosas. Lo que entendí, al leer esta enfática declaración, me aterrorizó.

Pensé en todos los nombres posibles "que se le quiera dar" a la acción de privatizar. Dice el diccionario que ese verbo significa "transferir una empresa o actividad pública al sector privado". Es una definición estrecha porque también podríamos pensar – de acuerdo "con el nombre que se le quiera dar"- que privatizar es sinónimo de transferir cualquier cosa que sea pública – del gobierno, del Estado, de la nación- a una persona singular o a un grupo de personas singulares, esto es a "particulares" como se les suele llamar jurídicamente a los individuos racionales de carne y hueso o a las asociaciones más o menos voluntarias que hacemos los individuos racionales de carne y hueso, también conocidos como seres humanos. Convendrán conmigo que ni la nación, ni el gobierno, ni el Estado, ni el sector público son seres humanos.

Así pues, cada vez que algo que se reputaba como propiedad de la nación, del gobierno, del Estado o del sector público pasa a ser propiedad de un ser humano específico, ese algo se está "privatizando".

¡Horror!, cada vez que alguien dispone de gasolina o cualquier otro energético en México, aunque sea pagando por ello, ese energético se está privatizando y cada vez que ello sucede se efectúa un triple despojo contra cosas de veras sagradas aunque incognoscibles e incomprensibles para los mortales. "Que se deben de creer firmemente, aunque no se puedan comprender" como advertían los viejos catecismos.

Cada vez que le pongo gasolina a mi auto efectúo ese triple despojo. Es inútil pedir misericordia; la santa inquisición petrolera podrá venir en cualquier momento por mí y llevarme sin más a la hoguera.

Y después hay quien dice que este es un país serio.

Etiquetas: , , , , , , , ,

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Cada vez que esos miserables disponen de los recursos monetarios que les transfiere el estado de las no pocas formas que tienen para vivir a expensas del presupuesto público no son privatizaciones?

abril 01, 2008  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal