martes, 22 de abril de 2008

Mi bisabuela Lupita, ¡ésa pesada!

Un cuentito inspirado en otro.

¡Dios!, ¿cuándo entenderán mis padres que estas escasas dos semanas de vacaciones en las que puedo venir a México son para descansar y no para soportar las necedades de mi bisabuela Lupe?

Es grandioso que, gracias a los avances científicos, la gente ahora viva tantos años; lo malo es que todavía no hemos averiguado cómo quitarles lo tonto a algunos.

Si no fuese mi bisabuela le diría algunas cositas. Por ejemplo, lo ridícula que es su presunción de "intelectual"; ¡ella, que fue un modelo de frivolidad e ignorancia que avergüenza a toda la familia! También le explicaría que ningún intelectual de a de veras incurriría en un plagio descarado y después se excusaría diciendo que lo hizo, ¡porque los divertículos intestinales la molestaban! Le tendría que dar unas clasecitas de lógica y de economía política básica para que entendiera que haberse opuesto en 2008 a la tímida reforma que le hicieron a Pemex fue una idiotez; ¿te imaginas el desastre si esos loquitos se hubieran salido con la suya? Hoy, en 2025, México estaría en el más profundo de los hoyos, sin petróleo, sin democracia y sojuzgado por los fascistas herederos de Andrés López, y nosotras, las mujeres, sin otra opción que ser las esforzadas "Adelitas", analfabetas, sometidas a las necedades de algunos "Juanes" fascistas y machines. Ni en sueños estaría hoy terminando mi doctorado en el MIT, ni diseñaría, como lo hago, vehículos autónomos, robotizados, que extraen uranio del fondo del mar y que rescatan vidas en incendios e inundaciones. Por supuesto, ni hablar de las investigaciones acerca de la lógica difusa para mecanismos con inteligencia artificial, ni de la oportunidad de haber sido asistente de investigación de dos premios Nóbel.

Ayer nos soltó, ¡otra vez!, su rollo memorioso: "Tuve el honor de formar parte del comité de intelectuales (de veras, así se autonombraban, no te rías) que apoyaban a López Obrador…Junto con ellos firmé cinco desplegados…" Ahí sí ya no aguanté y a nombre de las tres de sus bisnietas que la escuchábamos aterrorizadas, le dije:

- "¡Ay, bisabuelita!, ni hables de eso, ¿no ves que se nos cae la cara de vergüenza? Mejor sigue viviendo tu melodrama virtual en la red…".

(Cualquier semejanza con algún relato de Guadalupe Loaeza no es casualidad, sino ironía).

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2 Comentarios:

Blogger Sentido Comun dijo...

Con las nuevas reglas de censura disfrazadas eufemisticamente de apertura, no queda mas remedio que llamar a las cosas (y a las personas) por su nombre en los medios que aun nos quedan sin "regular".

Felicidades por ese paso "Voltaireano " Ricardo y a sacarle filo a la pluma.

Saludos.

abril 23, 2008  
Blogger Ricardo Medina Macías dijo...

Gracias, Juan Carlos.

abril 23, 2008  

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